Davos (Suiza). La explosión de la cantidad de datos en circulación, la amenaza de los robots o la inteligencia artificial preocuparon mucho a los líderes mundiales la semana pasada, durante el Foro de Davos, donde varios de ellos temen que los avances tecnológicos sean demasiado rápidos para la humanidad.
Como signo de preocupación, los ministros de 75 países –entre ellos de la Unión Europea, Estados Unidos y China– lanzaron en Davos negociaciones para regular el comercio en Internet de manera: “más previsible, eficaz y segura”.
“El comercio en línea es una realidad en la mayoría de las regiones del mundo, de manera que tenemos que ofrecer a nuestros ciudadanos y a nuestras empresas un entorno comercial que sea previsible, eficaz y seguro”, explicó la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström.
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La advertencia más pesimista llegó por parte del millonario y filántropo, George Soros, en la cena que cada año ofrece coincidiendo con la actividad en Davos, que gestiona el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).
“Quiero llamar la atención sobre el peligro mortal que suponen para las sociedades abiertas los instrumentos de control que el marchine learning y la inteligencia artificial ponen en manos de los regímenes represivos”, indicó, apuntando a China.
Otras de las preocupaciones es la amenaza que supone la robotización para los puestos de trabajo, en un mundo donde las desigualdades son cada vez mayores y donde crecen las opciones políticas radicales.
“Todas estas empresas, tecnológicas o no, tienen una gran responsabilidad”, dijo el vicepresidente ejecutivo de Microsoft, Jean-Philippe Courtois, a la AFP.
Los beneficios de la economía digital tienen que redistribuirse a un número mayor de personas, según él. “Esto quiere decir más responsabilidad, por ejemplo en la educación”, dijo.
Un estudio reciente de la consultora McKinsey apunta a que las empresas subestiman la aceleración del ritmo de la digitalización, los cambios de comportamiento y de tecnología que dictan ese ritmo y, sobre todo, el alcance de la alteración que les espera.
Bill Ready, director operativo de la compañía de pagos Paypal, mencionó que el sector financiero estaba pensado para servir a gente que trabaja de las 9 a .m. a las 5 p. m., para una sola compañía, muchas veces durante toda su carrera”.
“Pero cuando la manera de ganar dinero cambia, la manera de pagar y de gestionarlo también debe cambiar”, agregó el empresario.
En el caso de Microsoft, está optando por la informática desmaterializada, la llamada “nube”, tras darse cuenta de que los sistemas operativos tradicionales, como Windows, están perdiendo terreno.
En un local instalado en la calle principal de Davos, el gigante estadounidense presenta videos para explicar las pequeñas revoluciones que promete la inteligencia artificial.
Sobre el “supermercado del futuro”, con captores que permiten alertar de inmediato al servicio de limpieza si un brick de leche se rompe en el suelo.
Pero las empresas tienen que estar "muy muy claras sobre lo que quieren hacer”, sobre todo porque los avances tecnológicos suscitan muchas tensiones, como en el caso de Uber, en el sector de los transportes, o el de Airbnb en el del turismo y la hostelería.
“Esta cuarta revolución industrial va más rápido de lo que nadie había augurado. Las empresas y los gobiernos llevan retrasos y se quedan atrás”, afirmó Murat Sonmez, un experto del Foro Económico Mundial.
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La influencia de las redes sociales en los procesos políticos, la confidencialidad de los datos personales, pero también la fiscalidad de los gigantes de la tecnología suponen importantes desafíos para los estados.
Europa parece ser pionera en la materia; por ejemplo, con la adopción de un Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), el año pasado.
La número dos de Facebook, Sheryl Sandberg, aprovechó su presencia en Davos para intentar mejorar la imagen de la compañía, marcada por varios escándalos en los últimos meses sobre la protección de los datos de sus usuarios.
“No habíamos anticipado todos los riesgos relacionados con el hecho de poner en contacto a tanta gente entre sí”, dijo en un encuentro organizado por el semanario alemán Die Zeit. “Tenemos que volvernos a ganar la confianza”, añadió.