La venta de libros físicos en Costa Rica se mantiene como una actividad con buena salud y el auge de sus contrapartes digitales parece no ser una amenaza letal para la actividad. Sin embargo, cada librería es una historia distinta y una a una han encontrado su propio modelo de negocio.
En la veterana librería El Erial, ubicada en San José centro y especializada en ejemplares de segunda mano, las ventas tienen su mejor momento en los meses de verano, de diciembre a abril. Con la llegada de las lluvias, la actividad mengua y agosto se sitúa como el más bajo.
Para su propietario, Manuel López, las personas llegan a las librerías a buscar textos o novelas que no se encuentran en Internet, como temas de filosofía europea. “La buena literatura no está en Internet. Eso hace que el libro impreso siga vivo con muy buena salud”, aseguró López.
En la Librería Internacional confirman este apetito de los costarricenses por el libro impreso. Sus ventas venían con números positivos antes de la pandemia y en 2021 y todavía este año se mantienen en crecimiento, según confirmaron en esta cadena.
Las buenas ventas y la intención de ofrecerle al visitante más espacio y comodidad llevaron a la empresa a ampliar varias de sus sucursales, como las de Avenida Central, Lincoln Plaza y Paseo Metrópoli.
“Las ventas de libros físicos crecen todos los años y las ventas digitales se han estacionado”, comentó Erica Marín, subgerente general., quien apuntó que han observado cambios en los gustos de los lectores, algo a lo que el mercado se adapta. Especialmente están en auge la literatura infantil y los libros dirigidos a adultos jóvenes.
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Librería Internacional planea, además, abrir entre 2022 y 2023 cuatro nuevas sucursales en Costa Rica y fortalecer su presencia en El Salvador, con tres nuevos establecimientos, donde operan bajo el nombre de Internacional Libros y Regalos.
En la Librería Andante, en San Pedro, tuvieron una mejora en las ventas durante la pandemia y eso se mantiene. Además, han apostado por la promoción digital.
Para su propietario, Francisco Víctor, los libros físicos y digitales responden a públicos diferentes. “Mi experiencia en la librería es que todos los días hay gente interesada en leer libros impresos”, contó el librero.
En opinión de Víctor, el enemigo de los libros impresos no son los libros digitales, sino las redes sociales y la televisión, con consumos y actividades efímeras.
Por su parte, para Andrea Mickus, de Libros Duluoz, la sostenibilidad del negocio depende del capital o crédito disponible para comprar un inventario suficientemente grande para que pueda perdurar, “a pesar del poco margen con que se trabaja”.
“La mayoría de las librerías pequeñas no tenemos ningún tipo de capital. A la vez pienso que precisamente esa es la gente que más cosas interesantes y de valor cultural está haciendo en sus librerías”, afirmó Mickus.
Más que libros
Las librerías han encontrado diferentes modelos de negocio y, aunque la venta de libros físicos es rentable, han agregado diversos productos a su inventario.
Tal es el caso de Librería Internacional, que desde el 2010 incorporó a su oferta complementos de lectura, como lámparas o separadores, pero también accesorios y hasta regalos, con el fin de mejorar la experiencia del cliente.
Este tipo de artículos sufrió una caída en sus ventas durante la pandemia, debido a que se hacían menos eventos y reuniones, pero desde el año anterior recuperaron su crecimiento.
Libros Duluoz volverá a abrir un espacio físico este año y una de las novedades es la inclusión de una sección amplia de libros usados, con el fin de tener más variedad de precios, y el catálogo tanto de libros usados como libros nuevos va a ser más grande.
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Para su fundadora, los libros usados serán una forma de blindarse ante la fragilidad de una librería independiente.
“Sí creo que sea importante que las librerías encontremos alguna forma de subvencionar el hecho de que sea tan fácil que una librería quiebre”, dijo Mickus.
La Librería Andante conserva también una sección de libros de segunda mano, razón de su nacimiento, y recientemente incursionaron en la venta de revistas, aunque su propietario las considera un producto “hermano” de los libros.
Ofrecen revistas en inglés y en español que, para Víctor, le dan al usuario una experiencia de lectura y visual diferente, con más profundidad y visión única, que apelan a “gente creativa”.
El Erial, con casi 80 años de vida, sigue siendo fiel a sus libros usados, pero también ha agregado acetatos para la venta. Y, además, su dueño ya piensa en incluir dos artículos a su tienda: máquinas de escribir y atriles de lectura.
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Debido a su larga trayectoria, El Erial recibe también donación de libros de antiguos clientes que los heredan a la librería. Sin embargo, no siempre todos los títulos son vendibles
“El Erial es como la nigüenta: vieja pero eternamente joven; se sigue renovando y alimentando con esa buena literatura que estaba en las bibliotecas de la gente viejita”, relató López.
Otras librerías han apostado a los discos o los vinilos como forma de ampliar su inventario y atraer clientes.
Sector dividido
A las puertas de la Feria Internacional del Libro 2022 (FIL), que se celebrará del 26 de agosto al 4 de setiembre, el sector librero del país se muestra dividido.
Los representantes de Libros Duluoz y Librería Andante descartaron la participación de sus marcas en este evento. El Erial nunca ha participado.
La crítica principal que se le hace a la Feria es su nueva locación: pasó de realizarse en la Antigua Aduana, en las cercanías de la Estación al Atlántico, al Centro de Convenciones, en Heredia.
“Para mí la Feria es un evento de la ciudad y la locación que ha tenido históricamente es importante, hace ciudad”, aseveró Víctor.
La Librería Internacional, por su parte, sí será parte de la Feria y tendrá el estand más grande. Marín comentó que apoyan la nueva sede pero están a la expectativa de la convocatoria que logrará ese lugar.
La Cámara Costarricense del Libro, organizadora de la FIL, ha manifestado que pondrá a disposición de los usuarios buses exclusivos desde San José hasta el Centro de Convenciones, en una alianza con la empresa Tuasa con un costo de ¢695 . La entrada a la Feria es gratis, pero el parqueo tiene un costo de $8 si lo compra en el lugar, pero puede costarle $6 si reserva su espacio en el sitio web shop-costaricc.com/parqueos-feria-del-libro-2022/.
“Este recinto nos abre más posibilidades de crecimiento en relación a la cantidad de expositores y público que podemos convocar”, declaró en entrevista reciente a La Nación, Óscar Castillo, presidente de la Cámara del Libro.
Castillo mostró confianza en que la FIL 2022 será exitosa y mencionó que evaluarán el comportamiento del público para decidir si el Centro de Convenciones se convertirá en la nueva casa definitiva del evento librero más importante del país.