El conglomerado chino Fosun compró la marca Thomas Cook, por $14,2 millones, semanas después de la quiebra de la compañía mayorista de viajes, pionera del turismo todo incluido.
Según un acuerdo de compra anunciado el viernes 1.° de noviembre por la noche, en un comunicado, Fosun tendrá la propiedad de la marca Thomas Cook, así como la de las marcas subsidiarias Casa Cook y Cook’s Club, sus redes sociales y el software propietario que utilizaban en la mayor parte de su operación global.
La compra permitirá desarrollar “el robusto crecimiento del turismo chino al extranjero”, dijo Qian Jiannong, presidente de la división de viajes de Fosun.
Medios internacionales informaron de que otras partes de la compañía han despertado interés durante la liquidación.
Por ejemplo, el magnate inmobiliario noruego Petter Stordalen realizó un acuerdo para adquirir el negocio nórdico de Thomas Cook, también conocido como Grupo Ving. Este incluye marcas como Globetrotter, Spies y la aerolínea escandinava de Thomas Cook.
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Caída abrupta
La quiebra de Thomas Cook, en setiembre, dejó a 22.000 personas sin trabajo y llevó al gobierno británico a repatriar a unos 140.000 turistas bajo el apelativo Operación Matterhorn: la mayor operación de repatriación realizada por el país en tiempos de paz.
Los aviones movilizados por la Autoridad Británica de Aviación Civil (CAA) empezaron a despegar desde el archipiélago español de las islas Baleares, donde había entre 25.000 y 30.000 clientes del grupo.
La compañía tenía 178 años de antigüedad y a su fundador, el inglés Thomas Cook, se le atribuye la invención del turismo moderno en 1841, cuando organizó los primeros viajes prepagados en Londres.
Fosun cotiza en la bolsa de Hong Kong y es también propietario de la cadena de residencias turísticas Club Med, con sede en Francia.
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El conglomerado chino había apoyado el acuerdo de última hora para intentar salvar a la compañía, pues era el mayor accionista de Thomas Cook al momento de su quiebra.
La compañía inglesa había presentado un plan de reestructuración en el que Fosun tomaría el control de sus actividades de turoperador, al tiempo que los acreedores (entre otros, los bancos RBS, Barclays y Lloyds) asumirían el de su compañía aérea.
Pero los $1.120 millones prometidos por las partes no eran suficientes y por eso la compañía necesitaba otros $250 millones para continuar con sus actividades. Esto obligó la declaración súbita de quiebra, el lunes 23 de setiembre.
“A pesar de los enormes esfuerzos, las discusiones no se llegó a un acuerdo entre los accionistas y quienes proponían nuevo aporte de dinero”, había anunciado la empresa en mitad de la noche.
Por ello, el directorio concluyó que no había otra opción que dar los primeros pasos para iniciar el proceso de liquidación con efecto inmediato, manifestó en aquel momento el ministro británico de Relaciones Exteriores, Dominic Raab.