EscucharLa reforestación y el cultivo de frutas con un sello de diferenciación llevaron a Luis Salazar Rodríguez, médico de profesión, a experimentar en la elaboración de insumos agrícolas amigables con el medio ambiente. El resultado fue la creación de Biopro, la tercera empresa familiar que, desde hace cinco años, ofrece productos a nivel nacional y que también son utilizados en la producción de piñas para la exportación.
La historia empezó hace casi 40 años. Don Luis y su esposa, Sonia Ocampo, también doctora en medicina, se decantaron por el tema ambiental y decidieron aportar a la reforestación. Iniciaron en una finca en Sarapiquí y luego se extendieron a la zona de San Carlos y otras localidades de la zona norte del país. Ahora suman unas 10.000 hectáreas, que agrupan un ecosistema productivo que incluye bosques, humedales, plantaciones forestales y el cultivo de piña y otros frutales.
Posteriormente, se dieron a la tarea de industrializar la madera de árboles con diámetros pequeños, explica don Luis, de 67 años, quien se dedicó a tiempo completo a la actividad, instalando la primera empresa familiar. Doña Sonia se mantuvo ejerciendo su especialidad en oncología, intercalando su trabajo con el cuidado de sus tres hijas.
De esta manera generaron fuentes de empleo en localidades como Los Chiles, Guatuso, Upala y San Carlos. Actualmente, fabrican varios productos y cuentan con nueve puestos de venta en el país, explica Jennifer Salazar, la menor de las tres hijas del matrimonio, quien está a cargo de la gerencia comercial de las empresas familiares. Luego de un período de baja actividad económica, que inició en 2008, la familia decidió incursionar en el área agrícola con el cultivo de piña como una alternativa de diversificación del negocio.
El “caro” inicio de Biopro
Con el interés de generar un valor agregado a la producción de la fruta, don Luis se encontró con el concepto de productos libres de pesticidas, de mucho interés en Europa. Hace 20 años, instalaron en la finca de piñas un laboratorio de bioproductos, con miras a la investigación, con el apoyo de la Universidad de Costa Rica (UCR) y hace cinco años, empezaron el proceso de pruebas. Así empezó Biopro, en Santa Rosa de Pocosol, San Carlos, provincia de Alajuela.
El paso siguiente fue buscar el equipo de profesionales, un proceso que no fue fácil, recuerda don Luis, especialista en medicina del trabajo. “Lo más difícil fue convencer a los agrónomos que tenían una visión que no se podía”, señala. Además, se enfrentaron a pérdidas económicas en el proceso. “Fuimos perdiendo mucho dinero en el proceso de aprendizaje, esas curvas de aprender a hacerlo fueron muy caras en el cultivo”.
“Empezamos Biopro aplicando los productos en nuestras plantaciones. Fue una curva de aprendizaje muy cara. Hasta el año pasado, empezamos a buscar clientes porque vimos los resultados”, añade Jennifer.
El experimento rindió frutos. Ahora, don Luis dice entusiasmado que fue la decisión correcta, sobre todo por la puesta en vigencia del Pacto Verde europeo, lanzado en 2019, que incluye normativas sobre clima, medio ambiente, energía, transporte, industria, agricultura y finanzas sostenibles que buscan colocar a la Unión Europea (UE) en el camino hacia una transición ecológica.
Además de piña, realizaron pruebas en plantaciones de aguacate Hass, de las que actualmente tienen 220 hectáreas, cuyas siembras iniciaron en 2020, con miras a la exportación, además de experimentos con guayaba, coco, guanábana y aguacate de bajura.
El Pacto Verde incluye la estrategia denominada De la granja a la mesa, presentada en 2020, que establece una serie de requisitos que deben cumplirse para poder acceder a este mercado, además de la reducción en el uso de pesticidas en un 50% y de fertilizantes en un 20% para el 2030. Don Luis señala que la producción de piña ya logró reducir al 18% el uso de agroquímicos. “Esto ha sido gracias al aprendizaje y la tenacidad del grupo de trabajo. No es fácil y hacerlo bien es muy difícil”.
La empresa tiene sembradas 1.300 hectáreas de piña y exporta alrededor de 40 contenedores por semana, principalmente hacia Estados Unidos y Europa, refiere don Luis.
Biopro cuenta con asesores externos extranjeros y están en proceso de certificarse como productos orgánicos. La empresa distribuye a nivel nacional bioestimulantes, biocontroladores de hongos, biorepelentes de insectos y mejoradores de suelo.
Yendri Valladares, biotecnóloga, originaria de Santa Rosa de Pocosol, está a cargo de Biopro. Enfatiza que todos los productos son elaborados con normativas que garantizan la calidad y trazabilidad en su uso. Explica que no ofrecen una solución única, sino más bien un enfoque de manejo integrado de plagas que ayude a los productores a reducir la carga química y mantener su rentabilidad. Los productos son elaborados a partir de microorganismos, microalgas y extractos botánicos. Entre las materias primas utilizadas están chile picante, ajo, jengibre, madero negro e higuerilla.
La producción de bioinsumos inició en un área de 75 m² que ya se amplió a 2.000 m². “Tratamos de tener una amplia gama de productos y sobre todo transferir lo que hemos aprendido en nuestras fincas a los productores”. Biopro distribuye siete productos y está por sacar al mercado siete más, entre ellos tres a base de microalgas, lo que implicará además la ampliación de la planta procesadora de estos artículos.
