¿Qué hace un jefe cuando debe medir el trabajo de unos empleados que ya no laboran en su mismo edificio?
Evaluarlo por objetivos, y no por verlo sentado frente a su computadora durante muchas horas, es la clave para que el teletrabajo tenga éxito.
La respuesta de las empresas que lo aplican es contundente, pero también aseguran que fue uno de sus principales retos.
Los paradigmas cambiaron y ahora los empleadores deben mantenerse flexibles, dice la directora de Relaciones Corporativas de Florida Ice and Farm, Gisela Sánchez.
La firma empezó con un plan piloto en el 2008 que incluía a 20 colaboradores en esta modalidad. Ahora son más de 200.
El teletrabajo es, de hecho, un tema en boga en el país.
Un decreto emitido en el 2008 lo normalizó para el sector público, pero ahora el Ministerio de Trabajo pretende también legislar el del sector privado por medio de una ley, dada la necesidad expresada por los empresarios.
A principios de marzo, el Gobierno organizó el primer foro para formular el proyecto de ley.
Entre tanto, los empresarios insisten en los beneficios de esta modalidad, principalmente para el medio ambiente.
“Un lapso promedio de 1,5 horas al día de traslado (de un trabajador hacia su oficina) significa casi 33 días en transporte al año”, explica Sánchez.
La felicidad de los trabajadores dependerá, eso sí, de que la empresa esté preparada para capacitarlos. “Es un proyecto que requiere mucha planificación”, dice la jefa de Recursos Humanos de Laboratorios Zepol, Lucrecia Campos.
El empleador debe sacar tiempo para capacitar a sus colaboradores, definir horarios, aplicar inspecciones de salud ocupacional y cumplir con la normativa del INS para estos casos.
“No es solamente decirles a los trabajadores que vayan a su casa a trabajar”, dice Campos, cuyo proyecto piloto se inició en agosto, con diez colaboradores.
El sector público está obligado, vía decreto, a crear estrategias para implementarlo.
La primera empresa estatal que lo instauró en el país fue el ICE, que ahora cuenta con 253 teletrabajadores.
Tanto para el ICE como para las empresas, la principal motivación no viene del ahorro económico, sino de la productividad, la disminución en las ausencias y el beneficio ecológico.