En el 2018, la cardióloga Yamilah Bouzid se encontraba de viaje en Europa. Mientras caminaba por la famosa Plaza Mayor, en Madrid, sufrió un episodio de muerte súbita. Su corazón frenó, los latidos se estancaron sin razón aparente para una persona que dedica su vida a salvarlas y que procura llevar un ritmo sano.
Gracias a la rápida atención médica, es ella misma quien cuenta hoy esta historia. Desde aquel episodio, la mente de la especialista comenzó a maquinar una de las ideas más importantes de su carrera. La cardióloga pensaba en la forma de cómo permitir a la población acceder de forma fácil y remota a mediciones cardiovasculares que ayudaran a evitar ese tipo de episodios críticos de salud o hasta la muerte.
“Me di cuenta de que hay un gap de lo que es la prevención cardiovascular”, comentó Bouzid.
La idea siguió rondando y comenzó a madurar poco a poco, pero la experta en medicina carecía de un aspecto importante: cómo desarrollar la idea y transformarla en un dispositivo tangible, pues para ello ocuparía ingenieros, científicos y personas con conocimientos en la industria médica.
Fue entonces cuando, por una serie de eventos que podríamos llamar desafortunados, el experto en administración de negocios y empresario de la industria de dispositivos médicos, Rafael Corrales, llegó al consultorio de Bouzid de emergencia. La razón, justamente, era la salud de Corrales, quien acababa de sufrir un incendio en su hogar.
Aunque no sufrió quemaduras y las revisiones de los paramédicos resultaron satisfactorias, Corrales estaba sufriendo un proceso inflamatorio de los alvéolos del pulmón sin saberlo. Cuando arribó al centro médico, su oxigenación estaba en una carrera contra el tiempo.
Tras seis días internado mientras se le suministraba oxígeno y tratamiento, Corrales y Bouzid construyeron una relación de amistad y confianza, que permitió a la doctora atreverse a contar su idea. Corrales se incorporó de lleno desde el inicio, comenzó con varios meses de investigación y hoy ambos son los fundadores de Orbicor Technologies, una empresa que proyecta abrirse camino en grandes mercados como el estadounidense con dispositivos médicos cardiovasculares.
“El objetivo del dispositivo es poder democratizar la salud cardiovascular. Creemos que podemos hacer un cambio para bien de esta sociedad”, comentó Bouzid.
Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de defunción a nivel mundial y se estima que cobra la vida de más de 17 millones de personas cada año. Estas enfermedades constituyen un grupo de trastornos del corazón y los vasos sanguíneos que incluyen cardiopatías coronarias, enfermedades cerebrovasculares y cardiopatías reumáticas, por ejemplo.
UnnoMed
Corrales explicó que el Unno Wave, el primer dispositivo médico creado por Orbicor y que se asemeja a un brazalete o reloj, facilita la medición continua de la elasticidad arterial y otros datos biométricos críticos que ningún otro pequeño dispositivo detecta. Estos datos son enviados a una plataforma a la que tendrán acceso los profesionales en salud, un proceso basado en lo que se conoce como el Internet de las Cosas.
Para medir estos datos, el usuario debe utilizar el dispositivo al nivel de la muñeca y tobillos desde su hogar o el lugar que desee, por cortos periodos. Se diferencia a otros dispositivos al no ser para tratamiento crónico, si no más bien una herramienta de prevención.
Aunque la mira está en importantes mercados como el estadounidense y el europeo, Corrales es claro en que la empresa tiene el objetivo de llegar a países de menores recursos, donde más urge este tipo de dispositivos. Para ello buscarán alianzas con otras compañías.
Es así como la empresa costarricense podría tener entre sus manos una de las herramientas que podría contribuir a evitar la muerte de miles de personas, tras experimentar algunas adversidades de salud e identificar una oportunidad en ello.
Bouzid y Corrales aprovecharon el momento y hoy tienen a alrededor de 20 personas laborando para el proyecto entre ingenieros, diseñadores y científicos costarricenses. La proyección es que a finales de este año el dispositivo podría estar saliendo al mercado estadounidense.
La empresa solicitó en febrero del 2021 la patente para sus productos. Asimismo, Orbicor terminó exitosamente su ronda semilla por un total de $600.000 el año anterior y este mes de julio comenzará su ronda A con el fin de levantar hasta $3 millones adicionales. Los fondos captados hasta el momento son de origen costarricense, estadounidense y europeo.
A la empresa también se unió, como vicepresidente, el empresario Federico Rivera, quien cuenta con trayectoria en la industria de ciencias de la vida y es, actualmente, el presidente de la Asociación Clúster de Dispositivos Médicos Costa Rica. Antes de unirse, Rivera ya conocía a los fundadores, pues compartió espacios profesionales con Corrales y, además, era paciente de Bouzid.
Según comentó Rivera, la intención de empresas como Orbicor Technologies es que Costa Rica se convierta en creador de tecnología y no ser únicamente uno de los mejores maquiladores para la industria a nivel mundial.
Sobre el avance de la empresa, Corrales hizo un reconocimiento a la importancia de que Intel mantenga sus operaciones en Costa Rica, pues gran parte del equipo de Orbicor Technologies creció y adquirió grandes habilidades dentro de la compañía estadounidense. Corrales también formó parte de Establishment Labs, empresa en la adquirió trayectoria en la industria de dispositivos médicos.