Los centros de servicios corporativos continúan su ruta de evolución hacia operaciones de mayor valor agregado e innovación a nivel mundial.
El país contabiliza, según datos de la Cámara de Servicios Corporativos de Alta Tecnología (CamScat), un total de 209 centros de servicios y los empleos siguen en aumento.
Roy Mena, presidente de la organización, destacó que durante la pandemia se aumentó en cantidad de puestos de trabajo. Según datos de CamScat, en el 2016, el sector reportaba alrededor de 55.706 empleos, mientras que para el 2021 ya alcanzaba los 101.396.
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Mena, quien se desempeña como director de asuntos corporativos en Costa Rica de Sykes, empresa de Grupo Sitel, aseguró que el nearshoring así como los incentivos que ofrecen actualmente las zonas francas en el país permiten la atracción nuevas empresas. A continuación, un extracto de la entrevista con el jerarca.
―¿Qué ofrece Costa Rica a las empresas extranjeras que deciden instalarse en el país?
Costa Rica tiene varios años de estar posicionado en varios estudios como el país número uno en preferencia para el tipo de servicios corporativos que se ofrecen. El posicionamiento que tiene viene dado por varios factores y tal vez el principal hoy es la madurez que tiene para este sector.
“Esa madurez se inicia en 1995 cuando la primera empresa de servicios se instala en el país. A partir de ahí comienzan a derivarse competencias que empiezan a atraer a otras empresas. Para 1999, éramos cerca de 800 personas para las empresas de servicios corporativos y el año pasado cerramos con 209 empresas y 101.396 empleos.
“No hay un país (en la región) que tenga la madurez en el sector como lo tiene Costa Rica. En Centroamérica no hay un país que tenga más de 100.000 puestos generados. Nosotros aportamos ampliamente a la economía nacional y a las exportaciones con base en conocimiento porque contribuimos con casi un 8% del PIB y seguimos creciendo”.
―¿Cómo ha evolucionado el sector desde la instalación de la primera empresa de servicios corporativos?
Crecimos de una forma exponencial durante 21 años; un dato muy relevante es que nosotros crecimos en pandemia en 32.000 puestos de empleo. Anteriormente, al país le tomó ocho años crecer en esa cantidad de puestos. A finales del 2011 teníamos apenas 37.000 puestos de empleo y, a finales del 2019, unos 69.000.
“Tomó ocho años generar 32.000 empleos pero en pandemia crecimos en el mismo número de empleos y eso se debe a la madurez del sector, a nuestra ubicación geográfica porque estamos en lo que se llama nearshore, a la democracia sólida y nuestro marco jurídico nos da mucha seguridad, particularmente al régimen de las zonas francas”.
―¿Qué provocó que un sector como el de servicios creciera en época de pandemia?
Los cierres de muchos mercados donde lo sanitario era crítico y era más difícil de lo que nosotros enfrentábamos (...), las fortalezas de Costa Rica y la capacidad de habernos movido ágilmente hacia plataformas virtuales y la posibilidad de seguir contratando personal permitió que las empresas transfirieran algunas de sus operaciones o que sus planes de expansión se aceleraran.
“El manejo de la crisis sanitaria fue ejemplar para otros lugares y para nuestros clientes a nivel general que nos quisieron dar un voto de apoyo”.
― Varias empresas extranjeras del sector han anunciado nuevas vacantes. ¿Costa Rica sí está llenando satisfactoriamente estos espacios? ¿Han identificado algún tipo de vacío en términos de educación para la demanda?
La conversión y reconversión de competencias obligatoriamente incluye el dominio del idioma inglés. Es fundamental para las empresas del sector seguir contando con este recurso para fortalecer los planes de las empresas que se mantienen instaladas pero también para seguir creciendo.
“¿Es suficiente? No lo es. En lo que llevamos del año se pueden contabilizar fácil 3.000 puestos que han sido anunciados de forma pública. Un promedio de 1.000 puestos por mes, que si lo proyectamos podemos decir que este año andaremos por entre 10.000 y 12.000 empleos.
“Pero hay que formar, hay que capacitar. Desde esa perspectiva es fundamental que el país siga invirtiendo en el desarrollo de competencias técnicas y en el aprendizaje de otros idiomas. Tenemos que seguir invirtiendo en programas de bilingüismo y para esto tiene que haber presupuesto estatal.
“Los programas tradicionales de cuatro y cinco años a nivel universitario tienen que revisarse, es importante que las personas avancen con algún idioma y alguna competencia técnica o tecnológica.
Pese a que nuestro mercado es pequeño, nuestra posición es altísima y nuestra propuesta de valor hacia esos países pasa por la cantidad de personas bilingües y el nivel de conocimiento; porque si fuera únicamente por hablar inglés, tarde o temprano las empresas van a buscar otros países donde por 15% o 20% menos (en costos) pueden dar el mismo servicio”.
―¿Como Cámara han podido analizar o medir los efectos que un eventual impuesto mínimo global podría tener sobre las empresas con centros de servicios aquí?
La aplicación de ese impuesto sería para todos los países si se llega a implementar. Nos afecta igual a todos los actores. Los márgenes de utilidad se van a ver reducidos en exactamente lo mismo para todos los inversionistas.
“Todavía existe gran incertidumbre y la OCDE debe concentrarse en pulir muchos detalles. Para nosotros lo importante es que el régimen de zona franca se fortalezca como el marco de seguridad jurídica que nos permita seguir positivos en la región y en el mantenimiento de inversión extranjera”.