La incorporación de nuevos servicios hospitalarios basados en alta tecnología así como de productos destinados a esta industria, retan el desarrollo del cluster o conglomerado de empresas de las ciencias médicas en Costa Rica.
La telemedicina, la salud digital, las cirugías mínimamente invasivas, la bioimpresión, la bioinformática (almacenamiento de datos de pacientes) y la robótica, están en el horizonte de las empresas de ese sector, de alto desarrollo en Costa Rica.
Así lo señaló la especialista Lucía Gross, consultora independiente con más de 30 años de experiencia en la atracción de inversión extranjera directa (IED), en un seminario realizado por la Zona Franca Coyol, este miércoles 14 de abril.
Gross trabajó en la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde), donde fue gerente de Sector de Ciencias de la Vida, antes de su jubilación.
Desde el 2018, la exportación de equipo de precisión y médico se convirtió en el principal sector en cuanto a colocaciones de bienes de Costa Rica. El año pasado, el valor de ese rubro representó 34% del ingreso total por ventas al exterior, según las cifras de la Promotora del Comercio Exterior (Procomer).
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Cinde, precisamente, impulsa el conglomerado de ciencias de la vida de Costa Rica más allá de la manufactura de equipo de precisión y médico, desde hace unos dos años.
El país se promociona ahora en el exterior como un lugar que ofrece una plataforma de convergencia para que empresas de manufactura tecnológica trabajen con las de servicios, en el desarrollo de productos, dijo la agencia de atracción de inversiones, por medio de su oficina de comunicación.
Gross y el presidente de la Asociación de Empresas de Zonas Francas (Azofras), Carlos Wong, explicaron que el país debe irse preparando para desarrollar las nuevas necesidades de las empresas del sector de ciencias médicas.
La preparación de biólogos, médicos, farmacéuticos, dentistas, biotecnólogos y desarrolladores de software especializados, de otro personal con experiencia, así como la legislación o materia regulatoria serán fundamentales, advirtieron.
A esto se unen, añadieron, servicios como la electricidad potente y a costo adecuado, la simplificación de trámites y otros.
Gross puso como ejemplo que en telemedicina un médico costarricense puede prestar servicios a un paciente de otro país, pero actualmente eso no está regulado y mucho menos mediante convenios con otras naciones.
Consolidación y futuro
El conglomerado actual de empresas de ciencias de la vida en Costa Rica posee unas 70 compañías, con unas 31 de ellas de manufactura (fabricante original), 10 contratistas de manufactura y el resto que se califican como suplidoras.
Las exportaciones de equipo de precisión y médico, en tanto, se incrementaron 12 veces entre el año 2000 y el 2020, al pasar de $288 millones a $3.800 millones en ese periodo.
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Ese cluster brinda empleo directo a unas 38.000 personas (datos al 2020), de las cuales cerca del 80% no son bilingües y tampoco requieren de títulos universitarios, pues son operarios industriales, recordó Wong.
Ahora bien, el representante llamó la atención en el sentido de que si bien la mayoría de los puestos no requieren grado universitario en manufactura, los colaboradores deben desarrollar un sentido especial por la calidad del producto y su responsabilidad en la fabricación.
Por eso, dijo, se requiere de academias propias de capacitación, como la que desarrolla zona Franca Coyol, así como del fortalecimiento de los convenios con el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA).
En lo relativo a los puestos donde se exigen más requisitos profesionales, resaltó un convenio con el Instituto Tecnológico de Costa Rica (ICTR), mediante el cual se imparten maestrías en ese parque industrial. Este tipo de colaboración conjunta será fundamental, coincidieron Wong y Gross.
Entre el 2000 y el 2020, Costa Rica pasó de fabricar productos de riesgo sanitario 1 a los de riesgo 3, que ya son los que se colocan en el cuerpo humano (válvulas cardiacas, implantes mamarios) que exigen altos estándares de certificación, cuartos limpios y operarios de manufactura capacitados y comprometidos con la alta calidad, recordó Gross.
Pero ahora viene, relató, una era en donde desde Costa Rica se puede dar atención médica a hogares de adultos mayores, a familias en sus casas, en la cual se pueden fabricar aquí implementos para salud digital (relojes para medir el ritmo cardiaco, aparatos para llevar en el brazo y medir el azúcar en la sangre y muchos otros.