Tras un inicio prometedor en el 2020, como lo reflejan las cifras de llegadas de visitantes internacionales, los hoteleros se enfrentaron, en marzo de ese año, a una temporada cero.
En enero del año pasado, el ingreso de viajeros del extranjero a Costa Rica, por todas las vías, aumentó 1%, respecto al mismo mes del 2019. La cifra era positiva, pero en febrero fue mucho mejor, pues se elevó 9% respecto al mismo periodo anterior.
Sin embargo, en abril del año pasado y ante los cierres por la covid-19, las llegadas cayeron 97%. El sector turismo entró, entonces, en lo que se llamó la “temporada cero”.
¿Cómo enfrentar la situación si los centros de hospedaje necesitan mantenimiento y sostener a personal capacitado, entre otras cosas?
Primero fue frustrante, afirmaron los representantes de los hoteles Tabacón y Arenal Amor, en San Carlos, y del Jungle Vista, en Quepos; sin embargo, luego hubo que hacer ajustes y no dejar caer las empresas.
Uno de esos hoteles tenía solo seis meses de una gran apertura y un inicio de éxito, cuando tuvo que cerrar, en marzo del 2020; otro abrió en agosto, en media pandemia; y el tercero, un centro de hospedaje de 28 años en San Carlos, vivió por primera vez una crisis de tal magnitud.
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Prioridad a los colaboradores
Entre enero y febrero del 2020, el hotel Tabacón, en la Fortuna de San Carlos, que este mes de abril cumplió 28 años en el mercado, capacitó al personal y desarrolló protocolos porque era evidente la llegada al país de la covid-19.
También estableció un comité financiero especial para manejar la situación, el cual acordó dar prioridad en los planes a los colaboradores, explicó Shirley Mora, gerente de Comunicaciones y Relaciones Corporativas.
Este centro de hospedaje, de 105 habitaciones, estuvo cerrado durante ocho meses y debió reducir jornadas a 50% y en algunos casos, a 25%. La empresa capitalizó a su asociación solidarista, para ofrecer préstamos en condiciones especiales a quienes quedaron con media jornada.
A quienes se les redujo la jornada más allá del 50% y a algunos que se les suspendió el contrato laboral se les ofreció la entrega adelantada de una parte de la cesantía, en sumas mensuales, para que no quedaran sin ningún ingreso.
Hubo también acciones a escala de la comunidad. En coordinación con la asociación de desarrollo y un operador turístico que donó el transporte, se repartieron almuerzos preparados en la cocina de Tabacón, en comunidades de la región, los días viernes. “Si los recursos no alcanzaron para dar diarios, al menos se ofrecieron almuerzos, pues era doloroso ver a la gente haciendo fila para recibir un poco de yuca”, recordó Mora.
Otra iniciativa junto con la asociación de desarrollo fue promover las donaciones en una plataforma digital, con cuyo ingreso se compraron diarios. Fue gratificante ver cómo turistas que recordaban con cariño la zona hicieron la donación luego de resaltar las bondades de la gente y la región, explicó Mora.
Y ahora, dijo, hay una satisfacción porque la palabra “solidaridad” estuvo presente en todas las acciones. En este momento, Tabacón ya tiene signos de reactivación, aunque no de recuperación, lo cual ha permitido ir devolviendo al personal a sus jornadas normales y recontratar a otros.
Sin ‘colchón’
Luego de seis meses de la apertura y de ocupaciones que llegaron a alcanzar el 95%, el hotel boutique de lujo, de 31 habitaciones, Arenal Amor, en La Fortuna, San Carlos, recibió el golpe de pronto. Abrieron el 1.° de setiembre del 2019 y en marzo del 2020 tuvieron que cerrar.
“La palabra para calificar la situación es ‘frustrante’”, señaló su gerente general, Erick Lizano.
“No teníamos un ‘colchón’, guardado con años de trabajo, para afrontar la situación económico-financiera. Habíamos sido muy detallistas en la preparación del personal para un hotel de lujo y los clientes eran en su totalidad extranjeros”, recordó el gerente.
En esas condiciones hubo que afrontar la situación. Arenal Amor cerró desde marzo del 2020 y abrió el 1.° de diciembre del mismo año. En ese lapso se mantuvo al 30% del personal, pues se requería mantenimiento de instalaciones, en especial piscinas, jardines y área de instalaciones de maderas.
“Una piscina no se puede dejar abandonada, porque luego la recuperación es muy difícil, así como las áreas verdes que son centrales en el concepto del hotel”, expresó Lizano.
Debieron acudir a tarifas especiales y a paquetes para el turismo local. El visitante local llegó a significar 30% y, actualmente, el hotel está ya recuperando la reservación de extranjeros, tanto que recontrató a 80% del personal de antes de la pandemia.
Fuerte competencia
En media pandemia, en agosto del 2020, el hotel Jungle Vista, en Manuel Antonio, Quepos, decidió mantener su fecha de apertura. ¿Por qué hacerlo en un momento tan difícil? Se gana más con la apertura que teniendo el centro de hospedaje cerrado, resaltó su gerente general, Oren Marciano.
Esta empresa decidió construir el hotel boutique, de 22 habitaciones, en el bosque de Manuel Antonio, en el 2018. Luego de algunos retrasos en la edificación, la apertura se quedó para mediados del 2020, en plena pandemia.
La familia norteamericana, dueña de este establecimiento, es también propietaria de Los Altos, un hotel que igualmente está en Manuel Antonio, cerca del otro. Esto los animó a no posponer la apertura.
Pero la tarea ha sido complicada. A los problemas propios de abrir en media pandemia se unió la fuerte competencia con los precios, reveló Marciano. La reducción de tarifas en hoteles de nivel medio es muy fuerte y obliga a seguir la tendencia, explicó.
“Tengo la fe de que cuando ya se recupere el mercado extranjero vamos a poder lograr la meta de esa expansión. Ahorita ha sido bastante difícil la apertura, pues todos los hoteles buscaban recibir mercado nacional y por la competencia realmente no ha ido tan bien”, lamentó el empresario.
Pese a los buenos porcentajes de ocupación para Semana Santa y algunos fines de semana, Marciano afirma que la reservación promedio apenas está en 20% de la capacidad y que la recuperación será muy lenta.