El turismo que ingresa a Costa Rica por medio de los puestos fronterizos terrestres se vino al suelo con la pandemia. Entre enero y agosto de este año, la entrada de viajeros por esta vía registró una baja del 72% respecto a la cifra observada en el mismo periodo del 2019, un fenómeno que golpea la recuperación de esta actividad, que intenta alcanzar los niveles de visitación prepandémicos para el 2023.
Los datos del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), que agrupan la vía terrestre y fluvial, muestran que para los primeros ocho meses del 2019 se reportó el ingreso de 489.470 personas por ambas vías; en el 2021, en medio de la pandemia, ese dato bajó a 33.504, y para este año, aunque hay una recuperación, los números aún están lejos con la entrada de 137.950 personas (351.520 menos respecto a 2019).
El principal destino emisor de quienes ingresan a Costa Rica por vía terrestre es América Central, que hace tres años reportó la entrada, únicamente en el primer semestre del 2019, de casi 300.000 visitantes; pero para este año, esa cifra alcanzó solo 41.536.
La merma también se dio de extranjeros provenientes desde América del Sur, al pasar de más de 14.000 personas a poco más de 4.000 para los periodos anteriormente indicados.
El fenómeno, a diferencia de la recuperación del turismo por vía aérea que mermó específicamente por la pandemia, la crisis económica y el cierre de fronteras, no solo impacta la recuperación turística en su totalidad sino que ata al sector de manos al responder tanto a la crisis sanitaria que se vivió como a razones sociopolíticas externas a nuestro país, según comentó el ministro de Turismo, William Rodríguez.
“Las oportunidades de movernos en ese campo (para recuperar el turismo terrestre), en mucho no pasan por nuestras posibilidades”, agregó el jerarca del ICT.
De acuerdo a lo conversado, y aunque recalcó que aún es prematuro construir hipótesis sobre la merma de los visitantes por tierra, uno de los factores que pudo contribuir a esta disminución de los visitantes fueron las huelgas y los bloqueos que se presentaron en Panamá y que afectaron a las principales vías que conectan a ambos países.
“En el caso del turismo que viene del norte, ahí tenemos que considerar la vertiente puramente de centroamericanos que vienen para visitar a familiares y amigos y otra vertiente de extrarregionales, en ese sentido creemos que los factores son absolutamente políticos y difícilmente podemos hacer algo en ese sentido”, explicó el ministro, quien aseguró que el turismo desde Panamá podría recuperarse a un ritmo más rápido que el que ingresa desde Nicaragua.
Recuperación aérea
Un escenario contrario al turismo terrestre lo experimenta el aéreo, que entre los meses de enero y agosto tuvo una contracción de únicamente un 13%, si se compara con el mismo lapso del 2019.
Además, la recuperación de visitantes es desigual entre terminales aéreas, pues el Aeropuerto Internacional Daniel Odúber no solo alcanzó la cantidad de turistas que recibió durante el periodo enero-agosto del 2019, sino que lo sobrepasó en 6,6%.
Por su parte, el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría tuvo 20% menos de turistas que ingresaron al país por medio de sus instalaciones, según cifras presentadas por Rodríguez, el pasado 22 de setiembre, en un webinar organizado por la Asociación Bancaria Costarricense (ABC).
Pese a la afectación aún persistente en el turismo terrestre y un nivel todavía por debajo en lo alcanzado en el 2019 por la vía aérea, desde el sector la expectativa es que los niveles de hace tres años se alcancen nuevamente en el 2023, según comentó el presidente de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), Rubén Acón, durante el webinar realizado.
“Eso significa que tenemos que innovar, que tenemos que hacer las cosas bien para lograrlo y tenemos que pensar fuera de la caja”, manifestó Acón.
En el marco del Día Mundial del Turismo, celebrado este 27 de setiembre, el ICT lanzó una campaña de sensibilización llamada “El turismo acá, lo llevamos dentro”, que tiene como objetivo reconocer a la ciudadanía costarricense por el buen trato al turista y por ser anfitriones que, con su familiaridad, anima a los turistas a regresar.