La Corporación Yanber inició, este viernes 1. ° de junio, el cierre de su operación industrial en Costa Rica debido a falta de capital de trabajo para mantener la fabricación de productos de plástico.
La decisión significará la liquidación de 91 trabajadores de la planta de producción. Se quedarán unas 50 personas, administrativos en su mayoría. Fuera del país, la planilla asciende a 26 trabajadores.
En febrero del 2016, en la empresa laboraban 454 trabajadores.
Francis Durman, presidente de la compañía, confirmó a La Nación el cese de operaciones y agregó que a cada empleado se le pagará la totalidad de las prestaciones laborales.
"Hemos tomado una decisión muy importante que es cesar la operación productiva de la Corporación Yanber en Costa Rica. Esto causa que hoy paremos todas las máquinas. Esto nos lleva a tener que prescindir de todos los empleados de la planta productiva", detalló el empresario.
Durman explicó que la casa matriz de la empresa es la que enfrenta los problemas de continuidad. Colombia, Brasil y Panamá aún son consideradas subsidiarias viables.
Además, explicó que las razones del cierre se fundamentan en que no cuentan con recursos para la compra de materia prima, y reconoció que subestimaron los cálculos del costo de salvamento de la empresa, en vista de la magnitud de la supuesta estafa en la que incurrió la administración anterior, cuando era propietario Samuel Yankelewitz.
También mencionó la crisis mediática, luego de conocerse con más detalle las irregularidades de la anterior administración de Yanber, pues esto habría generado la pérdida de confianza entre los clientes de la compañía.
Al 31 de marzo anterior, la Corporación Yanber reportó un patrimonio negativa por ¢2.679 millones. El activo total de la empresa ascendió a ¢26.389 millones y el pasivo total a ¢29.068 millones, según los estados financieros de la compañía, en poder de La Nación.
La principal deuda por pagar de la empresa son los créditos con bancos estatales, monto que asciende a ¢15.374 millones.
Génesis de la crisis
Los problemas de la empresa se hicieron públicos desde mayo del 2015, cuando la Corporación acudió a los tribunales para solicitar un proceso de convenio preventivo para evitar la quiebra.
En ese momento, Yanber acumulaba deudas por $62 millones con proveedores y entidades financieras, locales y extranjeras.
Yankelewitz entregó las acciones de la empresa en pago de la deuda con 18 bancos privados al concluir el proceso concursal, en febrero del 2016. Las entidades bancarias pasaron, en ese momento, de acreedores a dueños de la firma.
Además, se readecuó las condiciones crediticias con los bancos estatales: Banco Nacional, Bancrédito y el Banco de Costa Rica (BCR).
El BCR y el Nacional tienen garantizado con bienes y propiedades los recursos otorgados a la empresa. Sin embargo, Banco Crédito Agrícola de Cartago (Bancrédito) no cuenta con garantías.
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En octubre del 2016, las entidades financieras solicitan a Durman y a su socio Allan Rodríguez que compren la Corporación, en $10 millones.
Sin embargo, las deudas de la compañía ascendían a $30 millones. Un total de $25 millones en créditos otorgados por bancos públicos y $5 millones en facturas pendientes con proveedores.
Por este caso, Yankelewitz –de 80 años– hoy cumple una medida de arresto domiciliario dictada en marzo pasado. El Ministerio Público lo investiga por cuatro supuestos delitos de estafa contra entidades financieras.
Además, en febrero pasado, el Juzgado Penal de San José impuso seis meses de prisión preventiva contra el exgerente general de Yanber de apellidos Soto Bolaños, de 48 años; los exgerentes financieros apellidados Paniagua Moya, de 29, y Sandí Sandí, de 71, así como al exdirector financiero, Brenes Chaves, de 54.
A todos se les investiga por supuestamente maquillar los estados financieros de Yanber con el objetivo de obtener financiamiento en la banca y materia prima de proveedores.
Detonantes del cierre
Francis Durman intentó, durante 30 meses, sacar a la empresa de la crisis financiera. Sin embargo, la compañía hoy es inviable, aseguró, por una serie de golpes que afectaron su operación.
El primer problema se enfrentó luego de finalizado el proceso concursal. Para reactivar la producción, la banca prestó $3 millones a Yanber, pero $2 millones debían destinarse a los honorarios del curador del proceso Miguel Villegas y al abogado de Yankelewitz en el convenio, Francisco Luis Vargas.
La ley establece que cada uno de ellos recibe el 5% de las deudas legalizadas en el proceso judicial.
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"Se negoció con ellos una forma de pago a plazos, pero hubo siempre que dar un monto grande al inicio. Este fue el primer traspié porque quedamos renqueando con la necesidad de capital de trabajo", explicó Durman.
Al final, se acordó con ambos juristas que solo recibirían el 60% del monto estipulado por la legislación y la cancelación sería en pagos mensuales de $10.000. A Villegas se le dieron $200.000 de inicio, según la sentencia del Juzgado Concursal de San José.
El segundo problema para la nueva administración de Corporación Yanber ocurrió cuando la firma Artavia & Asociados entrega, en abril del 2016, la auditoría forense sobre la empresa.
La reconstrucción revela un supuesto maquillaje de los estados financieros, cuando Yankelewitz era propietario, entre 2010 y 2014.
El principal hecho fue que la firma acumuló una pérdida de ¢21.587 millones en dicho periodo, en vez de una ganancia de ¢3.595 millones descrita en la información financiera entregada a la banca.
Además, se conocieron ventas ficticias por $29 millones a la compañía panameña Interplastic Industries Corporation, fundada por Samuel Yankelewitz.
"Queda clarísimo que hubo manipulación de los estados financieros. Los mismos exfuncionarios reconocieron que había un estado financiero real y otro auditado que se presentaba a los bancos", recalcó Francis Durman.
Durman narró que en mayo del año pasado la empresa enfrentó otro revés, cuando no obtuvo la autorización del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) para el uso de una nueva molécula para utilizarla en la fabricación de una bolsa para el cultivo del banano.
El trámite para aprobación del ingrediente activo, conocido como buprofezina, se había iniciado desde el 2011.
La falta de la molécula generó atrasos en la entrega de producto a sus clientes. El resultado fue que los ingresos de la empresa se redujeron en $700.000 por mes, aseguró el empresario, y la venta de producto a las empresas bananeras significaba, hasta ese momento, el 40% de los ingresos de Yanber.
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El actual propietario de Yanber señala que también los afectó que, entre marzo y abril anterior, en la Comisión Investigadora de Créditos Bancarios de la Asamblea Legislativa, un legislador lo ligó con una empresa de Yankelewitz en Panamá.
Durman explicó que la información era errónea y hubo una rectificación. Sin embargo, hubo pérdida de confianza de algunos clientes que se retiraron.
Tras estos hechos, los propietarios actuales revisan de nuevo la operación y determinan que la planta de Costa Rica debe cerrarse, pues no genera ingresos suficientes para seguir operando.
Además, porque ningún banco ha aceptado financiar la posible venta de líneas de producción, el traslado de equipos a Nicaragua y mantener la continuidad del negocio en el país.
Entrevista
Francis Durman: 'Día a día seguían saliendo esqueletos'
Francis Durman llegó a la Corporación Yanber tras conocerse la crisis financiera de la empresa en mayo del 2015.
Primero llegó a administrarla. Luego, los 18 bancos privados dueños de la compañía le pidieron a él y su socio, Allan Rodríguez, que compraran la empresa. Esto se concretó en octubre del 2016.
Durman aseguró que aceptó involucrarse con Yanber porque su interés era ayudar a los trabajadores.
Luego de 30 meses de intentar poner a flote la empresa, Durman anuncia el cierre de la operación industrial en Costa Rica y explicó las razones de la decisión durante una entrevista con La Nación.
– ¿Por qué se llega al cierre de la operación en Costa Rica?
– Pasamos por el duro aro de tener que rescindir de los trabajadores de Yanber en Costa Rica. La parte productiva la tenemos que cerrar para poder salvaguardar los activos que todavía la empresa tiene: sociedades como Colombia, Brasil y Panamá, que son hijas de Yanber, y son compañías viables porque generan utilidades.
– ¿El cierre es de la operación industrial en Costa Rica?
– Exacto, no lo digo permanentemente, pero no podemos sostener esa planilla como se ha hecho hasta ahora.
"Con todo el pesar del mundo, decir que creí fielmente que podíamos sacar adelante esto, pero definitivamente soy humano y no logré.
"Mientras el corazón late, estamos vivos. Pero estamos en cuidados intensivos. Analizamos todas las vías posibles para buscar una posible salida, pero veo muy difícil, casi imposible, volver a arrancar la parte industrial.
"Analizamos alternativas de adónde mover esa maquinaria para que produzca en países que sean más competitivos".
– ¿Cuáles son las razones (del cierre)?
– Me obliga a retraer al inicio de todo esto. El 26 de mayo del 2015, la compañía se somete al Juzgado Concursal para entrar a un convenio preventivo.
"En ese momento, los bancos se dan cuenta de una situación que originalmente en los estados financieros no se veía. A todos los acreedores los toma con una sorpresa importante. En todo el 2015 se trata de entender qué había ocurrido.
"El 29 de enero del 2016, la junta de acreedores aprueba, por unanimidad, el plan de salvataje propuesto con los datos que había en ese momento y nos daba la posibilidad de sacar esa empresa adelante.
"Para retomar la operación se requerían $3 millones que es aportado por todos los bancos; pero ahí viene el primer golpe, porque no se contempló el pago de las costas de los abogados y el curador, que prácticamente eran $2 millones. Se negoció una forma de pago, pero siempre se tuvo que dar una suma importante al inicio.
"Luego, los bancos me contrataron para administrar la empresa, pero en octubre del 2016, les digo que renuncio porque sin chocolate no hay cacao.
"Entonces los bancos nos piden que compremos la empresa. Al inicio les dije que no, pero insistieron en múltiples reuniones y al final Allan Rodríguez (su socio) y yo aceptamos. La compra fue en $10 millones, se pacta un plazo de pago, se consigue capital de trabajo y arrancamos".
– ¿En qué momento se dan cuenta de las irregularidades financieras?
– Es cuando sale la auditoría hecha por Ronald Artavia (en abril del 2016). Ahí queda clarísimo que hubo manipulación de estados financieros.
"En las declaraciones de los antiguos funcionarios, ellos hacen ver que había un estado financiero que supuestamente era el real y otro auditado que se presentaba a los bancos.
"Para junio del 2017 aún no se logra tener un estado financiero auditado porque aún había información por revisar.
"Era interesante, porque en el día a día seguían saliendo esqueletos. Había sociedades en Guatemala, en Puerto Rico, en la isla de Dominica, en Nicaragua, en Panamá y en Colombia.
"Cuando fuimos presencialmente a ver nos encontramos otro montón de cosas: producto almacenado que no servía para nada y deudas que había que honrar".
– ¿Deudas?
– Tenían problemas de todo tipo: legales, contables, lo que se pueda imaginar. Hubo muchas cosas que no sabíamos.
"Ese fue un golpe muy fuerte. Había huecos que no se habían contemplado y teníamos mucha presión de flujo de caja de pagar a los abogados y los intereses (de los créditos) a los bancos del Estado".
– ¿En qué situación queda con la deuda con los bancos públicos y qué pasa con los privados?
– Cuando se hace el convenio preventivo todos los bancos privados entraron al fideicomiso y reciben las acciones de la empresa.
"A los bancos del Estado se les apoyó para documentar las obligaciones y que tuvieran una garantía real de la totalidad de la deuda. En el convenio se les dio los activos para que respondieran por sus créditos."
Los bancos del Estado recibirán en dación de pago esos activos. Sí tienen garantía real que responden por la deuda (de Yanber).
"Los privados tienen de garantía las acciones de Yanber".
– ¿Y el pasivo con los trabajadores?
– Es interesante porque en algún momento don Samuel (Yankelewitz) dijo que habían puesto $1 millón de su bolsa para pagar los pasivos laborales.
"Primero, ese no es el monto, es muchísimo más que eso, por lo menos de $1,5 millones a $1,6 millones. En este momento para que todas las personas tengan lo que les corresponde estamos haciendo una inyección de dinero.
"Todos los empleados van a recibir lo que corresponde. Eso es lo que tiene que ser. Si no hay activos en la compañía para que responda, yo estoy poniendo el cash para que eso se dé".