María Alejandra López soñaba con ser bióloga marina cuando era pequeña. Su hermana, Ana María, quería ser diseñadora de interiores. Hoy, ambas dirigen una empresa que muchos costarricenses recuerdan con cariño, por acompañarles en momentos de enfermedad.
Devolvámonos a 1924, cuando el abuelo de estas empresarias zarpó desde Venezuela, su país natal, rumbo a Estados Unidos.
Luis Alejandro López se quedó varado en Limón por un desperfecto mecánico de la embarcación en la que viajaba. Su estadía en el país se extendió por un terremoto, y su legado sigue muy presente en los hogares costarricenses.
Este venezolano encontró trabajo en la United Fruit Company como farmacéutico. Como parte de sus labores se vio en la obligación de crear un ungüento que soportara las lluvias del caribe y que combatiera muchos males, algo como una “pomada canaria”, explicó María Alejandra López. Así nació el Zepol, en 1926 (el nombre del producto se forma al leer al revés el apellido de su creador).
Ahora, casi 100 años después, son estas empresarias quienes dirigen Laboratorios Zepol, con una misión bastante clara para la tercera generación de la familia al mando de la compañía: innovar las distintas áreas del negocio.
María Alejandra es la directora general de la compañía desde el 2011, y afirma que la empresa está en un punto en el que debe potencializar su negocio, aprovechando las bases que montaron tanto su abuelo como su papá.
El abuelo de ambas empresarias fundó la Farmacia López, en 1939, ya en San José. Su papá, Alejandro López Van der Laat, fue director general de la empresa entre 1979 y el 2011.
María Alejandra López piensa que los mayores puntos de evolución de la empresa pasan por todas las generaciones. Ejemplificó cuando Luis Alejandro López formalizó la empresa para producir industrialmente; cuando Alejandro López Van der Laat, certificó la planta de producción con estándares internacionales; y ambas hermanas diversificaron la empresa, e innovaron con nuevos productos y modelos de negocio.
Diversificar el negocio
Laboratorios Zepol no solo manufactura productos farmacéuticos y cosméticos para venta local y exportación a Centroamérica, Estados Unidos y Cuba. También manejan una división en la que producen artículos para terceros de todo el mundo.
Ana María López dirige esta sección llamada Contract Manufacturing Division (CMD, División de manufactura por contrato), en la que distintas compañías aprovechan las certificaciones de calidad internacinoales que tiene la planta de Laboratorios Zepol.
Gracias a esas certificaciones, algunos de los productos que fabrican para terceros, y el Zepol, están avalados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA).
Para llegar a este punto la empresa pasó por muchos altibajos, y la pandemia fue un punto de quiebre para la diversificación de negocios que tienen fijada como meta.
La sección de CMD vio dificultades debido a que menos personas invertían en manufacturar productos, los costos de producción y exportación se dispararon y el acercamiento con inversionistas tuvo limitantes.
A pesar de eso, ambas hermanas vieron una serie de oportunidades para reforzar otras áreas. En primer lugar, la línea Zany (productos antisépticos) se elevó por el aumento en el consumo de alcohol en gel y alcohol en spray como forma de prevenir el covid.
Por otro lado, se abrió Zepol Market, una farmacia para suplir la demanda al detalle de los consumidores que buscaban el producto.
María Alejandra reconoció que al cliente le gusta la experiencia presencial “porque huele a Zepol”, pero muchos otros prefieren el comercio en línea, por lo que la empresa habilitó su tienda virtual.
El valor agregado de Costa Rica
Ana María explicó a La Nación que el producto Zepol gusta a los costarricenses debido a que la marca tiene un componente nostálgico por haber acompañado a gran parte de la población durante tantos años.
Pero además de eso, la compañía tiene la posibilidad de destacar a nivel internacional por varios aspectos. En primer lugar, indicó que para el mercado externo es muy llamativo que un producto se sostenga sobre encadenamientos productivos locales.
En segundo lugar, esas materias primas que ofrece la empresa, para que otros manufacturen sus productos en Laboratorios Zepol, pueden ser muy diversas y completamente naturales; una tendencia que está en crecimiento desde hace varios años según la empresaria.
Ana María destacó que Costa Rica es reconocido por ser un país “amigable con el ambiente”, y la planta de manufactura funciona con energía generada por paneles solares, lo que suma un atractivo para Laboratorios Zepol.
Estos aspectos les benefician en un mercado en el que las empresas buscan promover una imagen de responsabilidad social, donde esos detalles son primordiales para los consumidores, según María Alejandra López.
Una responsabilidad con los costarricenses
Las hermanas mencionan que tienen una responsabilidad en manejar una compañía muy querida por los costarricenses.
Explican que buscan cumplir con una amplia variedad de productos con altos índices de calidad, además de brindar oportunidades a micro y pequeños empresarios, apoyando sus emprendimientos o mediante encadenamientos productivos.
María Alejandra admitió que tenían una deuda pendiente con los costarricenses en Estados Unidos, debido a que conseguir productos Zepol en ese país se había vuelto “un lujo”, según menciona.
Este problema lo solucionaron tras tomar control sobre la comercialización de la marca en Amazon, pues la empresa no manejaba la venta de sus productos, ni del precio, en la tienda digital. Eso “democratizó” más el acceso al ungüento y a todos los artículos de Zepol, según María Alejandra.
Según las hermanas, Zepol vende más de 18 productos que van desde el tradicional ungüento para aliviar los síntomas del resfrío hasta artículos para las personas que atraviesan algún proceso de radioterapia.
La marca también es gestora de otras familias de productos de bebidas energéticas, compresas musculares y cosméticos con CBD.
Tras la muerte de dos de sus hermanos, Ana María y María Alejandra son las encargadas de potencializar el legado de su apellido en una empresa que seguirá buscando diversificar y abarcar todas las oportunidades que el mercado les brinde.
Y aunque aún no saben si Distribuidora Zepol Centroamericana seguirá en manos de una cuarta generación, afirman que la empresa tiene un gran margen de crecimiento, pues nadie en ella es indispensable, incluso ellas mismas.
Según Ana María, el cambio de López a Zepol “nada más ocurrió”, y ninguna de las hermanas está segura de cuándo fue.
De lo que sí están seguras es que su abuelo posicionó su apellido en un ungüento de una forma muy creativa y original. Ahora, Zepol es una marca establecida que no estará relacionada a ese reconocimiento familiar, sino a la calidad de sus productos y servicios, coincidieron ambas.