Por Javier Aliaga
Tiwanaku (Bolivia), 18 sep (EFE).- El hallazgo de restos humanos y de animales sacrificados en rituales en la antigua ciudad de Tiwanaku y de la escalinata de acceso a la pirámide de Akapana son los primeros logros de las excavaciones iniciadas en esa localidad del altiplano andino de Bolivia.
Así lo reveló hoy a EFE el equipo de arqueólogos que el mes pasado comenzó a desenterrar la pirámide, que es considerada el monumento bajo tierra más grande de ese complejo arqueológico, situado a unos 71 kilómetros al oeste de la ciudad de La Paz.
Para el jefe de la Dirección de Arqueología de Bolivia, Javier Escalante, se trata de descubrimientos que arrojan importante información sobre la arquitectura tiwanacota y los ritos de sus habitantes.
Tiwanaku fue una de las civilizaciones de mayor vida en tiempos prehispánicos, aproximadamente entre el 1500 antes de Cristo y el 1172 de nuestra era, y tuvo una significativa expansión regional desde el altiplano boliviano, según los arqueólogos.
Los expertos creen que los restos humanos encontrados, entre ellos dos cráneos que muestran deformaciones inducidas, son fruto de los sacrificios que se realizaban al pie de la pirámide.
"Se trata sobre todo de sacrificios, porque están desmembrados, muchos están descabezados o les han cortado los brazos", dijo Escalante, quien recordó que en excavaciones anteriores también se descubrieron huesos de cadáveres aparentemente descuartizados.
La otra hipótesis es que se trata de restos que fueron desenterrados y vueltos a sepultar al pie del monumento.
Por otro lado, la escalinata restaurada por el joven arqueólogo Ludwing Cayo y su equipo, tiene siete niveles, un atrio pequeño en forma de "U", y promete convertirse en uno de los nuevos atractivos del sitio, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2000.
En el lugar se espera descubrir la continuación de la escalinata y, a sus pies, los pedestales con dos figuras líticas que pueden ser "chachapumas" (con forma de felino) y que se cree que custodiaban la entrada al edificio religioso.
La cantidad de escalones, siete, coincide con el número de plataformas que tuvo la pirámide, con el de las gradas de acceso al Templete Semisubterráneo y con las del Templo de Kalasasaya, los otros dos edificios notables de las ruinas.
La obras permitieron descubrir nuevos muros de la construcción piramidal, sistemas de desagüe, puntas de flechas, conchas de caracol, huesos humanos y de camélidos, cuñas talladas en piedra con precisión, restos de cerámica tiwanacota e inca y un fogón colonial, entre otros.
Los centenares de objetos están siendo clasificados con la ayuda de trabajadores indios aimaras de la misma comunidad de Tiwanaku, algunos de los cuales, como César Calisaya o Sixto Cruz, aseguran haberse convertido durante varios años en arqueólogos empíricos.
Los trabajos confirmaron que parte de la pirámide "ha sufrido mucho desmantelamiento, casi en un 60 por ciento", por los saqueos de tesoros durante la colonia y su uso como cantera para levantar casas y templos en la región.
Por esto, según Escalante, es imposible rehabilitar todo el edificio, cuyas dimensiones originales fueron calculadas en 182 metros de ancho por 194 metros de largo y una altura de 18 metros, pero que ahora semeja una colina por el derrumbe de sus pilares.
Su antigüedad se calcula en el año 45 después de Cristo, época de mayor esplendor de esta cultura andina cuyos dominios en su fase imperial se extendieron a territorios actuales del sur peruano y el norte argentino y chileno.
Las excavaciones se realizarán en unos 1.500 metros cuadrados y se removerán unos 3.000 metros cúbicos de tierra, con un trabajo que demandará una inversión global de 160.000 dólares en sus primeros años.
Las ruinas de Tiwanaku, que representan un centro ceremonial y cívico, están cercadas en una superficie de 27 hectáreas, y situadas en una zona con los más altos niveles de pobreza del altiplano, que se intenta paliar con la promoción turística del lugar. EFE
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