Costa Rica prepara una ofensiva para fortalecerse como destino de avistamiento de aves en el 2018. El país figura entre los favoritos para los amantes de la ornitología, un mercado que supera los nueve millones de viajeros y aumenta cada año.
El Instituto Costarricense de Turismo (ICT) identificó esta oportunidad en el 2016 y desde entonces trabaja en la consolidación de la "Ruta de las aves", cuya promoción global comenzará este año.
Esta herramienta será un contacto directo con un turista especializado que, según el perfil general que maneja el ICT, gasta en promedio $3.200 en tours y se queda 18 noches en el país, durante las cuales prefiere los hospedajes de pequeña escala, las comidas autóctonas y compra artesanías con identidad.
La ruta sugiere 12 nodos o puntos estratégicos para la observación de aves, compuestos por comunidades y zonas protegidas. Rodolfo Lizano, director de Gestión y Planeamiento del ICT, afirma que en esta etapa del desarrollo, el trabajo se concentra en mejorar las condiciones para los encadenamientos turísticos.
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En cualquier horario y estación
Aunque en otros países la posibilidad de ver aves se reduce a pocas horas de la mañana y hacia el final de la tarde, aquí hay opciones a lo largo del día, según la zona y las preferencias de los turistas.
Además, las distancias permiten una movilización estratégica como: Monteverde a las 5 a. m., Tempisque a media mañana y Carara al final del día.
También juega a favor de esta actividad su resistencia a las estaciones: se puede practicar con éxito a lo largo del año, y algunos de sus eventos más llamativos se desarrollan en temporada baja.
La migración neártica, por ejemplo, se da entre octubre y diciembre, que es cuando las aves del norte de América migran escapando del invierno.
"Este fenómeno hace a Costa Rica un destino perfecto para el avistamiento de estas especies, ya que las distancias para un observador de aves en Estados Unidos (en Brasil o Perú por ejemplo), para observar todas esas especies, son miles de kilómetros, mientras en Costa Rica, todas ellas se concentran en áreas reducidas durante cierta época del año”, explicó Rafael Soto, gerente de la Ruta de las aves del ICT.
Como actividad especializada, el turismo de aves requiere diferentes niveles de servicio y opciones de inversión variadas. Desde tours de un día, de $150, como los que ofrece Namaterra, hasta opciones de $5.000 por 10 días, con equipo especializado, como los de Costa Rica Birding Journeys.
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¿Qué hace falta?
Costa Rica ya tiene un nombre como destino de turismo ornitológico, pero la preparación para un incremento en las visitas ha puesto en evidencia algunas necesidades del sector.
Rose Marie Menacho y Susana García, de la Asociación Ornitológica de Costa Rica, subrayan la importancia de guías actualizados y profesionales, y el desarrollo de servicios turísticos básicos, sostenibles y con identidad local, preferibles por encima de las cadenas hoteleras.
Además, señalan necesidades puntuales en:
Evitar la saturación. “Los observadores de aves serios no disfrutan de encontrarse con multitudes”, advierte Menacho.
Ampliar horarios en parques nacionales. Las caminatas iniciarán temprano por la mañana, a esa hora ya deben estar en capacidad de recibir público.
Un código de conducta. Las agencias y tour operadores deben acatarlo para una mejor coordinación y generación de valor al visitante.
Minimizar el impacto. Más investigación y datos sobre sitios de anidación y de alimentación, para evitar disturbios en las zonas y épocas sensibles.
Libros y revistas especializados en aves. Senderos autoguiados, y el uso de aplicaciones de ubicación e identificación de especies.
Accesibilidad. Considerar la edad del turista retirado. Miradores, torres y plataformas de observación, escondites para fotógrafos en humedales, rotulación específica en carreteras.