En los últimos 15 años en América Latina y el mundo los países han migrado hacia sistemas cambiarios extremos.
Así lo mostraron el jueves pasado Klaus Schmidt-Hebbel, director de Investigaciones Económicas del Banco Central de Chile y Rodrigo Cubero, economista del Fondo Monetario Internacional, en un seminario sobre el sistema cambiario costarricense organizado por la Academia de Centroamérica.
Schmidt-Hebbel mostró que en Latinoamérica, en 1994, casi todos los países tenían sistemas cambiarios intermedios.
Por ejemplo, Argentina aplicaba la caja de convertibilidad, Costa Rica, El Salvador y Venezuela un tipo de cambio fijo o reptante (como las minidevaluaciones), 16 países aplicaban bandas cambiarias y Perú y Paraguay tenían la flotación.
En el sistema de caja de conversión la autoridad monetaria está obligada a cambiar moneda doméstica por moneda extranjera a un tipo de cambio fijo.
En el sistema de bandas el tipo de cambio varía entre dos extremos y en la flotación el tipo de cambio varía libremente con alguna intervención oficial.
En el 2004, 10 años después solo Costa Rica aplica el sistema de minidevaluaciones; Honduras, Nicaragua y Bolivia utilizan bandas cambiarias y el resto ha migrado hacia la dolarización (moneda no independiente) o hacia la flotación, donde el tipo de cambio flota libremente.
Entre 187 países de todas las regiones, mostró Cubero, en 1990, el 15% tenía sistemas de tipo de cambios fijo (fijación dura), el 66% estaban en el intermedio y el 19% tenían sistemas de flotación.
En el 2005, el 26% tienen fijación dura, 29% están ubicados en sistemas intermedios y el 45% en flotación.
Esta tendencia parece respaldar lo que se ha llamado la "hipótesis bipolar o de las dos esquinas", la cual señala que los países están optando o deben optar por regímenes cambiarios extremos.
Los especialistas mostraron que entre la teóricos no hay acuerdo sobre el mejor sistema cambiario. Eso depende de las condiciones de cada país.
Cada sistema tiene sus ventajas y desventajas.
El sistema de cambio fijo permite hacer política cambiaria, pero se pierde la política monetaria, mientras que el flexible permiten recuperar la monetaria, pero se pierde la cambiaria.