¿Qué traerá la economía del 2023 para los hogares y empresas costarricenses? La respuesta depende de muchos factores y algunos tan inciertos como la evolución de la guerra en Ucrania. A pesar de esto, con la información disponible y las opiniones de autoridades y expertos, es posible trazar algunas líneas que las familias puedan utilizar para organizar sus finanzas y las empresas sus proyecciones.
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La primera vertiente importante es la evolución de la producción, de donde surgen los ingresos de los hogares, las oportunidades de trabajo y las ventas de las empresas.
Las proyecciones del Banco Central, del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica, de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y del Fondo Monetario Internacional, apuntan a que la producción crecerá menos el año entrante.
Eso trae noticias buenas y malas para los hogares y empresas. Lo bueno, explicó el presidente del Banco Central Róger Madrigal, es que la producción crecerá.
“La economía todavía crece, hay más riqueza, hay más producto, hay más oportunidad. Por supuesto que esa riqueza, crecimiento y oportunidad tiene una magnitud cuando se crece a 5% y otra magnitud cuando se crece a 2%”, expresó Madrigal.
Lo malo es, precisamente, que lo hará a menor ritmo, lo cual es señal que los ingresos y las oportunidades crecerán menos que en el 2022. Para este año el Banco Central estima un aumento en la producción de 4,3% y para el siguiente de 2,7%.
“Lo que se prevé para el 2023 es que el país vuelva a los niveles de crecimiento promedio que teníamos antes de la pandemia, que eran insuficientes para generar significativas oportunidades de empleo”, manifestó Pamela Jiménez, economista investigadora del Programa Estado de la Nación.
Los costarricenses arriban al 2023 con una tasa de desempleo cercana al 11% (según el último dato al trimestre agosto, setiembre y octubre) lo que equivale a unas 284.000 personas que buscan trabajo y con dicho crecimiento esperado hay poca esperanza de reducir significativamente esta tasa.
“Con la perspectiva de bajo crecimiento de la producción para el 2023, es muy probable que no lleguemos a los niveles de ocupación que disfrutábamos previo a la pandemia, tampoco, durante el próximo año”, comentó Juan Robalino, director del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica.
Antes de la pandemia, la tasa de ocupación era del 56%, esto significa que 56 de cada 100 personas mayores a 15 años trabajaban. En el trimestre que terminó en octubre fue de 53%.
El sol no sale para todos
Otro aspecto de dicho crecimiento es que es heterogéneo y, por lo tanto, según en la actividad donde se ubique la familia o empresa, así le calentarán los beneficios de la expansión.
Los hogares que tienen personas que trabajan para el régimen especial (zona franca, en su mayoría), así como los proveedores de estas empresas, posiblemente están sintiendo una mejoría porque esta parte de la economía está creciendo a altas tasas (13,6% a octubre del 2022). Aunque Madrigal considera que es difícil sostener por mucho tiempo ese ritmo de dos dígitos.
Madrigal explicó que Costa Rica se ha visto muy beneficiado por la relocalización de empresas extranjeras, pero esto no se dará infinitamente.
Además, hay una nube más y es que la proyección de crecimiento en la producción de Estados Unidos, nuestro principal comprador y proveedor de inversión extranjera, se redujo de 1,2% a poco menos de la mitad, 0,5%.
Quienes tienen ingresos ligados al turismo también han experimentado una bonanza, pues este creció este año de manera sorpresiva, comentó Madrigal.
Por otro lado, los hogares y empresas cuyos ingresos dependen de la agricultura o de la construcción están pasando tiempos más difíciles porque en esas actividades la producción ha caído.
Tasas dejarán de subir
Pero los ingresos de familias y las compañías no dependen solo de la producción, sino que también hay variables financieras que impactan tanto sus entradas, como sus salidas y uno importante son las tasas de interés.
Las tasas de interés, que registraron este año un fuerte aumento beneficiando a los ahorrantes y golpeando a los deudores, se esperan más estables para el próximo año y hasta existe la esperanza de que puedan bajar un poco.
“Estamos viendo que (las tasas de interés) se devuelvan un poquito (en el 2023), no sustancialmente, pero que estén mucho más estables, no al alza como este año, y ya con alguna tendencia hacia la baja. Y en el 2024 las vemos retornando a niveles un poco más aceptables, por lo menos no tan complicadas como han estado en los últimos meses”, dijo Bernardo Alfaro, gerente del Banco Nacional.
La principal razón del aumento en las tasas de interés es el incremento en la tasa de política monetaria que decretó el Banco Central (pasó de 0,75% en diciembre del 2021 a 9% en diciembre del 2022) para evitar que el aumento que sufrió la inflación en el 2022 permanezca más en el tiempo.
El Presidente del Banco Central explicó que el comportamiento de las tasas de interés en el 2023 dependerá del comportamiento de la inflación, que a sus vez influye en las expectativas sobre este último indicador.
“En la medida en que las expectativas bajen hay espacio para que bajen las tasas nominales, todo depende de cómo se comporte la inflación y las expectativas; hay tres datos de una inflación que se modera”, dijo Madrigal.
Inflación seguiría desacelerándose
La esperanza para el 2023 es que el camino de la desaceleración que inició la inflación en setiembre pasado se mantenga. El indicador de precios al consumidor alcanzó un máximo internaual de 12% en agosto del 2022 y a partir de ahí se ha desacelerado hasta alcanzar un 8,26%, en noviembre pasado.
En una charla impartida el pasado 14 de diciembre, el economista José Luis Arce, director de Análisis y Estrategia de FCS Capital, explicó que el aumento en la inflación local obedece, principalmente, a presiones inflacionarias externas y el incremento en los precios de las materias primas, y hay señales alentadoras de que estas presiones inflacionarias externas empiezan a ceder.
Además, la baja en el tipo de cambio en Costa Rica ha estado cayendo desde mediados del 2022 y esto ayuda a bajar los precios de las bienes importados.
Los modelos del Banco Central proyectan que la inflación general retornaría al rango de tolerancia alrededor de la meta (entre 2% y 4%) en el primer semestre del 2024.
Un mercado cambiario con más divisas
Otra de las variables que tiene impacto en los ingresos y gastos de los hogares y empresas es el tipo de cambio. En este campo hay un elemento nuevo muy importante para el 2023, que resta presiones no solo al precio del dólar, sino también a las tasas de interés en colones, que es la venta en el extranjero de bonos de deuda externa que haría el Gobierno hasta por un máximo de $3.000 millones.
Al iniciar el año el Gobierno deberá realizar el pago de un bono de deuda externa por $1.000 millones y según explicó el presidente del Banco Central, Róger Madrigal, eso se verá reflejado en una caída de las reservas monetarias, las cuales se recuperarían de nuevo cuando el Gobierno realice la colocación.
El Ministerio de Hacienda planea finalizar la contratación de los firmas asesoras a mediados de febrero del 2023 y a partir de ese momento, realizar la primera venta de títulos valores en el extranjero.
Por esta colocación, comentó Madrigal, no va a ocurrir una apreciación de la moneda por endeudamiento.
“¿Qué está haciendo el Banco? Restituyendo reservas (en dólares), entonces el Banco, si aparecieron más reservas, compra más reservas”, dijo Madrigal. Él asegura que hay que reponer unos $1.700 millones adicionales.
Otros factores que han alimentado la oferta de divisas son la llegada de turistas, de empresas extranjeras y las exportaciones. Por otro lado, Madrigal llamó la atención en que han caído los costos del transporte internacional.
También la caída en los precios de las materias primas provoca una menor demanda de divisas; así como el incremento en las tasas de interés en colones hace que se compren menos divisas para ahorrar en moneda extranjera.
El primer trimestre del próximo año también será el periodo para pagar el impuesto sobre la renta, lo cual en otros años también ha generado un ingreso de dólares.
Por otro lado, el menor crecimiento previsto en Estados Unidos produciría un menor crecimiento en las exportaciones, el turismo y la inversión, aunque en algunos periodos, como el 2022, se ha dado una desincronización entre el poco crecimiento en esa nación y nuestro país.
En la medida que los factores que alimentan el superávit en el mercado privado de divisas se mantengan el precio del dólar se mantendría bajo.