El agro se fortalecerá a la cabeza de las exportaciones nacionales a la Unión Europea (UE) tanto por la salida del país de la manufactura de Intel como porque el aumento del comercio con ese bloque será en el sector de agroindustria.
Hoy los bienes agrícolas son el 52,89% de las ventas a la UE, pero su participación subirá por dichos factores. Los circuitos integrados representan un 19,23% del total, seguidos por equipos de precisión y de la industria médica con 13,71%, y de la alimentaria con 10,11%. En otros se clasifica el restante 4,06%.
Asimismo, la Promotora del Comercio Exterior (Procomer) y los empresarios prevén que el aumento del comercio a Europa se dará en la parte agroindustrial, según lo pactado en el Acuerdo de Asociación entre Centroamérica y la UE (AACUE). Eso, pese a que productos del área médica toman paulatina relevancia en el ranquin de ventas a aquel bloque.
Hasta hoy, el mercado de la UE es de capital importancia para productos agrícolas frescos como piña, banano, follajes y hojas, azúcar y plantas ornamentales, indican datos de Procomer.
Además, Costa Rica es el principal exportador de América Central a la UE, con cerca del 50% del total de ventas.
Juan Rafael Lizano, presidente de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA), manifestó que los bienes agrícolas ya estaban en la UE sin pagar aranceles, por lo que no se espera un aumento significativo con el AACUE.
Sin embargo, con la vigencia de ese acuerdo, que para Costa Rica cumplirá un año el próximo 1.° de octubre, sí se prevé un incremento paulatino de las ventas de la agroindustria, así como de la industria química.
En eso coincidieron, por separado, Ariana Tristán, coordinadora de Investigación de Mercados de Procomer, y Mónica Segnini, presidenta de la Cámara de Exportadores de Costa Rica. Eso ayudará a sostener una balanza comercial positiva.
Rubros. Tristán cree que el mercado de la UE se debe explotar mediante la identificación de segmentos o “nichos”. Por eso, dijo, será relevante la venta de cacao en polvo o, aún mejor, chocolate, arroz precocido, azúcar orgánico, frutas congeladas o aceites esenciales para el cuidado personal.
Un aspecto que amplía las oportunidades a los productos son las certificaciones ambientales y sociales. Por eso, Tristán recomienda que las empresas las contemplen.
Segnini, en tanto, afirma que la UE ofrece muchas nuevas opciones de mercado, pero exige certificaciones sanitarias, ambientales y sociales y, con ello, altos estándares de calidad.
Como ejemplo puso la papaya, para la cual ya se identificaron oportunidades, pero su aprovechamiento depende de la aprobación de permisos sanitarios. También los congelados de frutas o de raíces, como la yuca, aunque dependen de la instalación de alta tecnología de enfriamiento que permita preservar no solo el sabor sino la textura, olor y otras características.