El Banco Central de Costa Rica (BCCR) entrará al 2024 con un margen más amplio para continuar con las reducciones de su tasa de política monetaria (TPM), un indicador destinado a influir en las tasas de interés en colones del sistema financiero, tanto en préstamos como en ahorros.
Según economistas consultados por La Nación, existe razones internas como el escenario de baja inflación que se espera prevalezca para el próximo año, sumado a que consideran que las reducciones de la TPM aprobadas hasta la fecha han sido tímidas. Añaden que en el entorno internacional, es previsible que los bancos centrales sigan recortando los intereses, o al menos pongan en pausa al ciclo de aumentos.
La Junta Directiva del BCCR acordó, este 20 de diciembre, la disminución de la TPM al 6%, desde el 6,25% vigente desde finales de octubre. Esta decisión se tomó en un entorno inflacionario favorable, ya que el indicador de precios se mantiene en cifras negativas desde junio.
Este ajuste, que rige desde el jueves 21 de diciembre, también coincidió con tres pausas consecutivas en el aumento de la tasa de referencia de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), cuyo comité de política monetaria incluso dejó abierta la posibilidad de recortes en el 2024.
Ante este panorama, economistas consultados por La Nación coinciden en que el Banco Central tiene margan para seguir la dinámica de reducción de su TPM, que se inició desde marzo anterior. Desde entonces, la tasa disminuyó 300 puntos base (p. b.), desde el 9,00% hasta 6,00% con el que entrará al 2024.
Daniel Ortiz, director de Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa), señaló que la reducción actual de la TPM es un paso en la dirección correcta, aunque este economista es de los que considera que, en su magnitud, el ajuste es aún tímido, dada la ausencia de problemas inflacionarios en el 2023.
“El Banco Central todavía tiene buen margen para seguir reduciendo la TPM en el 2024. Hay que recordar que la inflación en Costa Rica ya acumula seis meses de variaciones negativas; las expectativas de inflación, según la encuesta, ya tienen ocho meses de estar en el rango meta del BCCR, entonces justificar que la tasa se mantenga en 6% es difícil”, afirmó Ortiz.
Félix Delgado, exgerente del Banco Central, expresó que la reducción de la TPM ha sido demasiado lenta a pesar de que la inflación es negativa, indicando que para el 2024 aún hay espacio para disminuir la tasa, sugiriendo incluso que ya debería estar por debajo del 6%.
Por su parte, Pablo González, analista económico de Mercado de Valores, anticipó que en América Latina continuarán las disminuciones en países que ya iniciaron el proceso de ajustes, como Costa Rica.
Este especialista estimó que otras economías alcanzarán posiciones más neutrales posiblemente en el 2024, siempre y cuando las tasas internacionales sigan decreciendo y las presiones inflacionarias sean favorables.
En su última decisión del año, el Banco Central afirmó, por segunda revisión seguida, que buscará la neutralidad de la política monetaria, aunque en esta ocasión añadieron que lo harán a mediano plazo, siempre que las circunstancias económicas lo permitan. También enfatizaron en que los cambios en la TPM deben ser “graduales y prudentes”.
La tasa de política monetaria es una de las herramientas que tiene el Banco Central para influir sobre la economía y, por lo tanto, también influye sobre ahorros, cuotas de créditos y hasta el consumo.
En este contexto, Ortiz prevé una reducción gradual de las tasas de interés en colones, aliviando así a los deudores con préstamos vinculados a indicadores variables, en moneda nacional. Sin embargo, advirtió de que los cambios en la TPM actúan con rezagos sobre el sistema financiero, que pueden tomar mínimo seis meses en percibirse.
Inflación interanual negativa persiste
Uno de los señalamientos que hizo el Banco Central en su revisión de política monetaria es que existe una persistencia mayor a la prevista de la inflación negativa que, según el ente emisor, se explica mayormente por la reducción en los precios de los alimentos.
Ante la consulta de si esto debe preocupar al Banco Central, Delgado manifestó que siempre hay señales de cautela, pero consideró que la autoridad monetaria le tiene “excesivo miedo a la inflación y muy poco miedo a la deflación”.
El Exgerente del BCCR añadió que esto es comprensible, pero no congruente con un sistema de metas de inflación en donde el Banco se compromete a mover su política monetaria para que la tasa ingrese pronto a su rango de tolerancia, que es del 3% con una desviación de un punto, hacia arriba o abajo.
El emisor hizo pequeños cambios en sus proyecciones inflacionarias, aunque indicaron que el comportamiento del indicador durante los últimos meses es consecuente con la disipación de los choques de oferta externos que elevaron su nivel, el año pasado.
Estas proyecciones muestran que al final del 2023 la economía aún registraría inflación negativa, y que esta se prolongaría durante el primer trimestre del 2024, pero con valores cada vez menos negativos. La estimación es que retorne al rango meta a inicios del segundo semestre del 2024, mientras que en octubre la previsión era para los primeros seis meses .
Delgado opinó que, dadas las circunstancias económicas actuales, el riesgo de un brote inflacionario en el próximo año es reducido, siempre y cuando no ocurran shocks que puedan alterar la dinámica del indicador.
Por su parte, el Banco Central agregó que persisten riesgos de índole externo y local, cuya materialización podría desviar el resultado de inflación de la senda proyectada.
Destacan entre los anteriores posibles choques de oferta (como el aumento en los precios de materias primas, principalmente el petróleo) y la fragmentación del comercio global vinculados con fenómenos climatológicos y conflictos geopolíticos, o un menor crecimiento de socios comerciales.