Secundaria completa, técnicos, bachiller universitario, licenciatura y más.
Vieja economía.
Agricultura para mercado interno, agroexportadora tradicional e industria tradicional.
Nueva economía.
Nuevos servicios, zona franca y agroexportadora no tradicional.
ENCRUCIJADA LABORAL
“Tenemos una deuda pendiente en término de que la gente no logra mayoritariamente completar la secundaria. Entonces a los puestos que pueden aspirar son no calificados con bajos salarios y menores condiciones laborales"
Juan Diego Trejos
Investigador de la UCR
“El mercado de trabajo enfrenta una paradoja, las empresas sufren por escasez de talento y alta rotación. En tanto las estadísticas de desempleo son cada vez mayores. Esto marca el síntoma de un problema de fondo"
Cristina Cubero
Gerente Senior de Deloitte
La baja escolaridad de la fuerza de trabajo del país es un obstáculo persistente, que frena la reducción del desempleo.
Según el Decimonoveno Informe Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible , la mayoría de los nuevos empleos se crea en actividades que demandan alta calificación. Pero, en la realidad, el 60% de los trabajadores, y de quienes buscan empleo por primera vez, carecen de secundaria completa.
Esta importante proporción de personas ocupadas, denominados no calificadas, contradice el mito de que Costa Rica tiene una población altamente educada y calificada. La consecuencia es que la tasa de desempleo nacional es del 7,8%, una de las más altas en tres décadas, resalta el estudio.
La investigación señala que solo una minoría de las personas del país accede a los empleos mejor pagados y en sectores dinámicos y modernos. Mientras tanto, las personas con baja escolaridad están en su mayoría ligadas a la llamada “vieja economía” (agricultura local e industria tradicional).
Entre el 2010 y 2012, se crearon 37.111 nuevos empleos no calificados, cifra inferior a los 47.759 que dejaron de existir en el periodo de la crisis, entre el 2008 y 2009.
Las personas ligadas a actividades como la agricultura están entre los trabajadores con menor escolaridad. Francisco Masís laboraba en la siembra de papas, ayer, en Tierra Blanca de Cartago. | RAFAEL MURILLO (Rafael Murillo)
Sin embargo, la historia es más favorable entre los trabajadores calificados. Solo en el 2012 se crearon 63.143 empleos en esta categoría, según dicho informe.
“La concentración de oportunidades es para trabajadores con alta formación. Esto dificulta que las personas no calificadas se vinculen de forma sostenida en el mercado de trabajo; más aún encontrar empleos para mejorar su calidad de vida”, dijo Karla Meneses, investigadora del Estado de la Nación .
Incluso la situación de quienes trabajan en la “vieja economía” se deterioró. El estudio muestra que entre el 2008 y 2012 la proporción de trabajadores ocupados pobres creció, al pasar de 15,7% a 20,7%, entre las personas ligadas a este sector.
Razones. Leonardo Garnier, ministro de Educación Pública, explicó que la caída de la cobertura en secundaria, en la década de 1980, es parte de las razones de que haya trabajadores sin bachillerato.
No obstante, argumentó que los indicadores han mejorado. “La tasa de deserción bajó de 13,2% a 10,7% en los últimos siete años, y la cobertura neta en secundaria aumentó de 61,6%, en 2003, a 74,6% en 2013”, enfatizó.
Especialistas en materia laboral, consultados por La Nación , consideran que el país está en una encrucijada. Se genera empleo de calidad, pero la mayoría de mano de obra no está capacitada para esos puestos.
“El tema con la formación de la gente es un fenómeno a largo plazo, no se puede corregir rápidamente”, advirtió Juan Diego Trejos, investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Para Cristina Cubero, gerente senior de Deloitte, las empresas sufren por escasez de talento y alta rotación. “Esto marca definitivamente el síntoma de un problema de fondo (en el país)”, dijo.
Periodista de Economía. Máster en Periodismo Económico de la Universidad Rey Juan Carlos de España. Escribe sobre finanzas y macroeconomía. Ganador del premio Jorge Vargas Gené 2015 y Distinción del Mérito Periodístico 2011 de Canatur. Redactor del año La Nación en 2017.
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