En el último mes, el Banco Central de Costa Rica (BCCR) adoptó una serie de medidas para estar más presente en los mercados de liquidez de la Bolsa Nacional de Valores (BNV) y en pocas semanas su participación en esa rueda de negociación se amplió.
Los recursos negociados por el Banco en el mercado secundario crecieron de forma importante. La cifra pasó de ¢305 millones, en febrero pasado, a ¢78.821 millones en abril (al día 22 de ese mes).
Además, ya son notorios los pasos que da por el mercado de dinero a un día (MEDI), donde activó su participación en dólares y ya acumula un monto negociado de $4,4 millones (unos ¢2.500 millones al tipo de cambio de referencia para el 23 de abril).
Por último, el mercado primario contabiliza ¢187.133 millones en subastas del Central, entre enero y marzo. En igual periodo del 2019, el BCCR negoció ¢93.079 millones, poco menos de la mitad.
Las tensiones de liquidez recientes, debido a los efectos económicos que desató la pandemia del coronavirus, obligan a la autoridad monetaria a inyectar más recursos.
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“El mercado presenta una dualidad: alta liquidez en el muy corto plazo conjuntamente con la falta de recursos en los plazos mayores. Esto es un reto para el BCCR”, anotó Karla Arguedas, gerente de Trading de Prival Securities.
El objetivo final de la autoridad monetaria es evitar fluctuaciones o presiones de liquidez como resultado de la coyuntura económica actual.
El mayor uso de esos instrumentos se convierte, entonces, en un manejo de la política monetaria, y de la liquidez en los mercados en particular.
“El Banco Central está dispuesto a inyectar la liquidez que se requiera en esta coyuntura para asegurar la estabilidad del sistema financiero. En el contexto actual, esta postura es coherente con el compromiso firme del Banco con una inflación baja y estable”, destacó Rodrigo Cubero, presidente del BCCR, el 15 de abril, mediante un comunicado de prensa.
Presiones de liquidez
Recientemente, los mercados bursátiles de Costa Rica y del mundo han mostrado algunas tensiones de liquidez.
La incertidumbre sobre la duración de las medidas sanitarias para contener la covid-19, así como la profundidad del golpe que dará a la economía, explican parte de esas tensiones.
La preferencia de los ahorrantes por tener mayor liquidez, es decir, parquearse en el corto plazo, y volar hacia títulos de calidad es evidente.
Las ofertas de ventas de títulos de deuda crecen en el mercado local, lo que ha generado una reducción en los precios, con mayor énfasis en los de dólares y el corto plazo.
“Los recursos se quedan parqueados en el muy corto plazo y se dirigen a instrumentos de plazos cortos como las subastas de contracción de liquidez, cuyo promedio diario para el 2020 supera los ¢465.000 millones”, apuntó Arguedas, de Prival Securities.
Esos recursos también se concentran en el Mercado Integrado de Liquidez (MIL) que es administrado por el BCCR y donde los títulos del Ministerio de Hacienda constituyen la principal forma de garantía que se usa para obtener liquidez.
En el MIL el promedio de negociaciones es mayor a los ¢600.000 millones en lo que va del año. De ese monto, el Central participa con el 90%, y el resto corresponde a los demás participantes.
Por el lado de la recompras, los inversionistas muestran menos interés en adquirir estos instrumentos. Esto impacta al alza el costo de financiamiento en alrededor de dos puntos porcentuales, tanto en colones como en dólares, apunta Jorge Martínez, gerente de Servicios Técnicos de la BNV.
La alta demanda por el corto plazo lleva al Central a ampliar las opciones de participación en esta parte de la curva de rendimientos.
Mientras, la demanda por valores de mediano y largo plazo prácticamente desaparece, y también obliga al Central a usar sus recursos para atender la iliquidez, y lo hace al comprar sus propios bonos en el mercado secundario.
Esa participación del Central no se ha dado todos los días, pero ha sido suficiente para pegar un salto. Antes de la coyuntura actual, el BCCR no acudía al mercado por la inexistencia de fuertes presiones.
En una coyuntura como la actual, es típico que los inversionistas institucionales e individuales opten por el fenómeno conocido como “vuelo hacia la calidad”.
Lo que ocurre, explica Martínez, es que venden posiciones de acciones, bonos corporativos y bonos de deuda externa de economías emergentes para trasladarse hacia inversiones consideradas de bajo riesgo, como los bonos del Tesoro de Estados Unidos.
Este movimiento de posiciones lleva a que las ventas de los títulos de deuda externa suban, mientras el precio baja (y el rendimiento, de forma inversa, sube). Esto ocurre con los bonos de deuda externa, y los de Costa Rica no son la excepción. Han experimentado fuertes bajas en sus precios durante los últimos dos meses.
Los mayores requerimientos de liquidez también generan distorsiones. Uno de ellos es el retiro actual (o esperado) de los fondos por la solicitud de recursos del Fondo de Capitalización Laboral (FCL) o las readecuaciones y moratorias de los créditos.
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A esto se suma también el Plan Proteger, el programa social para distribuir recursos entre la población más afectada por la crisis sanitaria y el golpe económico que esta generó en los hogares. El Gobierno requiere recursos líquidos para dar a las familias.
Adicionalmente, entra en juego la transmisión de las tensiones de los mercados financieros internacionales.
Entre tanto, “esta situación se podría mantener en primer instancia: mientras continúe el ‘bloqueo’ de la actividad económica, conforme se retome la actividad normal paulatinamente los mercados se estabilizarán en los próximos meses, para retomar una recuperación hacia finales del año y el 2021”, explicó Freddy Quesada, gerente de INS Valores.
Repaso de cambios recientes
El 23 de marzo, la autoridad monetaria anunció, entre otros cambios adoptados por la junta directiva, que participaría en los mercados de liquidez de la Bolsa (mercado a un día y recompras) como inversionista en dólares y a un día plazo, cuando antes tenía un enfoque solo en colones.
El MEDI es el mercado al que acuden los inversionistas para poner en garantía sus títulos valores y obtener liquidez de corto plazo.
Mientras, las recompras son operaciones mediante las cuales una persona vende un valor hoy, pero adquiere el compromiso de comprarlo nuevamente en el plazo negociado. Durante el tiempo en el que esté vigente el contrato, le reconoce a su contraparte un rendimiento.
Por último, señaló que en los días próximos a la fecha del anuncio participaría en el Mercado Integrado de Liquidez, con posiciones de inversionista en dólares, a un día plazo.
Adicionalmente, la junta directiva del Banco Central dio el aval para que la administración compre títulos del Ministerio de Hacienda, en colones, hasta por ¢250.000 millones.
La compra de títulos de Hacienda en el mercado secundario ocurriría solo en caso de problemas sistémicos de liquidez, explicó Rodrigo Cubero, jerarca del Central.
Los títulos de Hacienda representan el 66% del total de valores en circulación en el mercado costarricense, por lo que si presentan un ajuste abrupto en su precio pueden generar un efecto dominó en el resto de la industria.
El Banco Central participa, entonces, en el mercado secundario, como complemento de sus operaciones de gestión de liquidez que ya ejecuta en el MIL, en los mercados de liquidez de la Bolsa y con los títulos propios del mercado secundario.