Luego de ocho aumentos consecutivos en su tasa de política monetaria, que se iniciaron en diciembre del 2021, la Junta Directiva del Banco Central acordó mantener dicho indicador en 9% anual, en la sesión de este miércoles 14 de diciembre.
La tasa de política monetaria es una referencia que establece el Banco Central y es importante porque tiene impacto en el resto de tasas de interés del mercado, tanto de ahorros como de créditos.
Desde diciembre del 2021, la autoridad monetaria comenzó a subir este indicador para evitar que el fuerte incremento que ha tenido la inflación se mantenga en el futuro.
Mantener una inflación baja y estable es uno de los objetivos del Banco Central y esto, según la entidad, es importante porque protege el poder adquisitivo de la población. También reduce los costos de transacción e información y, además, facilita el cálculo económico. Todo ello incide positivamente en la actividad económica y en la generación de empleo, afirma.
Consideraciones para mantener la tasa
En un comunicado difundido la noche del 14 de diciembre, el Banco Central explicó las consideraciones para mantener esta tasa, luego de su octava y última reunión ordinaria de política monetaria del 2022.
Una, es que las presiones inflacionarias globales continúan elevadas aunque algunas economías registran una desaceleración en meses recientes, y bancos centrales de economías avanzadas han acentuado la postura restrictiva de la política monetaria. En el mundo emergente existen economías para las cuales se prevé que el ciclo de aumentos en esas tasas se suavice o se encuentre en pausa.
En Costa Rica, la inflación general y el promedio de indicadores de inflación subyacente (la que responde más a la política monetaria) registraron, en noviembre del 2022, tasas de variación interanual de 8,3% y 5,7%, en ese orden.
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“Si bien ello significó una desaceleración por tercer mes consecutivo, esos valores aún superan el límite superior del rango de tolerancia alrededor de su meta de largo plazo (3% más o menos 1 punto porcentual)”, advirtió el Banco Central.
Además, las expectativas de inflación, generadas a partir de la encuesta dirigida a analistas financieros, consultores en economía, académicos y empresarios, continuaron a la baja en noviembre.
La mediana a 12 meses fue de 6,0% (7,5% en octubre) y de 4,0% a 24 meses (5,4% en octubre), este último valor se ubica en el límite superior del rango de tolerancia alrededor de la meta de inflación.
“Desde el punto de vista de la política monetaria, es necesario que las expectativas inflacionarias retornen a la meta de inflación, para evitar que el desvío entre dichos conceptos (expectativas y meta) distorsione el proceso de formación de precios y, de esta forma, retrase la reducción de la inflación”, indicó el Banco.
Además, los precios al productor de la manufactura, que refleja los costos de las empresas, muestran una desaceleración en lo transcurrido del segundo semestre del año en curso, hasta alcanzar en noviembre una tasa de variación interanual de 9,8%, desde 17,6% en junio pasado.
No obstante, advirtió el Banco, su evolución aún es un factor de riesgo al alza sobre la inflación al consumidor.
“La información disponible sugiere que, en el presente episodio inflacionario, la inflación general habría alcanzado su máximo interanual en agosto último”, indicó el Banco.
Hacia futuro, los modelos del Banco Central proyectan que la inflación general y subyacente retornarían al rango de tolerancia alrededor de la meta en el primer semestre del 2024, antes de lo previsto en la reunión previa de política monetaria (segundo semestre del 2024).
La Junta Directiva consideró que nivel actual de la tasa de política monetaria, dada la desaceleración en las expectativas de inflación observada a la fecha, señala una clara postura restrictiva de la política monetaria.
El Banco Central consideró que es necesario mantener dicha postura con el fin de reducir la persistencia de los altos niveles de inflación y, de esta forma, mitigar el riesgo de que se retrase la convergencia de la inflación hacia la meta.