La Junta Directiva del Banco Central acordó, el 22 de julio, mantener la tasa de política monetaria (TPM) en 0,75% anual, el nivel más bajo desde que se introdujo este indicador de referencia, en junio del 2011, y la entidad prevé que, producto de las reducciones anteriores que ha realizado, las tasas del mercado continúen a la baja.
La tasa de política monetaria es la que el Banco Central considera que es coherente con el costo de la liquidez en un momento dado y, generalmente, tiene impacto en el resto de tasas de interés en el mercado.
Entre el 2019 y el 2020 la autoridad monetaria ha realizado 10 recortes en dicha tasa para influir en el resto de intereses del mercado e impulsar la economía. También la entidad bajó, en junio del 2019, el encaje legal (porción de sus captaciones que las entidades financieras deben apartar) en colones, del 15% al 12%.
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En el comunicado, emitido la noche del miércoles 22, el Banco explicó que los ajustes anteriores que se han realizado continuarán influyendo en los rendimientos en el mercado.
“Los ajustes a la baja en la TPM se han transmitido de forma gradual al resto de tasas de interés del sistema financiero, y se espera que este proceso de transmisión de los ajustes ya acordados continúe en los próximos meses. Las reducciones en la TPM se traducen en un menor costo de financiamiento, lo que se espera contribuya a mitigar el impacto de la pandemia sobre la actividad económica y el empleo”, señaló el Banco Central.
La entidad informó de que también analizan nuevas medidas para proveer liquidez al sistema financiero de forma calibrada y oportuna, con el fin de asegurar la estabilidad del sistema financiero y mitigar el impacto económico de la crisis sanitaria sobre hogares y empresas.
El Banco Central analiza una propuesta de llevar recursos a las entidades financieras utilizando su poder de emisión y lo haría por medio del Mercado Integrado de Liquidez, donde los bancos y otros participantes negocian liquidez entre sí y donde también interviene la autoridad.
Incertidumbre sobre la profundidad y duración de la crisis
En el comunicado, la autoridad también explica que la política monetaria del Banco Central tiene carácter prospectivo.
“Es decir, reacciona en respuesta a los pronósticos de inflación. Para ello, toma en consideración el entorno macroeconómico así como la evolución prevista de los determinantes macroeconómicos de la inflación”, indicó el Banco.
Sobre la coyuntura económica el Central indica que hay una alta incertidumbre acerca de la profundidad y duración de los efectos de las medidas de contención de la pandemia por la covid-19 sobre la actividad económica y el empleo, tanto en Costa Rica como en el mundo.
“En este contexto, la economía costarricense experimentó una profunda contracción en el segundo trimestre del año. El Índice Mensual de Actividad Económica a mayo de 2020 mostró una caída interanual de 7,5%. En línea con esto, el desempleo aumentó significativamente, y alcanzó una tasa de 20,1% en el trimestre a mayo”, señaló la entidad.
Por otra parte, las presiones desinflacionarias presentes en la economía costarricense desde el año pasado se acentuaron a partir del segundo trimestre del 2020.
De acuerdo con el Banco, esas presiones reflejan la baja inflación mundial, y en el plano nacional el aumento de la brecha del producto (holgura en la capacidad de producción), el drástico deterioro en los indicadores del mercado laboral y el estancamiento del crédito al sector privado. Así, la inflación alcanzó 0,3% en junio, su tasa más baja desde julio de 2016.
El Banco detalla que las expectativas de inflación en los distintos horizontes (de 12 a 60 meses) se ubican por debajo de la meta de inflación, que es entre 2% y 4% y los pronósticos de inflación del Banco Central, que incorporan los efectos de la pandemia, señalan que, para lo que resta del 2020, la inflación se mantendría por debajo del 2%.