La economía costarricense crecerá 2,6% durante este año, después de una contracción del 4,5% en el producto interno bruto (PIB), el año pasado.
Así lo anunció este viernes 29 de enero Rodrigo Cubero, presidente del Banco Central de Costa Rica (BCCR), durante la presentación del Programa Macroeconómico 2021-2022.
Para el próximo año, la entidad estima que la economía se incrementará en 3,6% aumento explicada, en su mayoría, por la recuperación de los socios comerciales del país y un incremento del consumo de los hogares costarricenses.
”El crecimiento para este bienio depende de la evolución de la pandemia y del ajuste fiscal del país. Para estas proyecciones estamos previendo que se va a dar el ajuste (pactado con el FMI)”, destacó Cubero.
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En las proyecciones del BCCR todas las actividades económicas se recuperarán de la caída del año anterior. Pero explicó que, en casos como el turismo, comercio y construcción la recuperación será parcial, pues estos sectores tuvieron contracciones muy profundas en el 2020.
Cubero destacó que la economía global está en un proceso de recuperación, luego del fuerte golpe recibido por la pandemia de la covid-19, el año anterior.
En el caso de Costa Rica, también estuvo afectado por los efectos negativos de la crisis económica lo cual generó una caída de 4,5% del producto interno bruto (PIB), el año pasado, respecto al 2,2% del 2019, detalló Cubero.
El consumo de los hogares explica más de la mitad de la contracción de la producción costarricense el año anterior, explicó el jerarca.
En el caso de las finanzas del Gobierno, información brindada por el Ministerio de Hacienda, la previsión es que el déficit fiscal sea del 7% del PIB, durante este año, y del 5,9% de la producción, en el 2022.
También está contemplado un programa de colocación de deuda externa de hasta $4.000 millones, para satisfacer las necesidades de financiamiento del Poder Ejecutivo, para el periodo comprendido entre el 2022 y 2025.
Dichas previsiones generarían que el endeudamiento público mantenga su ritmo de ascenso, pues para este año se prevé sea equivalente al 72,5% del PIB y llegue al 76% del PIB, en el 2023. Pero comentará a reducirse en el 2024 y 2025, para ambos años se estima sea de 75,6% y 74,2% de la producción, respectivamente.
“Todas las proyecciones suponen la aprobación del ajuste fiscal que fue pactado con el FMI la semana anterior”, sostuvo Cubero.
Para el economista José Luis Arce, director de FCS Capital, la previsión de crecimiento económico del BCCR es conservadora, pues se han levantado algunas restricciones de movilidad y actividad productiva.
“Esto, de alguna manera presupone que el mercado de trabajo mostrará fuertes rezagos en si recuperación que afectan el ingreso y el consumo”, afirmó Arce.
Para el periodo 2021-2022, el BCCR mantuvo su meta inflacionario del 3%, con un rango de desviación de un punto porcentual hacia arriba y hacia abajo.
Sin embargo, la previsión de la entidad monetaria es que, en los próximos 24 meses, prevalecerán las fuerzas desinflacionarias y la estará por debajo del límite inferior, es decir, del 2%.
A raíz de esta situación, Cubero dijo que el Banco mantendrá la política monetaria expansiva y contracíclica.
El jerarca recordó que, desde marzo del 2019, se inició un proceso de reducción de la tasa de política monetaria (TPM) que la llevó del 5,25% hasta el 0,75%, en el que se encuentra en la actualidad.
Para el crédito dirigido al sector privado, el BCCR proyecta una recuperación. En el 2020 esta variable se contrajo de 0,1% respecto al año previo, pero para el 2021, la estimación es un aumento del 3,6%; y para el 2022, de 5,2%.
La aceleración estará explicada por el incremento en los préstamos en moneda nacional, pues la tasa de variación interanual se prevé del 5,7% y 8%, para el 2021 y 2022, respectivamente.
El crédito en dólares se mantendrá estancado, pues para el bienio se estima una variación del 0% en cada año.
Amenazas para las proyecciones
Una de las principales incertidumbres de las previsiones establecidas en el Programa Macroeconómico 2021-2022 es de orden política, pues las proyecciones anunciadas se fundamentan en la aprobación del paquete de medidas pactadas con el FMI.
Cubero destacó que el acuerdo legislativo es crítico para el mediano y largo plazo. Si hay apoyo a las iniciativas enviadas al Congreso, añadió, habría mayor confianza para hacer inversiones y un mayor consumo.
“De no darse el ajuste fiscal o ser insuficiente habría consecuencias severas, mayor incertidumbre y una mayor prima de riesgo país; es decir los inversionistas cobrarían más tasas de interés al Gobierno”, argumentó Cubero.
El jerarca detalló que la previsión de crecimiento de la economía se reduciría en un punto porcentual en cada año. Esto significaría que para este año, el aumento sería del 1,6% del PIB y, para el 2022, de 2,6% de la producción.
“Los resultados macroeconómicos señalan que, bajo ese escenario, en el presente bienio, el acceso al crédito por parte del sector privado se restringiría en aproximadamente en dos puntos porcentuales (p. p.) por año, al tiempo que aumentarían las presiones inflacionarias en poco más de tres puntos porcentuales de forma anual”, informó la entidad monetaria.
Las consecuencias, agregó Cubero, se irían acumulando en el tiempo más allá del 2022, con un impacto muy fuerte sobre la actividad económica y el empleo.
Arce destacó que los resultados de las finanzas públicas aún son muy frágiles, máxime porque el avance del convenio con el FMI está sujeto a una muy elevada incertidumbre política.
“Si el convenio se demora o, en el peor de los casos, no llegara a concretarse, el escenario sería mucho más serio desde la perspectiva de menor actividad económica y potencial de inestabilidad”, dijo el economista.
Otros riesgos señaladas fueron que la evolución de la pandemia afecte la proyección de crecimiento global, principalmente en socios comerciales del país como Estados Unidos y Europa.
William Porras, economista de Ecoanálisis, consideró que el país también enfrenta la incertidumbre de la volatilidad de precios internacionales de commodities.
“Los derivados del petróleo y los de consumo a nivel mundial, a raíz de la reactivación económica global, pueden poner en juego los precios sobre estos productos, dado que Costa Rica es importador”, afirmó Porras.
El BCCR también prevé que la crisis sanitaria pueda perjudicar los flujos comerciales del país con Centroamérica o darse una amenaza de cierres fronterizos, tal como ocurrió el año anterior.
Adicionalmente, se señala el efecto que la evolución de la pandemia podría tener en la economía costarricense.
El presidente del BCCR mostró confianza en el avance de la campaña de vacunación contra la covid-19, y que esta permita un proceso continuo de reapertura comercial y recuperación económica.