La Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR) decidió, en la sesión de este jueves 25 de abril, bajar su tasa de política monetaria (TPM) a 4,75% a partir del viernes, desde el 5,25% en el que se encontraba desde finales de marzo pasado. Los directores indicaron, de nuevo, que se buscará la neutralidad de la política monetaria en la medida en que las condiciones macroeconómicas lo permitan.
Róger Madrigal, presidente de la institución explicó que la decisión de los directivos fue unánime y la baja de 50 puntos base se debe al reconocimiento de que hay un espacio porque persiste la inflación negativa en el país. A marzo anterior, el índice de precios al consumidor (IPC) cerró en -1,19%.
La tasa de política monetaria es una de las herramientas que tiene el Banco Central para influir en la economía y, por lo tanto, también influye en sus ahorros, las cuotas de sus créditos y hasta en lo que usted consume. También se le denomina “tasa de referencia”.
Dentro de las consideraciones, el Banco Central estimó que el retorno a valores positivos para la inflación interanual en Costa Rica será a partir del segundo semestre del 2024, y que el ingreso al rango de tolerancia definido para la inflación (entre 2% y 4%) se daría a inicios del 2025.
“La información disponible a la fecha, observada y prospectiva, señala que hay espacio para reducir la TPM hasta un nivel cercano al de una postura neutral. En esta ocasión la valoración de los riesgos que pudieran desviar la inflación de la senda proyectada muestra un sesgo a la baja en el corto plazo, riesgos que tenderían a equilibrarse hacia el mediano plazo”, comenta la Junta, en su resolución.
De los riesgos a la baja destacó un desempeño económico de los principales socios comerciales de Costa Rica inferior al previsto, ante los efectos de una política monetaria restrictiva por un tiempo más extenso. En el ámbito interno, un traspaso más lento de los usual, y en menor magnitud, de los cambios en la TPM hacia las tasas de interés activas.
Sin embargo, los directores de la autoridad monetaria destacaron otros riesgos que aumentan, como los choques de oferta y la fragmentación del comercio global y la recomposición no ordenada en el portafolio local de instrumentos financieros, producto de una diferencia persistente entre las tasas de interés por monedas, que ocasione un aumento abrupto en las expectativas cambiarias y, consecuentemente, en las de inflación.