Desde hace pocos meses, la política monetaria en los bancos centrales de las economías avanzadas comenzó a relajarse, y a seguir la misma dirección que desde el 2023 habían adoptado algunos países emergentes. Esto se traduce en un ciclo de reducciones de las tasas de política monetaria (TPM), alentado por menores tasas de inflación.
El Banco Central Europeo (BCE) fue el primero de los grandes bancos en bajar sus tipos de interés, en junio pasado, con un ajuste de 25 puntos base (p. b.), por primera vez en cinco años. Un punto base equivale a 0,01%. A mediados de setiembre y el 17 de octubre ejecutó nuevos recortes, para llevar su tasa de refinanciación desde el 4,25% hasta un 3,40%, y la de depósitos de 3,75% a 3,25%.
En la zona euro, integrada por 20 países de la Unión Europea (UE), la tasa de inflación se ubicó en setiembre en 1,7% interanual, inferior al 2,2% de agosto pasado y por debajo del objetivo de 2% del BCE por primera vez en más de tres años.
Por su parte, en agosto, el Banco Central de Inglaterra siguió con una reducción de 25 p. b. en sus tasas de interés. De esta manera, situó sus tipos de referencia en 5%, desde el 5,25% donde estuvieron en el último año. La inflación bajó a 1,7% en setiembre y se ubicó por debajo de la meta del 2% por primera vez en tres años y medio.
A finales de setiembre, la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) se unió al grupo de bancos centrales que inició una flexibilización en su política monetaria, al anunciar una baja de 50 p. b. en sus tipos, pasando de un rango de entre 5,25% y 5,50% a uno entre 4,75% y 5%.
La inflación de Estados Unidos bajó a 2,2% interanual en agosto, en comparación al 2,5% de julio, según el índice PCE, que es el preferido de la Reserva Federal. La meta de inflación de la Fed también es del 2%.
Las principales economías emergentes de Latinoamérica, como México, Colombia y Chile, continúan con una política monetaria restrictiva, aunque todos esos países empezaron a reducir sus tasas de referencia hacia finales del año pasado o principios de este, según muestra un gráfico elaborado por La Nación, con datos de los bancos centrales.
Mauricio Moya, gestor de Inversiones de Mercado de Valores, explicó que la dinámica a la baja de la inflación durante los últimos meses ha generado una oportunidad para que los bancos centrales puedan ser menos restrictivos. De esta forma, evitan algún daño a la productividad.
“La sintonía entre bancos centrales tiene mucho que ver con la inflación, pero también con lo que hacen otros bancos centrales, como la Fed o el BCE, ya que, si no se alinean, podrían provocar fluctuaciones cambiarias importantes por los diferenciales de tasas que se pueden generar al no estar alineados”, agregó Moya.
Sin embargo, también ha habido excepciones, como las subidas de tasas en Japón en agosto, lo que provocó pánico en los mercados, o el incremento de los tipos aprobado en Brasil a finales de setiembre, luego de un largo ciclo de recortes.
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El Banco Central de Brasil argumentó que la actividad económica brasileña y el mercado de trabajo presentaban un dinamismo “mayor al esperado” y que la inflación estaba por encima del rango meta, lo que provocó el aumento en sus tasas por primera vez desde agosto de 2022.
Róger Madrigal, presidente del Banco Central de Costa Rica (BCCR), explicó durante la presentación del Informe de Política Monetaria de julio pasado que la inflación mundial continuaba caminando lentamente hacia la baja. Ante esto, señaló que a nivel internacional, el retorno de la inflación a niveles coherentes con las metas inflacionarias ha permitido que la política monetaria sea cada vez menos restrictiva, aunque reconoció que los bancos centrales han sido cautelosos en sus decisiones.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) manifestó, en una actualización de su informe de Perspectivas Económicas, publicado en julio pasado, que la inflación mundial seguirá disminuyendo.
En las economías avanzadas, el pronóstico es que los precios de los servicios sean mayores, pero el enfriamiento gradual de los mercados laborales, junto con una caída esperada en los precios de la energía, provocaría que la inflación vuelva a su objetivo a finales de 2025.
En relación con las economías emergentes, el FMI destacó que se prevé que la inflación se mantenga más alta y que caiga más lentamente que en las avanzadas. No obstante, enfatizaron que la inflación ya está cerca de los niveles prepandémicos.
La política monetaria es una de las herramientas que tienen los bancos centrales para influir en la economía. Las tasas altas suponen un crédito más caro, lo cual desalienta el consumo y la inversión, y, por ende, reduce las presiones inflacionarias.
El caso de Costa Rica
En el caso de Costa Rica, el país comenzó sus reducciones en la TPM hace más de un año, en marzo de 2023, para llevar su tasa desde 9% hasta el 4% en el que se encuentra actualmente.
En su reunión del 17 de octubre, el Banco Central decidió reducir la TPM en 25 p. b., y ya la había bajado en 50 puntos en setiembre, tras mantenerla sin cambios desde abril. Cada vez más, la tasa de referencia se acerca a una postura neutral.
En ese sentido, Moya destacó que en el anticipo de las reducciones en la TPM influyó el hecho de que la mayoría de las presiones inflacionarias que experimentó Costa Rica fueron externas.
“Costa Rica tuvo un problema inflacionario por el tema de los precios de combustible y alimentos luego del estallido del conflicto en Ucrania, al normalizarse esto, las presiones sobre los precios cesaron rápidamente”, explicó Moya.
Por otro lado, los países desarrollados continuaron experimentando presiones en el resto de componentes de los índices de precios, especialmente servicios, por lo que tuvieron que mantener una política monetaria restrictiva por más tiempo para aliviarlas.
Luis Alvarado, analista económico y bursátil de Acobo Puesto de Bolsa, coincidió en que una buena parte de la inflación en Costa Rica se encuentra impactada por variaciones en los mercados internacionales, es decir, son exógenas.
La inflación en Costa Rica, medida por la variación interanual del índice de precios al consumidor (IPC), cerró en -0,14% en setiembre, lo que amplía la distancia respecto a la meta del BCCR, que es del 3%, con una desviación de un punto porcentual hacia arriba y hacia abajo.
Sobre este punto, Alvarado manifestó que el rango meta es importante porque envía una señal al mercado, lo que permite reducir la incertidumbre de los agentes económicos sobre la evolución de los precios en un plazo determinado.
Róger Madrigal explicó, en la conferencia posterior a la decisión de política monetaria de octubre, que la inflación registrará valores mensuales positivos en los próximos meses, con posibilidad de que en el muy corto plazo las variaciones interanuales sean negativas.
Si bien se espera que continúe el ciclo de bajas en países como Estados Unidos, existen variables como los conflictos geopolíticos en Medio Oriente que podrían ralentizar ese proceso.