Las decisiones del Banco Central de Costa Rica (BCCR) para establecer su influencia en las tasas de interés en colones del sistema financiero aún se ven limitadas; pese a que se evidencia una mejora en el traspaso de los ajustes de la tasa de política monetaria (TPM).
La TPM es una de las herramientas con las cuales cuenta la Junta Directiva de la entidad para influir en el mercado, pues cuando reduce dicho indicador lo hace con el objetivo de que las tasas de las instituciones financieras también bajen y, de esa forma, favorecer la reactivación económica.
En tanto que, cuando la Junta eleva la TPM, esta se convierte en un instrumento para controlar la inflación.
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En el proceso más reciente de reducción de la tasa de política monetaria, entre marzo del 2019 y julio del 2020, un estudio efectuado por tres economistas del BCCR encontró una mejora en el traspaso de la TPM en las tasas de interés del sistema bancario.
Sin embargo, la magnitud se limitó por la dolarización de la cartera de crédito de la banca y las asimetrías regulatorias, según la investigación Transmisión incompleta de la política monetaria: sector bancario costarricense con competencia imperfecta.
El estudio elaborado por los economistas José Pablo Barquero, Luis Mendoza y Kerry Loaiza presentó sus primeros hallazgos, en noviembre anterior, en las Jornadas Virtuales de Investigación Económica 2020, organizada por el BCCR.
Además, parte de las primeras evidencias se incluyeron en el Programa Macroeconómico 2021-2022, presentado en enero pasado, pues la investigación aún está en proceso.
Los investigadores encontraron que ante la reducción de la TPM, los bancos privados redujeron, en promedio, las tasas de los créditos y los depósitos en tres meses.
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Mientras que, los bancos públicos ajustaron en promedio los intereses de los créditos en ocho meses y la de los depósitos en tres.
El BCCR bajó, en un plazo de 16 meses, su tasa de política monetaria en 10 disminuciones y pasó de 5,25% a 0,75%, donde actualmente está.
El proceso de traslado, de cada una de las rebajas, se llevó a cabo en un plazo de tres a ocho meses en la banca, detalla el estudio de los economistas.
En otro análisis del Banco Central, del 2015, se reseñó que el traslado de los ajustes de la TPM tardaba de ocho a 12 meses.
“Las efectividad de la política monetaria podría mejorarse con la reducción de la dolarización (del crédito) sin embargo, hay un costo latente de posible exclusión financiera”, destacó Loaiza en noviembre pasando.
El investigador aseveró, durante las Jornadas Virtuales, que la mayor competencia bancaria también también favorecería las decisiones del BCCR.
La reducción de costos podría favorecer el traspaso de la TPM, incluso con medidas regulatorias como bajar las provisiones contables por nuevos préstamos.
Pero Loaiza destacó que primero debería medirse el posible impacto en la estabilidad financiera.
“Los costos de ajuste bancario y la concentración de mercado son determinantes de la transmisión incompleta de la política monetaria”, afirmó el investigador.
El estudio también encontró que el traspaso de la TPM es más fuerte y rápido en los bancos con menor poder de mercado en colones, como la banca privada.
Mientras que los públicos sí ajustan más rápido sus tasas en dólares, de créditos y depósitos, porque no tienen tanta influencia en dicha moneda.