El Banco Central construyó “un puente” entre sus reservas monetarias y los dólares que requiere el sector público para pagar sus cuentas, por ejemplo, de combustibles o deuda externa, mientras llegan los préstamos externos; lo cual el economista Luis Mesalles califica como una estrategia riesgosa porque los recursos externos se pueden atrasar.
¿Por qué puede ser una estrategia arriesgada? Para ello hay que repasar cómo funciona una parte del mercado cambiario. El Monex es una plataforma donde participan quienes negocian por encima de los $1.000, el Banco Central participa en este mercado de dos formas: puede comprar o vender divisas directamente para evitar fluctuaciones abruptas en el tipo de cambio y la otra vía es mediante las operaciones con el sector público.
Por esta segunda vía, el Banco Central vende (o compra) al sector público (Gobierno y demás instituciones) los dólares que requiere usando sus reservas monetarias y luego va al mercado Monex y compra las divisas (o vende). Esto se hace para evitar fluctuaciones abruptas en el tipo de cambio por necesidades puntuales del sector público.
En los años 2020, 2021 y hasta el 10 de febrero del 2022, el Banco Central le ha vendido neto al sector público (ventas menos compras) un total de $5.800 millones mientras que ha comprado neto, en el Monex, unos ¢4.000 millones, para una diferencia de aproximadamente $1.800 millones.
Esto ha hecho que las reservas del Banco Central, que son los recursos con que dispone la entidad para hacer frente a choques externos, bajaran en dicho periodo. Al iniciar el 2020 eran de cerca $8.912 millones y al 10 de febrero eran de $6.615 millones, $2.297 millones menos.
El monto actual de las reservas monetarias representa 10% de la producción estimada para este año, un poco por debajo del mínimo recomendado para el mediano plazo, de 11%.
Política riesgosa
En la presentación del Informe de Política Monetaria que realizó el presidente del Banco Central, Rodrigo Cubero, en una actividad organizada por la Academia de Centroamérica, el 1°. de febrero, Mesalles, socio de Ecoanálisis, advirtió de que esta es una política relativamente riesgosa.
“La teoría del Banco Central es: le vendo las divisas al sector público, que sí ha aumentado su demanda de divisas (...) por razones fundamentales (como el aumento en los precios del petróleo), y lo iba a financiar en parte con la entrada de deuda externa, que no entró, pero va a entrar el año entrante; entonces, dejo de comprar las divisas ahora (en el Monex) y cuando entren los dólares el año entrante vuelvo a acumular reservas”, explicó Mesalles.
El riesgo de este planteamiento, afirmó Mesalles, es que parte de esos recursos externos no ingrese al país, por ejemplo, si no se aprobara la primera revisión del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Con ello, el BCCR perdería grados de libertad en la ejecución de su política cambiaria a medida que su nivel de reservas quede por debajo de lo que la entidad considera adecuado. La situación se agravaría si los movimientos de capital se vuelven más negativos de lo que han sido, comentó el especialista.
El presidente del Banco Central, Rodrigo Cubero, explicó, la semana pasada, que en la primera semana de marzo se iniciaría la primera revisión del acuerdo del país con el organismo y que de dicha revisión depende no solo el desembolso del organismo (de aproximadamente $296,5 millones), sino también otros desembolsos externos. No obstante, algunos de los proyectos para pasar dicha revisión todavía no se han aprobado en la Asamblea Legislativa, aunque el país tiene buenos resultados fiscales para presentar.
Argumentos del Banco Central
Cubero explicó, la semana pasada, que el Banco Central tiene un rango de reservas que es indicativo de donde quisieran que esté el nivel en el mediano y largo plazo, el cual anda entre 11% y 15% del PIB (producto interno bruto), y es un rango porque si bien se reconoce que deberían estar por encima de un piso tampoco deberían estar por encima de un techo porque también hay un costo de mantener esos recursos.
“Ese piso anda en un 11% y ese techo en un 15% del PIB como indicativo de dónde quisiéramos que estuvieran (las reservas) en el mediano y largo plazo, sin perjuicio de que en el corto plazo estemos por debajo del piso o por encima del techo, porque precisamente para eso son las reservas internacionales, y en particular, cuando por choques negativos nos vemos obligados a utilizar las reservas internacionales costarricenses justamente estamos dándole el uso para el que fueron creadas, sino ¿para qué tener las reservas si nunca se usan? Y ¿para que tener reservas que no pueden bajar del 11% del PIB?, ¿para qué tener algo que no se puede usar cuando se necesita?”, replicó Cubero.
“Hemos enfrentado un choque muy fuerte, un choque por la pandemia, un choque por un conjunto de vencimientos de deuda externa de parte del Gobierno, que ha hecho necesario que el Gobierno le compre divisas al Banco Central para poder atender esos vencimientos de deuda, que no ha sido plenamente compensado por los créditos de deuda externa que tenía programado recibir y por eso es que justamente desde el Banco Central vemos importante, necesario y razonable establecer ese puente temporal”, añadió Cubero.
El Presidente aclaró que aunque las reservas han bajado sobrepasan el piso mínimo acordado con el FMI, según el análisis realizado por el Banco Central, aunque eso queda sujeto a la confirmación formal del FMI, la cual se hará en el contexto de la conclusión de la primera revisión del programa.