Brasil y Argentina explorarán la posibilidad de desarrollar un mecanismo de intercambio comercial basado en una moneda común que reduzca la dependencia del dólar, anunciaron los presidentes de los dos países tras reunirse en Buenos Aires.
“Queremos que nuestros ministros de Hacienda, cada uno con sus equipos, puedan hacernos una propuesta de comercio exterior y transacciones entre los dos países que se hagan en una moneda común, que deberá construirse con mucho debate y muchas reuniones”, explicó Lula en rueda de prensa.
El brasileño, que llegó el domingo a Buenos Aires en su primer viaje internacional tras asumir su tercera presidencia el primero de enero pasado, recordó que su país y Argentina ya tuvieron una experiencia pequeña haciendo negocios en monedas de los dos países en la primera década del siglo XXI.
Fue, reconoció, una experiencia tímida. “Nuestra decisión no fue vinculante, sino optativa (...) no fue algo que tuviera la fuerza que nos imaginamos”, admitió.
El ministro argentino de Economía, Sergio Massa, había señalado al Financial Times, previo a la reunión de presidentes, que los dos países comenzarían a transitar el estudio de esta alternativa.
El objetivo sería reducir la dependencia de la divisa estadounidense en las transacciones internacionales.
“Si dependiese de mí, tendríamos comercio exterior siempre en las monedas de los otros países para no depender del dólar”, enfatizó Lula, quien se preguntó: “¿Por qué no tener una moneda común entre los países del Mercosur, o de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)? Me parece necesario que eso ocurra”.
Lula reconoció de todas formas que “todo lo que es nuevo necesita ser probado”.
“No sabemos cómo podría funcionar una moneda común entre Brasil y Argentina o en la región. Pero sabemos cómo funcionan las economías nacionales con monedas extranjeras”, criticó Alejandro Fernández, presidente de Argentina.
Brasil tiene como moneda el real, creado a mediados de los años 1990 en el marco de una estrategia de lucha contra la inflación y su banco central es autónomo. Argentina creó a comienzos de esa década el actual peso argentino para reemplazar al “austral”, también en medio de una crisis de hiperinflación.
Las trayectorias muy distintas que siguen las dos monedas ilustran los desafíos del proyecto. Mientras Brasil tiene un mercado de cambios formal que se rige por la oferta y la demanda, Argentina tiene varios tipos de cambio que incluyen el oficial, otros para transacciones comerciales, turismo o compras de artículos de lujo, y el paralelo o blue.
El peso argentino sufre microdevaluaciones diarias en la pizarra oficial y el defasaje con el mercado informal se profundiza velozmente. Este lunes, mientras el dólar oficial cotizaba a 191 pesos, el paralelo en las calles estaba a 370 pesos.
-Crédito brasileño?
Lula reiteró además que el Banco de Desarrollo Económico y Social (BNDES) brasileño, que fue buque insignia del apoyo financiero que Brasil dio a países emergentes durante sus dos primeros mandatos (2003-2010), estará a la orden de las naciones de la región.
“Es necesario que Brasil ayude a sus socios y es lo que vamos a hacer”, enfatizó.
En Argentina, varios medios apuntan a que Brasil financiará parte de la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, que permitiría trasladar gas desde el centro de Argentina hasta la frontera con Brasil, en el marco de una cooperación que podría suponer la compra de energía eléctrica por parte de Argentina a su socio brasileño.