El retraso de Costa Rica en la aplicación de reformas mediante un acuerdo con el FMI, para reducir del déficit fiscal y el endeudamiento público, implicará que el Gobierno enfrente presiones para obtener recursos para hacer frente a sus gastos el próximo año.
El pacto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) permitiría al país tener acceso a fuentes de financiamiento de más largo plazo a un menor costo. Mientras que acudir al mercado local implicará emitir bonos de deuda a plazos más cortos de vencimientos y a tasas de interés más altas.
Esa fue la lectura dada a La Nación por las calificadoras de Fitch Ratings y Standard and Poor’s (S&P), luego de la decisión del Presidente Carlos Alvarado de retirar la propuesta con el FMI para negociar un nuevo plan con sectores sociales y políticos.
Carlos Morales, director de calificaciones soberanas para América Latina de Fitch Ratings, afirmó que depender del financiamiento interno implicará para el Gobierno lograr una mejora en su posición fiscal, dada el aumento del gasto en el pago de interés de la deuda.
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El país acudió al Fondo para acceder a un préstamo por $1.750 millones, con la promesa del Poder Ejecutivo de impulsar las reformas para lograr reducir el endeudamiento público al 50% del producto interno bruto (PIB) en el 2034. Para este año se proyecta que cierre en 70% de la producción.
“El acuerdo con el FMI pudiera abrir mayor financiamiento de otras entidades multilaterales, por ejemplo, el Banco Mundial. Retrasos en el acuerdo resultarían en mayor dependencia del mercado local durante la primera parte del 2021”, afirmó Morales.
El analista enfatizó en que el pacto con el Fondo daría una señal de compromiso del Gobierno actual de adoptar reformas fiscales.
Por su parte Lisa Schineller, directora gerente de calificación soberana para S&P, destacó que, pese al retiro del plan de ajustes, la administración de Carlos Alvarado sigue dando señales de compromiso para formular la reforma fiscal.
El reto, dijo Schineller, es lograr el ajuste a pesar del desafiante contexto económico, político y social.
“Si bien la administración ha subrayado su compromiso de negociar un programa del FMI, lo más relevante para la calificación es un plan para corregir los desequilibrios fiscales, que puede ser aprobado (en el Congreso) y luego ejecutado”, destacó la analista de soberanos.
Schineller añadió que el ajuste necesario para Costa Rica requiere de una coalición de partidos políticos ya sea para aplicar cambios del lado de los ingresos o del gasto; así como para la aprobación del financiamiento presupuestario.
Tanto la vocera de S&P, como el de Fitch, fueron claros que un acuerdo con el FMI por sí solo no implicaría una mejora en la calificación de riesgo del país, pues lo relevante es aprobar una ajuste fiscal ya sea bajo el patrocinio de un programa del FMI o no.
El mandatario Carlos Alvarado anunció, la noche de este domingo 4 de octubre, el retiro de la propuesta hecha al FMI y llamó a un diálogo nacional para equilibrar el plan que se entregará al organismo multilateral.
Pese al anunció del Presidente, los bloqueos, protestas y enfrentamientos entre manifestantes y la policía se han incrementado desde el domingo anterior.
Fitch Ratings decidió, en mayo pasado, rebajar la nota de largo plazo del país de B+ a B con perspectiva negativa. En tanto en junio anterior, S&P degradó la nota del país a B, desde B+, y la colocó en perspectiva negativa.
Lo anterior significa que las emisiones de deuda del país son percibidas como más riesgosas debido a la posibilidad de un impago del capital y los intereses.
Ambas calificadoras tomaron su decisión como consecuencia del efecto económico del coronavirus en el país, falta de reformas para reducir el alto endeudamiento y por riesgos en el financiamiento del Gobierno.
Consecuencias inmediatas
La decisión de retirar el acuerdo con el FMI tuvo impacto inmediato en los precios de los eurobonos que Costa Rica colocó en el mercado internacional.
Por ejemplo, el bono con vencimiento al 2045 reportó una precio de 87,94%, este miércoles 7 de octubre, pero estaba en 96,01%, el pasado 16 de setiembre, es decir tuvo una reducción 8,07 puntos porcentuales.
La depreciación implica que los inversionistas exigen mayores rendimientos por dicho título, debido a la relación inversa entre precio y tasa de interés.
El resto de emisiones colocadas por el país en el extranjero tuvieron el mismo movimientos durante las últimas semanas.
Freddy Quesada, gerente de INS Valores, comentó que la deuda externa comenzó a ajustarse cuando el Gobierno anunció que acudiría al FMI, lo cual despertó la reacción de sectores sociales y las críticas al plan.
“Esto hace que los inversionistas sientan temor debido al incertidumbre generada. Ante esta razón, los bonos de Costa Rica han perdido entre cinco y ocho puntos porcentuales”, explicó Quesada.
El especialista dijo que si la nueva propuesta al Fondo es de consenso y realista, los títulos podrían recuperarse.
En el caso del mercado interno de deuda, la curva soberana de Costa Rica de emisiones en colones, también muestra un ajuste en los rendimientos.
Este instrumento es una estructura temporal de tasas de interés que representa la relación entre las tasas de rendimiento y el plazo al vencimiento de deuda.
La información publicada por el Banco Central muestra que los rendimientos de los bonos de deuda del Gobierno, en la primera semana de octubre, comenzaron a subir para las emisiones de mediano y largo plazo, comparado con las curvas de rendimientos de la primera semana de mayo y enero anterior.
Para la elaboración de los rendimientos, el ente emisor toma en cuenta las bonos colocados por el Ministerio de Hacienda y por el mismo Banco Central.
Agatha Gutiérrez, analista de Mercado de Valores, consideró que la incertidumbre actual genera ajustes en los precios y rendimientos en los bonos costarricenses.
Además de mayores presiones en el mercado local, por la necesidad del Gobierno de financiar su déficit.
Para el próximo año, Hacienda presente un Presupuesto Nacional por ¢11,4 billones, de los cuales ¢6,2 billones se financiará con deuda.