Estados Unidos se prepara para elegir nuevo presidente, el próximo 5 de noviembre, entre la demócrata Kamala Harris o el republicano Donald Trump. Y esa decisión incidirá directamente no solo en ese país, sino también en América Latina y sobre todo en Centroamérica.
Un análisis de la calificadora de riesgo Moody’s señala que aunque ambos candidatos “tienen propuestas de política económica y fiscal marcadamente diferentes, anticipamos que el próximo gobierno mantendrá su orientación hacia políticas comerciales más estrictas y prioridades en materia de inmigración, independientemente de quién gane las elecciones”, detalla.
Por ejemplo, el documento destaca que en materia migratoria, gane quien gane, Estados Unidos continuará “con sus esfuerzos por contener los cruces fronterizos no autorizados, proporcionará recursos para un mayor control fronterizo y reducirá el número de solicitudes de asilo concedidas”.
De ser electa Harris, podría continuar con las medidas del presidente Biden para simplificar el proceso para obtener la residencia legal permanente de los inmigrantes que ya están en territorio estadounidense. Ello, según Moody’s, beneficiaría a la mayoría de los inmigrantes mexicanos y centroamericanos que representan la mayor parte de los 11 millones de personas indocumentadas en Estados Unidos.
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Según datos del Pew Research Center, la Oficina del Censo de Estados Unidos y Moody’s Ratings, el número de inmigrantes no autorizados de nacionalidad salvadoreña en el país del norte supera los 750,000. Asimismo, hay más de 675.000 de Guatemala y 525.000 de Honduras.
“Un nuevo gobierno de Trump probablemente adoptaría medidas más duras con México y Centroamérica, como restablecer la separación familiar con fines disuasorios, presionar para aumentar las deportaciones en todo el país o incluso amenazar con nuevos aranceles comerciales si considera que los esfuerzos de México para frenar los cruces fronterizos son insuficientes. Estas amenazas crearían incertidumbre política y obstaculizarían los flujos comerciales y de inversión”, reza el análisis de Moody’s.
La calificadora destaca, no obstante, que la aplicación de la ley inmigratoria en México (a instancias del gobierno de Biden) ha generado una fuerte caída de los cruces ilegales en la frontera suroeste desde el máximo histórico de diciembre de 2023, llegando en julio a un descenso del 75%. Además, en el primer semestre de este año, México arrestó a casi 715.000 migrantes no mexicanos que se dirigían a Estados Unidos, un 29 % de ellos, centroamericanos.
Moody’s destaca asimismo: “La controvertida lucha contra la delincuencia de El Salvador ha generado denuncias de violaciones de los derechos humanos, pero la disminución de la violencia en ese país ha llevado a menos salvadoreños a solicitar la entrada indocumentada a Estados Unidos”.
Y aunque la agencia señala que el nuevo presidente necesitará del apoyo del Congreso para impulsar reformas, su análisis indica que las posibles deportaciones o el freno significativo de los cruces ilegales reducirán los ingresos de los países, especialmente del istmo, donde las remesas representan más del 16% del producto interno bruto e impulsan el consumo interno. Solo en El Salvador estas significan más del 23% del PIB, en Honduras un 21% y en Guatemala, arriba del 16%.
Comercio e inversiones
En materia de comercio, implicará políticas más estrictas que buscarán detener de alguna manera la fuerte incursión que está teniendo China en el área. Para Moody’s el creciente comercio de China en América Latina y la inversión en infraestructura y tecnología de punta “podrían aumentar las tensiones con Estados Unidos, independientemente de quién asuma la presidencia”.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) Estados Unidos y la Unión Europea lideran como origen de la inversión extranjera directa (IED) en el área. La IED desde Estados Unidos hacia América Latina alcanzó los $1,6 billones en 2023, en comparación con unos $10.000 millones de China.
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Pero la presencia china sigue creciendo. Los anuncios de inversión de ese país en 2023 fueron por $14.377 millones, consolidándose como el tercer mayor origen, señala la CEPAL. Estos estuvieron enfocados en los sectores de automotor y energías renovables y no renovables.
Para la CEPAL el papel de la IED de China “se mantiene reducido, lo que contrasta con la gran importancia de ese país en los flujos de comercio”.
Moody’s señala que el comercio entre América Latina y el país asiático creció a $469.000 millones en 2023, frente a los solo $30.000 millones de 20 años antes. “China es ahora el principal socio comercial de Sudamérica y una fuente importante de préstamos, particularmente en energía e infraestructura”, recalca.