La brecha entre el ingreso que reciben los hogares más ricos de América Latina y los más pobres se acortó entre 2002 y 2014. Sin embargo, en Costa Rica la desigualdad más bien aumentó en ese período.
La tendencia del país es confirmada por varios foros internacionales, como la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), en el informe sobre Costa Rica de febrero del 2016.
También lo señala la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en el Panorama Social de América Latina del 2015, y también lo indica el informe sobre el Estado de la Nación en su más reciente publicación.
“La desigualdad (en Costa Rica) ha aumentado desde mediados de la década de 1990 a niveles altos, según los estándares de la OCDE. Este es un claro contraste con muchas otras economías latinoamericanas, que recientemente han progresado de manera significativa en la reducción de la desigualdad y la pobreza”, señala la OCDE en su informe.
Para el 2015, según dicha organización, en Costa Rica el 10% de hogares con mayores recursos obtuvo 32 veces más que el ingreso promedio del 10% de los hogares que menos tienen. Esta es la brecha más alta entre todos los miembros de ese foro al que Costa Rica aspira entrar.
Por otra parte, en una comparación que realizó Cepal entre el 2010 y el 2014, destaca que en ese periodo solo en Venezuela, Costa Rica y muy levemente en Paraguay la desigualdad subió.
El informe indica que dicho indicador bajó en el resto de las naciones de la región.
La situación no varió mucho para Costa Rica en los años 2015 y 2016 . El coeficiente de Gini por hogar bajó un poco en el 2015, pero volvió a aumentar en el 2016, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Causas. Para Natalia Morales, investigadora del Programa Estado de la Nación, algunos factores que explican el aumento en la desigualdad en nuestro país son: la falta de mano de obra capacitada en algunos sectores productivos y el exceso de personas no calificadas disponibles en el mercado.
“También han incidido las bajas remuneraciones que perciben las mujeres que trabajan tiempos parciales, el estancamiento en los ingresos de las clases sociales más bajas, aunado a un crecimiento de los ingresos de las clases de profesionales y la clase alta”, comentó.
Entre tanto, Morales indicó que los principales aspectos que menciona la Cepal para explicar la mejora de los otros países son: la activación de políticas para mejorar los salarios mínimos, más empleos formales y la extensión de la cobertura contributiva de la seguridad social.
También destaca el aumento en la participación de las mujeres (que incrementa el número de personas que reciben ingresos por hogar) y mejor focalización de los programas sociales, a través de las transferencias monetarias hacia los hogares de menores ingresos.
Efecto salarial. Para Álvaro Santos Pereira, director del Departamento de Economía de la OCDE, uno de los factores que influye en el aumento de los recursos de las personas de más altos ingresos es el crecimiento en los salarios del sector público, en especial, en instituciones públicas fuera del Gobierno Central.
Según el director, Costa Rica es el país de la región que más paga en salarios en el sector público respecto a los ingresos por impuestos que el Gobierno es capaz de recaudar. A dicho indicador se le denomina “consumo salarial”.
Dicho factor, unido al incremento en la informalidad laboral, son los dos elementos que más han hecho aumentar la desigualdad en Costa Rica entre el 2010 y el 2015, según Santos.
“Las desigualdades ya son muy grandes y hay siempre riesgos sociales cuando las desigualdades se quedan demasiado elevadas. Por eso, se tiene que actuar en la parte de combate de la informalidad que es muy importante para disminuir la desigualdad y tornar los impuestos y las pensiones más eficientes”, comentó.
La informalidad se refiere a los trabajadores que no tienen garantías laborales, como seguro social, pensión, salarios mínimos, entre otros, lo cual afecta sus oportunidades y las de sus hogares.
Precisamente, el Banco Mundial elabora un índice de oportunidades humanas, basado en la premisa de que la desigualdad en los ingresos puede estar generada por diferentes decisiones que toman las personas, por su esfuerzo y su talento individual, pero son injustas cuando son generadas por las diferencias en las oportunidades.
“El debate no debería girar en torno a la igualdad (recompensas iguales para todos) sino en torno a la equidad (posibilidades iguales para todos)”, resume la entidad en su estudio “Midiendo la Desigualdad de Oportunidades en América Latina y el Caribe”, edición de una conferencia de octubre del 2008.
En el resultado del 2014 de este indicador, Costa Rica sale bien en América Latina, con acceso casi universal a la matrícula escolar, la electricidad, el teléfono celular, y con buen acceso a vivienda y al saneamiento.
No obstante, sale débil en cuanto a la oportunidad que tienen todos los niños de concluir la primaria completa.
Esta es una buena señal para reducir la desigualdad futura, pero para Santos también se deben corregir los factores que la provocan en la actualidad.