Una de las características del crecimiento económico en Costa Rica en los últimos años es la ampliación del dualismo entre el dinamismo de la “nueva economía” (empresas que operan bajo el régimen especial) y la “vieja economía” (las que trabajan en el régimen definitivo).
Según reporta este año el Informe Estado de la Nación 2020, desde finales de 2018 y durante la mayor parte de 2019 el régimen especial (actividades de esta “nueva economía” y que operan bajo el régimen de Zona Franca, Perfeccionamiento Activo y Devolutivo de Derechos) reportó tasas de crecimiento interanuales altas, de dos dígitos, que oscilaron entre el 10% y el 12%, muy por encima de las que ha experimentado el resto del parque productivo en los últimos veinte años.
Mientras que en ese mismo periodo el régimen definitivo (empresas que no están operando bajo ningún régimen especial, más asociadas a la “vieja economía”) mostró tasas bajas e, incluso, negativas (durante cinco meses) en la primera parte de 2019 y una leve recuperación en el segundo semestre del mismo año.
Los datos, luego del corte del informe, muestran que la producción de ambos regímenes cayó con la pandemia, pero el régimen especial se levanta más rápido y posiblemente el regreso de las operaciones de ensamble y prueba de chips de Intel le darán un mayor dinamismo en el 2021.
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“El mayor dinamismo del régimen especial tuvo un impacto moderado y no produjo un contagio sobre el resto de la economía; más bien, la tendencia estuvo determinada por el comportamiento que registra el régimen definitivo”, señala el Estado de la Nación.
¿Cómo sacar más provecho?
¿Cómo hacer para que el dinamismo del régimen especial impacte más al resto de la economía? El Programa Estado de la Nación siempre ha enfatizado en el camino de los encadenamientos productivos, que las empresas locales puedan venderle más a las extranjeras.
Según conocedores de este campo, para que eso sea realidad se requiere una política de desarrollo productivo que permita a las empresas locales trabajar mejor para poder proveer a las extranjeras.
¿Qué requieren las empresas locales para poder trabajar mejor? Los especialistas señalan temas como: tecnología, innovación, personal capacitado y simplificación de trámites.
“Elementos de política que contribuyen a este fortalecimiento (de las empresas locales) son la reforma del INA (Instituto Nacional de Aprendizaje) que permite ajustar su oferta al fortalecimiento de capacidades y el costo de la energía que haría a las empresas locales más competitivas. Además, una simplificación de trámites ayudaría a eliminar barreras y ampliar las compras locales y la integración entre las Zonas Francas y el país”, comentó Carlos Wong, presidente de la .Asociación de Empresas de Zonas Francas (Azofras).
Wong informó que actualmente cerca de 10.000 empresas costarricenses hacen transacciones con Zonas Francas y que las compras locales representan unos $2.300 millones anuales con tendencia al alza.
“Sectores dinámicos, como implementos médicos, han incrementado el valor agregado y tienen un gran potencial de aumentar las compras locales”, comentó Wong.
“En el caso de las multinacionales nosotros les tenemos una triada: Comex (Ministerio de Comercio Exterior), Procomer (Promotora del Comercio Exterior) y Cinde (Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo), que las apoyan (a las empresas del régimen especial) no solo cuando llegan al país, sino durante todo el tiempo que están con nosotros, no sufren problemas de tramitología, y cualquier problema que enfrenten rápidamente se les ayuda a solucionarlos. Ese trabajo que hace esa triada con las empresas extranjeras no lo tenemos ni en el Ministerio de Economía, ni en ninguna otra institución para que atienda al sector productivo nacional”, opinó Ricardo Monge, economista consultor de organismos internacionales y autor de varios textos sobre política comercial.
Marisol Guzmán, investigadora del Programa Estado de la Nación, también destacó la diferencia de la institucionalidad con la que se trabaja en cada uno.
“El MEIC (Ministerio de Economía) y el MAG (Ministerio de Agricultura y Ganadería), para la producción del régimen definitivo, más enfocada en mercados internos tiene rezagos importantes y es más dispersa. Una mejora o modernización institucional podría tener impactos positivos en este régimen”, indicó Guzmán.
Una herramienta que según Monge, puede utilizar Costa Rica es el desarrollo de clústeres que fortalecen las cadenas de valor.
Un clúster es un grupo de empresas e instituciones interrelacionadas y según Monge, se pueden realizar con empresas extranjeras y locales.
“En Costa Rica una política de ese tipo permitiría un acompañamiento a empresas locales y multinacionales para mejorar el entorno de las empresas domésticas, sus capacidades tecnológicas, y favorecer esa integración económica”, señaló Monge.
El nuevo ministro de Comercio Exterior, Andrés Valenciano, señaló tres vías para sacarle mayor provecho al dinamismo del régimen especial: desarrollar nuevos tratados y renovar los existentes, las políticas de desarrollo productivo y la mejora en la institucionalidad.
“Desarrollar nuevos tratados y renovar los tratados existentes para llegar a más mercados o consolidar las relaciones que ya tenemos, porque es importante para la atracción de inversión que sientan que Costa Rica sigue estando conectada a los mercados globales”, explicó el ministro.
Una política de desarrollo productivo, añadió el ministro, que permita coordinar el tema del financiamiento, del desarrollo del talento humano, de innovación, la inversión en ciencia y tecnología, entre otros.
El tercer gran eje, que es un habilitador del segundo es mejorar la institucionalidad con la hoja de ruta que nos da la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) con un enfoque de competitividad, inclusión y sostenibilidad.
Guzmán comentó que hay que recordar que el sector asociado al régimen especial sigue siendo relativamente pequeño, por lo que incluso teniendo ambos sectores (especial y definitivo) encadenados, no habría un gran impacto, pues el régimen definitivo sigue siendo el más amplio. No obstante, concuerda en que es posible sacar más provecho de la relación.
“Una forma de mejorar la relación entre estos dos tipos de sectores son políticas de fomento enfocadas en que, por ejemplo, los productos se lleven al nivel de estándar requerido por las empresas, o financiar más las actividades y empresas que sí lo hacen, para que puedan cubrir con esa demanda que por ahora está cubierta por insumos no locales”, dijo Guzmán.
En el estudio “Productividad e innovación en Costa Rica” del Banco Interamericano de Desarrollo, publicado este mes, Monge y otros autores indican que cuando las empresas locales logran encadenarse a las extranjeras hay un crecimiento de la productividad de las empresas proveedoras de entre un 6% y 9%.