El Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (Clacds) del Incae Business School estimó que Costa Rica requiere construir cerca de 32.000 viviendas nuevas para lograr que cada familia cuente con una vivienda individual, lo que se conoce como el déficit cuantitativo.
Además, cerca de 281.000 casas requieren reparaciones en su estructura o mejoras en el acceso a servicios públicos para brindar condiciones de vida digna a sus habitantes, lo que se conoce como déficit cualitativo.
Así lo señaló el Centro en un estudio sobre el estado de la vivienda en Centroamérica, publicado este martes 19 de junio.
Según el informe, en términos absolutos Costa Rica cuenta con el déficit total de menor magnitud en la región centroamericana.
A nuestro país le siguen Panamá, Honduras, El Salvador y Guatemala. La investigación no incluyó a Nicaragua.
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“En Centroamérica se estima que aproximadamente 1,25 millones de viviendas nuevas deben ser construidas, esta cifra indica que un 13,5% de los hogares centroamericanos no residen en una vivienda de forma independiente”, señala el estudio.
Entre las razones que podrían explicar un déficit de vivienda en Centroamérica está la precariedad de los presupuestos públicos centroamericanos que limita la capacidad de los gobiernos para desarrollar la infraestructura, señala el Centro, en un comunicado.
“Asimismo, la precariedad de la población misma excluye a una gran parte de los hogares de los esquemas tradicionales de financiamiento para construcción y mantenimiento y finalmente, un débil desempeño institucional o marco regulatorio que inhibe la inversión privada en vivienda”, añade el reporte.
Los servicios públicos también muestran grandes deficiencias por la baja inversión pública y la débil coordinación de los gobiernos.
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Según el comunicado, en el 2015 alrededor de un 30% de hogares en Guatemala carecían de una conexión adecuada de aguas servidas, cifra que se eleva alrededor del 50% en zonas rurales.
Aunque en países como El Salvador, Honduras y Panamá estos números no son tan alarmantes, sí existe un porcentaje importante, de alrededor del 25%, sin este servicio, lo que incide directamente en la salud de los habitantes y su calidad de vida.
El estudio fue desarrollado por Porfirio Guevara y Ronald Arce, de este centro de estudios, y bajo el auspicio de la organización no gubernamental global y sin fines de lucro Hábitat para la Humanidad.
“El principal problema es que el sistema de vivienda formal no da muestras de cerrar la brecha de oferta y demanda en el tiempo, en cantidad y calidad”, explicó Arce.
“Las nuevas técnicas de generación de datos, su uso creativo y un enfoque integrado por parte de los proveedores de vivienda, reguladores, académicos y gobiernos pueden contribuir a cerrar la brecha entre la creciente demanda en un entorno de limitación de recursos”, añadió Guevara.