El alto déficit fiscal que arrastra Costa Rica puede provocar que los mercados de crédito internacionales le cierren las puertas y obliguen a un ajuste financiero desordenado, que afectaría a los sectores más débiles.
Así lo advirtió Lorenzo Figliuoli, jefe de misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que visitó el país esta semana.
Él brindó, este viernes, una conferencia de prensa junto con Mario Garza, representante regional del FMI; Olivier Castro, presidente del Banco Central de Costa Rica, y Helio Fallas, ministro de Hacienda, entre otros.
Figliuoli explicó que cuando el déficit es tan grande y la deuda pública respecto a la producción crece tan rápido y excede niveles del 40% o 50% de la producción, aumentan los riesgos para la economía.
Para este año, el déficit del Gobierno Central (exceso de gastos sobre los ingresos que provienen, principalmente, de impuestos) alcanzará un 5,9% de la producción. Por su parte, el monto de la deuda del Gobierno respecto a la producción alcanzó en julio pasado, un 41,5%, y la de todo el sector público, 60,4%.
“¿Cuál es el peligro de no hacer el ajuste fiscal?
Para el delegado, es que los mercados se cierren y obliguen a hacer un ajuste de manera desordenada, demasiado abrupto y con urgencia.
“En esas condiciones, el ajuste fiscal no se hace bien diseñado, no se hace con gradualidad y tiene un impacto negativo sobre la economía y, sobre todo, en los sectores más débiles de la sociedad, los que menos se pueden defender cuando las cosas van mal”, advirtió.
Según Figliuoli, este riesgo sube con la posible alza de los intereses en Estados Unidos.
Hace un año, el emisario del FMI dijo que se requiere un ajuste equivalente al 3,75% de la producción, el cual debería hacerse, con 2,50% a través de aumentar la recaudación de impuestos y otro, 1,25% con medidas para bajar el gasto. Esta vez repitió la receta.
El exministro de Hacienda, Francisco de Paula Gutiérrez, consideró válidas las preocupaciones del jerarca del Fondo.
“Nos sentimos relativamente tranquilos con un déficit que rondará este año el 6% del PIB, en buena parte porque no estamos (todavía) viendo sus consecuencias plenas en la tasa de interés, aunque ya las sentimos en la apreciación cambiaria y en el crecimiento”, comentó Gutiérrez.
“Creo que no le estamos entrando al problema con la fuerza que se debe. Más que buscar financiamiento en China, para patear la bola un poco más, deberíamos estar negociando entre los diferentes grupos políticos para atacar los disparadores del gasto público y para viabilizar los nuevos tributos”, añadió.
La exviceministra de Hacienda, Edna Camacho, explicó que cuando un país alcanza un nivel de deuda que se considera insostenible, los inversionistas pueden perder confianza en la capacidad de pago del Gobierno.
“Desafortunadamente, esta desconfianza está relacionada con la confianza en el colón y por eso existe el riesgo de un ajuste desordenado en el mercado cambiario”, señaló.