El precio del dólar se mantendrá, en el 2024, en una fase tranquila, similar a lo que ocurrió durante gran parte del 2023. Esto se debe a que las condiciones que propiciaron una tendencia a la baja en el tipo de cambio seguirán presentes.
La abundancia de divisas se sostendrá gracias a la inversión extranjera, las exportaciones de bienes y servicios (incluido el turismo) y el endeudamiento externo recibido por el Gobierno Central, según afirmaron por separado Rodrigo Bolaños y Rodrigo Cubero, ambos expresidentes del Banco Central de Costa Rica (BCCR).
Hasta el momento, señalaron, no hay indicios que sugieran un cambio en estas variables. Una posible reversión podría surgir debido a los efectos adversos de conflictos bélicos, como los ocurridos en Oriente Medio y Ucrania, o por un aumento en el costo de las materias primas, especialmente el petróleo.
La apreciación del colón frente al dólar tiene consecuencias. El país pierde competitividad porque se vuelve más costoso para los turistas y las empresas o personas cuyos ingresos son en dólares.
Además, hay impactos en las tasas de interés. Se prevé una reducción en dólares debido a las decisiones de la Reserva Federal. Sin embargo, en colones se espera que el nivel se mantenga similar al 2023, ya que no se anticipan disminuciones aceleradas en la tasa de política monetaria (TPM) por parte del BCCR, a pesar de contar con espacio debido a la baja inflación, según destacaron los economistas José Luis Arce y Olman Segura.
La doralización de la cartera de crédito es otra secuela que empieza a mostrarse. Rocío Aguilar, jerarca de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef), dijo que esto es un riesgo futuro para deudores si se produce una apreciación de la divisa, pues la mayoría tiene ingresos en colones.
La primera semana del 2024 respalda las afirmaciones de los expertos consultados por La Nación. El tipo de cambio finalizó en ¢522,49 en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex), lo que significa una caída del 12% en comparación con los ¢593,93 de hace un año, según los datos del BCCR.
Muchos dólares
Rodrigo Bolaños, expresidente del Banco Central, comentó que la mayor cantidad de dólares se genera por aspectos estructurales de la economía a raíz de la política exitosa en atracción de inversión extranjera y de promoción de las exportaciones.
Las cifras respaldan su lectura. Las exportaciones de bienes fueron de $14.119 millones, entre enero y setiembre del año pasado, lo cual significa un incremento del 14%, frente a los $12.384 millones del 2022, muestran las estadísticas del ente emisor.
Mientras que las ventas de servicios (servicios empresariales, financieros y turismo) fueron de $10.756 millones, entre enero y setiembre del año pasado, frente a los $8.778 millones en el mismo plazo del 2022 lo cual significó un incremento del 20%, según el BCCR.
La información del ente emisor también refleja más inversión de empresas extranjeras. En los tres primeros trimestres del año pasado fue de $2.691 millones, es decir, 16% más frente a los $2.313 millones en el mismo periodo del 2022.
“Estamos inundados en dólares (...) Creo que ahora es algo más normal (el precio de la divisa) porque refleja el éxito hemos tenido como país. Cuando el tipo de cambio estuvo en casi ¢700, en el 2022, fue por factores externos”, dijo el exjerarca en referencia al precio de los hidrocarburos y la crisis de contenedores.
Bolaños subrayó que por el momento no hay indicios de que el valor de la divisa “dé la vuelta” y se eleve.
Los elementos que podrían revertir la tendencia actual son un incremento en commodities, en especial combustibles; un efecto adverso por las guerras o la salida de recursos al exterior por inversiones, en especial de las operadoras de pensiones complementarias (OPC), dijo Rodrigo Cubero, exjerarca del BCCR.
“El tipo de cambio se moverá en rangos relativamente estrechos. Si hay una presión al alza, el Banco Central estará más que dispuesto a evitar una depreciación muy fuerte del tipo de cambio y tiene las herramientas para hacerlo, mediante sus reservas”, consideró el economista.
El ente emisor finalizó el año pasado con un saldo de reservas internacionales de $13.218 millones, es decir, 54% más frente a los $8.550 millones del 2022.
Para José Luis Arce, expresidente del Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif), el escenario cambiario pinta a mucha estabilidad y, en algunos momentos, una apreciación del colón.
“Hay factores estructurales que influyen el tipo de cambio, como el valor de las exportaciones de bienes y servicios a raíz del nearshoring por el movimiento de la producción industrial fuera de China hacia México y nosotros”, comentó el economista.
El nearshoring es una tendencia que promueve la ubicación de operaciones extraterritoriales, principalmente las basadas en el continente asiático, más cerca de los establecimientos centrales de firmas estadounidenses. La medida se afianzó a raíz de los efectos generados por la pandemia y la crisis de los contenedores.
Las otras variables favorables a los flujos de divisas, durante el último año y que continuarán en 2024, son el turismo y el financiamiento externo del Gobierno.
La reactivación de la industria turística, tras los efectos de la crisis sanitaria del covid-19 provocaron un alza significativa de visitantes y de divisas.
Entre enero y setiembre del año pasado, los vacacionistas extranjeros dejaron en el país $3.238 millones, es el monto más elevado desde prepandemia cuando hubo ingresos de $2.981 millones en el mismo periodo del 2019, según el BCCR.
Para el 2024, la estimación del Instituto Costarricense de Turismo (ICT) es que la visitación turística crezca casi un 8%, dijo William Rodríguez, jerarca de la entidad, en diciembre anterior al hacer un balance del sector. La proyección es que, por vía aérea, ingresen 2,8 millones de personas.
Del lado gubernamental, el financiamiento externo del Gobierno continuará este año. El Ministerio de Hacienda tiene la opción de colocar $1.000 millones de eurobonos en el mercado internacional.
Además, en diciembre anterior, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó el desembolso de $771 millones. Los diputados aún deben aprobar el uso del dinero para que el Poder Ejecutivo.
“El financiamiento externo del Gobierno ha sido muy sustantivo (...) fue uno de los factores claves que impulsó el tipo de cambio a la baja, a partir del 2022, y que se mantuvo el año pasado”, destacó el economista.
Al cierre del 2018, en plena crisis fiscal, la deuda externa era de $6.300 millones y representaba el 20,2% del endeudamiento total. Mientras que, el año pasado, el saldo fue de $14.424 millones, con un peso relativo de 26,7%, según el Ministerio de Hacienda.
Efectos y riesgos
Una divisa con tendencia a la baja por tiempo prolongado tiene como efecto una pérdida de la sensación de riesgo cambiario. De esa forma se aplana el camino para un alza en la dolarización de la cartera de crédito de la banca.
A noviembre del 2023, el saldo de recursos prestados por la banca al sector privado fue de $13.284 millones con un crecimiento interanual del 9,5%, frente a los $12.128 millones en el mismo plazo del 2022.
En contraste, la cartera de crédito en colones tuvo un saldo de ¢10,5 billones a noviembre pasado, lo cual implicó un alza del 3,9% versus ¢10 billones del 2022, según los datos del BCCR.
Rocío Aguilar, de Sugef, reconoció que, hacia adelante, el mayor crédito en dólares puede convertirse en un reto para el sistema financiero.
El mayor nivel de las tasas de interés en colones, frente a las de dólares, también influyó con el alza del financiamiento en moneda extranjera.
Las tasas de los créditos en colones tuvieron un ascenso debido a que el BCCR incrementó de manera relevante la TPM, a partir del 2022, hasta ubicarla en el 9% para combatir la alta inflación que llegó al 12,13% en ese año.
Sin embargo, el ente emisor redujo su tasa al 6%, cuando los precios empezaron a reducirse, en noviembre anterior la variación interanual de precios fue del -1,64%; pero aún así no se prevé una disminución relevante de la TPM.
En contraste, la tasa de referencia interbancaria (TRI) en dólares y la estadounidense SOFR, usadas para créditos en el mercado local, están por debajo de dicho porcentaje. En la primera semana del 2024, la primera tasa estaba en 3,10%; y la segunda en 5,35% en el plazo a seis meses para ambas, muestran los datos del Banco Central y de la Cámara de Bancos.
El diferencial de tasas continuará porque se prevé que la Reserva Federal de Estados Unidos aplique nuevas reducciones a los intereses de referencia, actualmente entre 5,25% y el 5,50%, según afirmaron los miembros de dicho órgano en su reunión de diciembre anterior.
Olman Segura, director del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe) de la Universidad Nacional, consideró que el Banco Central actualmente tiene espacio para reducir la TPM por la contracción de la inflación. El índice de precios al consumidor (IPC) cerró con una variación interanual del -1,64% en noviembre pasado.
“Las tasas probablemente serán las mismas del 2023, o muy cercanas. No creo que la tasa de política monetaria baje de manera agresiva. Creo que debería bajar más rápido, pese a que genere inflación, dado el rezago de su efecto de hasta seis meses”, comentó Segura.
Otra de las consecuencias de la actual coyuntura del tipo de cambio es la afectación en la competitividad. Por ejemplo, las compañías multinacionales con operaciones en el país requieren de más dólares para pagar sus gastos (sueldos, cargas sociales y servicios) en colones.
“Quienes ofrecen turismo o un producto de exportación de menos valor agregado sí se ven afectados, pero no es un problema general. En este caso más bien se debe replantear lo que se está haciendo”, comentó el economista José Luis Arce.
Pero la situación también implica una rivalidad comercial para las empresas locales, pues los artículos importados se vuelven más atractivos para los consumidores, frente al bien producido en el país, destacó Rodrigo Cubero.