El G7 decidió aplicar “urgentemente” un tope a los precios del petróleo ruso y pidieron que una “amplia coalición” de naciones adopte esa compleja medida.
La decisión, que pretende ser un nuevo golpe al maná energético de Moscú, fue adoptada durante una cumbre virtual de ministros de Finanzas de los siete países de economías más avanzadas: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, Italia, Francia, Japón.
“El G7 ha superado una etapa esencial para realizar nuestro doble objetivo: ejercer una presión a la baja en los precios mundiales de la energía, privando a (Vladimir) Putin de ingresos para financiar su brutal guerra en Ucrania”, se congratuló la Secretaria estadounidense del Tesoro, Janet Yellen, este viernes 3 de setiembre.
Poco antes de la declaración del G7, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtió que la imposición de un tope a los precios del crudo ruso “conduciría a una desestabilización significativa de los mercados”.
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Con semejante “injerencia” en el mercado petrolero, “los consumidores europeos y estadounidenses serán los primeros en pagar” las consecuencias, advirtió el vice primer ministro ruso, Alexandre Novak.
El precio del crudo cerró, este viernes 2 de setiembre, en $93,02, el barril Brent, y en $86,87, en el WTI.
Mecanismo complejo
Pero la aplicación del mecanismo de tope a los precios del crudo ruso se anuncia compleja. “El límite de precios se fijará en un nivel basado en una serie de datos técnicos y será decidido por toda la coalición antes de su aplicación”, escribieron los países del G7.
Los precios decididos se comunicarán más adelante “públicamente de forma clara y transparente”, agregó.
En concreto, Rusia vendería su crudo a un precio inferior al actual del mercado, pero superior al de la producción, de modo que tendría interés en seguir vendiéndolo, sin cortar los suministros.
“El tope de precios está específicamente diseñado para reducir los ingresos de Rusia y su capacidad de financiar su guerra de agresión, al tiempo que limita el impacto de la guerra de Rusia en el mundo”, en particular en “los países de bajos ingresos”, sostuvo el G7 en su comunicado.
El reto es conseguir que se sume a la medida el mayor número posible de países, ya que el límite de precios solo funcionará si participan los principales compradores y en particular China e India, subrayan los expertos.
Con este objetivo, el G7 “invita a todos los países a dar su opinión sobre el concepto de tope a los precios, y a implementar esta importante medida” para crear “una amplia coalición” que permita maximizar el efecto de la medida.
Cita crucial
Las potencias occidentales intensifican las acciones contra Moscú desde que Rusia invadió Ucrania, a fines de febrero.
La cumbre del G20 de potencias industrializadas y emergentes, que se celebrará en Bali los 15 y 16 de noviembre, será una cita crucial en el intento de ampliar esa coalición.
Los dirigentes de los países del G7, bajo el impulso de Washington, trabajan desde fines de junio en elaborar mecanismos para implementar estos topes, apoyados en una prohibición a las aseguradoras y reaseguradoras de cubrir el transporte marítimo de petróleo ruso.
“Las compras de petróleo ruso sólo podrán acceder a estos servicios marítimos esenciales si el petróleo se vende por debajo del tope”, explicó Yellen a la cadena MSNBC, y añadió que el 90% de esos servicios los realizan empresas europeas.
Yellen espera que este mecanismo tenga efectos reales sobre la economía rusa. “Ya hemos empezado a ver el impacto del tope de precios a través de los apresurados intentos de Rusia de negociar intercambios bilaterales de petróleo con descuentos masivos”, dijo en un comunicado.
Este tope al crudo ruso puede asestar un nuevo golpe a la economía rusa, ya “sumida en una profunda recesión”, dijo el ministro británico de Hacienda, Nadhim Zahawi.
No obstante, la medida corre el riesgo de generar efectos colaterales en la economía mundial, advierte el think-tank Capital Economics.
El mecanismo “podría hacer subir más los precios mundiales de la energía”, advierte en una nota, aunque subraya que “el tope podría igualmente ser eficaz para reducir los ingresos fiscales del gobierno ruso”.