La producción del país ya no caerá este año un 5% como se había anunciado en julio pasado, sino que la contracción ocasionada por la pandemia será un poco menor, de 4,5%.
Además, para el 2021 la recuperación será levemente mayor a la esperada, de 2,6%, en lugar del 2,3% como se había estimado en julio.
Así lo anunció el Banco Central de Costa Rica (BCCR), este sábado 31 de octubre, al publicar el Informe de Política Monetaria.
Una caída menos profunda da esperanzas de que la recuperación económica sea más pronta y que los efectos en el desempleo y la pobreza sean menos dolorosos. Es también una señal de aliento para las empresas respecto a sus ventas.
“Se estima que en el segundo semestre de este año la actividad económica nacional dejaría atrás el mínimo alcanzado en el segundo trimestre del presente año (si bien todavía mantendría tasas de crecimiento interanual negativas) y tendría un desempeño mejor al anunciado en julio", indicó la entidad en un comunicado.
“No obstante, el desempeño económico ligeramente mejor al previsto no debe nublar la profunda dimensión económica y social de la crisis que atravesamos: la contracción económica en el 2020 será la segunda mayor desde 1950, año en que inician las estadísticas oficiales de cuentas nacionales”, señaló el BCCR.
Las consecuencias que ha dejado la emergencia sanitaria en el mercado laboral no tienen precedentes, de acuerdo con el Central y los más afectados por las medidas de contención han sido los trabajadores de actividades económicas, en las cuales no es posible aplicar el teletrabajo, así como los de baja calificación, mujeres y trabajadores de edad avanzada.
Factores que contribuyen
Según el comunicado oficial, los factores que contribuyen a que la situación sea menos mala son: en la parte externa una recuperación más rápida de lo previsto de la actividad económica mundial, las bajas tasas de interés internacionales y que los términos de intercambio (relación entre el precio de las exportaciones respecto al precio de las importaciones) se han mantenido favorables.
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A lo interno influye la menor caída estimada en manufactura, servicios empresariales e intermediación financiera y para el 2021 un comportamiento más favorable en las industrias de manufactura y construcción.
Estas proyecciones afrontan riesgos. Uno de ellos, en el contexto externo, se identifica con la trayectoria del crecimiento económico global, que podría ser mayor o menor al previsto, según evolucionen la pandemia y las medidas sanitarias.
A lo interno un deterioro de las finanzas públicas superior a lo previsto y la ausencia o insuficiencia de un acuerdo hacia el ajuste fiscal necesario; una reducción del ritmo de apertura de la economía y confinamientos parciales de la población por aumento en la tasa de contagio por la covid-19 y un incremento de las tensiones sociales.
¿Cómo valoran estas proyecciones otros economistas?
Norberto Zúñiga, economista de Ecoanálisis y de la Academia de Centroamérica, consideró que las proyecciones están basadas en factores sobre los cuales aún existe mucha incertidumbre.
“No existe aún una propuesta comprensiva para reducir el déficit fiscal y el crecimiento de la deuda, así como la posibilidad de alcanzar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional”, enfatizó Zúñiga.
Además, la estabilidad macroeconómica estará muy supeditada a la significativa cantidad de recursos externos esperados, sobre los cuales no hay mucha certeza.
Por su parte, José Luis Arce, director de FCS Capital, indicó que el proceso de apertura deberá significar una mejora en los niveles de actividad respecto de los mínimos de marzo y abril, pero advirtió de que esto no significa que la situación regrese a lo que era normal, en enero de este año.
“Simplemente lo que significa es que luego de la profunda caída provocada por las restricciones de movilidad necesarias para combatir al Sars-CoV-2, la economía ya ha empezado a crecer a un ritmo pausado pero que aún falta mucho para recuperar el terreno perdido”, subrayó Arce.
“A futuro, este proceso de recuperación va a depender, en primer lugar, de que las actividades económicas continúan su proceso de apertura, y además, del impacto de las cicatrices que esta crisis ha dejado en el mercado de trabajo y especialmente en la parte fiscal”, añadió.
Arce cree que la recuperación de la actividad económica va a tener dos implicaciones clave en los próximos meses: primero, se esperaría una mejora en el mercado de trabajo, aunque difícilmente se recuperará todo el empleo perdido durante esta crisis, y en segundo lugar, el retorno paulatino de los niveles de la actividad económica también contribuirá a que se recuperen parte de los ingresos tributarios perdidos por la crisis.
Mercado cambiario
Zúñiga añadió que le preocupan las presiones en el mercado cambiario, aumentadas en las últimas semanas, donde se ha requerido una importante intervención del Banco Central para evitar un mayor ajuste en el tipo de cambio.
A su juicio, la entidad podría requerir incrementar la tasa de política monetaria en vista de los mayores riesgos y expectativas de devaluación del colón.
Sobre este tema, el Central reseñó en el informe que el aumento en el precio del dólar obedece a factores estacionales y al menor ingreso de divisas por exportaciones debido a la crisis por la pandemia.
“En semanas recientes, la intensificación de presiones sobre el tipo de cambio sugiere que, a esos factores, se puede haber unido un cierto movimiento a la dolarización del ahorro como consecuencia de las preocupaciones y la incertidumbre por la situación fiscal”, aseveró el ente financiero.