La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) carece de un inventario de los datos que posee sobre la población asegurada, a nivel médico y financiero. De hecho, la institución cuenta con más de 180 diferentes aplicaciones tecnológicas dispersas, en muchos casos desconectadas entre sí, y sin responsables de garantizar la privacidad de la información de asegurados y patronos.
Así se desprende del informe Diagnóstico Preliminar del Sistema de Salud de la Caja, elaborado por el Banco Mundial, y que fue presentado a la Junta Directiva de la CCSS, el pasado 26 de setiembre.
Alexander Castiblanco, asesor en transformación digital y quien lideró el estudio en el organismo multilateral, señaló que el objetivo del análisis fue colaborar con la institución en el mapeo de los datos de salud y financieros; y la prestación de servicios.
“Entre las recomendaciones a la Caja está contar con un inventario de datos para gestionar y controlar la información dispersa en diferentes sistemas de la institución”, explicó este especialista del Banco Mundial, según consta en el acta 9368, de dicha sesión.
Castiblanco también resaltó la necesidad de que la entidad designe responsables de sus bases de datos para tener claridad de quién custodia la información privada de las personas. Además de contar con reglas claras sobre el consentimiento informado de los asegurados.
El diagnóstico reconoce que la CCSS registra algunos avances en su política de administración tecnológica, pero debe establecer estrategias de corto y mediano para la gestión y el uso de datos.
Marta Eugenia Esquivel Rodríguez, presidenta ejecutiva de la CCSS, aceptó que el manejo de información es un tema “de mucho temor” y la decisiones deben tomarse con mucho cuidado, según consta en el acta citada.
“Vamos tarde en el tema de los datos y esto (el diagnóstico) nos puede ayudar a sentar una estrategia adecuada (...). Crear una oficialía de protección de datos es elemental”, afirmó la jerarca.
La revisión de la estructura de información de la Caja la efectuó el Banco Mundial, entre abril y junio anterior, con el fin de brindar herramientas para el fortalecimiento de los sistemas tecnológicos de la entidad.
En el análisis se verificó el actual marco jurídico del manejo de datos personales de los asegurados, el uso transversal de las plataformas, su aplicación en los servicios de salud, en especial el Expediente Digital Único (EDUS), y su utilización a nivel financiero.
El área de tecnologías de la información es, dentro del presupuesto de servicios de la CCSS, uno de los rubros de mayor crecimiento. En el 2022, la entidad destinó ¢23.453 millones, pero cinco años antes fueron ¢9.925 millones.
Mientras que, para el 2024, la previsión de la entidad es que el presupuesto sea de ¢33.934 millones, de los cuales ¢24.000 millones son exclusivamente para la operación del EDUS, según la estimación presupuestaria para el próximo año.
La evaluación del Banco Mundial se expuso dos semanas después de que la Junta Directiva ordenara una investigación sobre la entrega que hizo la Gerencia Financiera al Banco Central de los salarios e identidad de 1,7 millones de trabajadores cotizantes, así como las cédulas jurídicas de las 75.498 empresas inscritas en la institución, el sector en el cual desempeñan su actividad, tipo de compañía y la cantidad de trabajadores.
El año pasado, entre mayo y agosto, la CCSS sufrió un hackeo en sus sistemas informáticos que afectó los servicios brindados a los asegurados.
Según un estudio efectuado por la entidad, el ciberataque tuvo un costo de ¢24.320 millones a raíz de reprogramar cirugías, citas y exámenes, reforzar la plataforma informática, pagar tiempo extraordinario y contratar personal sustituto.
Sistemas dispersos
Uno de los hallazgos del Banco Mundial fue que la Caja cuenta con más de 180 aplicaciones tecnológicas para procesos financieros y de atención médica de pacientes.
Sin embargo, la dificultad actual es que toda la información generada diariamente, por ejemplo la de centros médicos, no se integra de forma inmediata en la toma de decisiones a nivel financiero y médico.
Además, las plataformas tecnológicas carecen de uniformidad, pues algunas registran el año de nacimiento del asegurado con cuatro dígitos y otros con dos, lo cual dificulta el análisis de datos para la toma de decisiones.
Otra de las debilidades encontradas fue en la operativa del EDUS, pues los datos de los pacientes no están estandarizados, no se registra el expediente clínico ni el tratamiento asignado a la persona.
Las falencias en este sistema también fueron señaladas, en diciembre pasado, en un informe de Auditoría Interna que alertó sobre los problemas de seguridad de la plataforma.
“Existe decremento en la calidad, seguridad y manejo de los datos clínicos por parte de los aplicativos (...) así como corrección de datos y sistemas que comparten información con software contratado por terceros”, se detalló en el oficio ATIC-129-2022.
Para el directivo José Luis Loría, una de las prioridades de la institución es el resguardo de la información de los pacientes.
“Debemos garantizar y mostrar fortaleza en que los datos de las personas están seguros en la institución”, destacó el representante de los trabajadores en la Directiva, el pasado 26 de setiembre.
Brechas financieras
El diagnóstico del Banco Mundial señaló que la Gerencia Financiera no cuenta con las herramientas para conocer el costo real de los servicios médicos, o poder comparar la eficiencia entre centros médicos.
“Los hospitales tienen su información (de gastos), pero los datos que llegan a la Gerencia Financiera van agrupados, lo cual permite llevar un registro adecuado de los números, pero limita el análisis para la toma de decisiones”, explicó Alexander Castiblanco, asesor del organismo multilateral.
Gabriela Artavia, gerenta financiera de la CCSS, reconoció que el modelo de costos de la institución debe variar. Por ejemplo, mencionó que la construcción del presupuesto anual debe migrar a un modelo prospectivo, en vez de hacerse de manera histórica.
La funcionaria añadió que en el presupuesto del 2024, se hizo un primer plan piloto de planificación de gastos prospectivo en las ocho áreas de salud en la Región Huetar Norte y en los hospitales de San Carlos y Los Chiles.
El cambio principal fue que se introdujo un presupuesto per cápita que considera la cantidad de población que atienden las áreas de salud. Para los hospitales, se asoció la asignación de recursos al cumplimiento de indicadores de productividad, calidad y financieros.
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