Cientos de personas hicieron fila en los alrededores de los Museos del Banco Central para adquirir la nueva moneda coleccionable de ¢500 que conmemora el Bicentenario de la República de Costa Rica. La venta de la denominación especial, dirigida a aficionados a la numismática, se inició este martes 23 de noviembre.
La comercialización se hará solamente de forma presencial, lo cual generó la aglomeración de interesados en adquirir alguna de las dos piezas. Una tiene un precio de ¢25.000, de las cuales se acuñaron 5.000, pero se pusieron a la venta 1.000 ejemplares este martes, de las cuales se vendieron 515, explicó Dayanna González, jefa de Comunicación de los Museos del Banco Central.
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Esta moneda viene en una presentación de estuche con certificado numerado y tiene un acabado de color verde en el mapa del país y en la antorcha. Además, está hecha en una aleación de cobre y níquel en el núcleo; así como de cobre, zinc y níquel en el anillo. Dicha edición tiene un acabado proof o espejo, es decir, las dos caras están limpias, con brillo, sin manchas y con los relieves correctamente delineados.
La segunda edición que se puso a la venta fue la de calidad Flor de Cuño que está encapsulada y de las cuales se pusieron a disposición del público 998, de las cuales se vendieron 515, explicó González. Su costo es de ¢7.000.
Flor de Cuño se refiere las primeras piezas troqueladas por un cuño completamente nuevo, que todavía no se ha desgastado por el uso, así que se obtiene una acuñación muy nítida y detallada.
Los interesados pueden comprar solo un ejemplar de cada una de las monedas y deben presentar el documento de identificación. Si es menor de edad también debe portar el documento de identificación, de lo contrario no se le venderá, se indica en las instrucción de los Museos del Banco Central. El pago puede realizarse en efectivo, con tarjeta o mediante Sinpe Móvil.
Roberto Ramírez, vecino de Heredia, comentó que comenzó desde muy temprano a hacer fila para comprar la moneda de acuñado especial.
“Para obtener la moneda hice fila desde las siete de la mañana hasta las tres de la tarde. Estaba a 300 metros de la entrada (del Museo) y duré seis horas; lo lento es la fila. Pero una vez adentro fue rápido. La moneda está muy hermosa, sí valió la pena hacer la fila”, contó Ramírez.
El Banco Central liberó entre entidades financieras, el pasado 11 de noviembre, las primera 420.000 monedas de ¢500 conmemorativas del Bicentenario, pero en calidad que no es coleccionable. En total se mandaron a hacer cinco millones.
Colaboró el fotoperiodista Rafael Pacheco.