El régimen de pensiones del IVM entrará en una fase crítica a partir de 2035, cuando los ingresos por cotizaciones no serán suficientes para cubrir los egresos del fondo. Esta situación provocará el agotamiento de la reserva en 2047. En ese momento, según lo estipula la Constitución Política, el Estado deberá asumir el déficit financiero.
Tal deterioro del sistema se proyecta en la Valuación Actuarial del Seguro de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), con fecha al 31 de diciembre de 2022, elaborada por la Dirección Actuarial y Económica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), documento del cual tiene copia La Nación.
El informe propone diversas acciones para evitar ese escenario crítico, entre ellas un aumento escalonado en la cotización obrero-patronal y estatal, la eliminación del adelanto de jubilación para las mujeres, y que los jubilados asuman el costo del Seguro de Salud.
El estudio, presentado a la Junta Directiva de la Caja este jueves 12 de setiembre, describe tres etapas que reflejarán el estrés en la sostenibilidad y deterioro del régimen, el cual enfrenta un déficit actuarial de ¢74,6 billones.
Una vez que el sistema agote sus reservas, el artículo 177 de la Constitución ordena que el déficit deberá ser cubierto a través del Presupuesto Nacional.
“Si se produjere un déficit por insuficiencia de esas rentas (las de la Caja), el Estado lo asumirá, para lo cual el Poder Ejecutivo deberá incluir en su próximo proyecto de Presupuesto la partida respectiva que le determine como necesaria la citada Institución para cubrir la totalidad de las cuotas del Estado”, ordena la Constitución Política.
Los actuarios destacan que el objetivo es anticipar con suficiente tiempo los posibles desequilibrios, para así identificar las medidas necesarias que aseguren la sostenibilidad del régimen de pensiones más grande de Costa Rica.
“Los resultados mostrados en este documento no deben ser interpretados como predicciones, sino ser un referente, que bajo determinadas hipótesis va marcando y brindando información sobre las tendencias en el comportamiento de las principales variables y resultados”, indicaron los actuarios encargados del estudio.
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Hasta junio pasado, el IVM registraba 372.671 pensionados, además de 1.740.935 trabajadores y 77.752 patronos cotizantes, según datos de la CCSS, que administra el régimen.
Por medio del estudio actuarial se analiza la sostenibilidad financiera del fondo de pensiones, considerando diversos supuestos sobre ingresos, gastos y variables demográficas, entre otros factores.
Opciones de reforma
Entre las medidas para evitar el crítico escenario, el estudio propuso aumentar de manera escalonada la cotización obrero-patronal y estatal del 11,16% actual al 13,66% para el año 2038.
El Reglamento del IVM establece que la contribución llegará al 12,16% en el 2029, por lo que el ajuste propuesto implicaría un incremento adicional de 1,5 puntos porcentuales. El cambio permitiría que la reserva del fondo se agote en 2050, en lugar de 2047, como se prevé en el informe actual.
“(El ajuste) conduce evidentemente a una mejora en la adecuación de corto plazo principalmente para esa década y a un impacto en el largo plazo”, se explica en el estudio.
Además, se instó a retomar propuestas de sectores sociales y otros estudios actuariales. Una de ellas es eliminar el adelanto de jubilación para las mujeres, de manera que se retiren a los 65 años en lugar de los 63, edad que comenzó a aplicarse en enero pasado. Anteriormente, podían retirarse a los 60 años.
También se propuso que los jubilados asuman el pago del Seguro de Salud para recibir atención médica en la Caja, tal como lo hacen los pensionados del Poder Judicial y del Magisterio Nacional.
El fondo del IVM subsidia la contribución del 5% sobre el monto de pensión de cada beneficiario del sistema, que actualmente cuenta con 372.671 pensionados.
El estudio actuarial muestra que, para este año, la cuota ascenderá a ¢195.211 millones. Este monto aumentará en los próximos años conforme más personas se jubilen. Para ponerlo en perspectiva, la pensión mínima del IVM es actualmente de ¢153.192 al mes, lo que implicaría que cada persona debería aportar ¢7.659.
Etapas claves para el IVM
El momento crítico número 1 para el IVM, tal como se describe en el estudio, ocurrirá en 2035, cuando los ingresos por cotizaciones obrero-patronales y estatales serán insuficientes para cubrir los egresos del fondo, lo que obligará a utilizar los intereses generados por las inversiones de la reserva.
Para ese año, se proyecta que los aportes al sistema serán de ¢4.206.078 millones (¢4,20 billones), mientras que los gastos alcanzarán ¢4.247.895 millones (¢4,24 billones), generando un déficit de ¢41.816 millones entre ingresos y egresos. Para cumplir con las obligaciones, esta diferencia se cubrirá con los intereses generados por las inversiones de la reserva.
Los gastos del régimen se concentran principalmente en el pago de pensiones, los aguinaldos de los jubilados y el subsidio al Seguro de Salud para la atención médica de los beneficiarios.
“A partir del 2035, ante la necesidad de utilizar los intereses nuevamente, se va a provocar una desaceleración del crecimiento de la reserva y a su vez una menor cuantía en los ingresos por intereses, acompañado de la desaceleración de los ingresos por cuotas”, se explica en la valuación.
Para 2041, según las proyecciones del informe, se alcanzará el momento crítico número 2. En esta fase, los ingresos corrientes del IVM, es decir, las cotizaciones y los intereses, serán insuficientes para cubrir los egresos, lo que obligará a comenzar a utilizar la reserva.
En ese año, las contribuciones e intereses ascenderán a ¢7.007.749 millones (¢7 billones), mientras que los egresos serán de ¢7.267.886 millones (¢7,26 billones), lo que generará un déficit de ¢260.137 millones para el pago de pensiones, lo que obligará a recurrir a la reserva.
Finalmente, el momento crítico número 3 se proyecta para 2047. En esta etapa, los ingresos, junto con la reserva, serán insuficientes para cubrir los egresos, lo que llevará al agotamiento total de la reserva del IVM.
Para ese año, los ingresos totales del fondo y la reserva ascenderán a ¢10.636.540 millones (¢10,63 billones), mientras que los gastos se proyectan en ¢13.005.293 millones (¢13 billones), lo que generará un déficit de ¢2.368.753 millones (¢2,36 billones), según el estudio actuarial.
La valuación se realizó con datos al 31 de diciembre de 2022. La Dirección Actuarial hizo estimaciones para un periodo de 99 años, considerando una inflación anual del 4%, un incremento real de los salarios del 2% y un rendimiento real de las inversiones del 3,5%.
Si algunas de estas variables experimentan cambios significativos, explica el análisis, el agotamiento de la reserva podría adelantarse a 2044 o retrasarse hasta 2050.
Por ejemplo, las previsiones de la CCSS se basan en el supuesto de que el Estado cumplirá de manera total y oportuna con sus obligaciones. Si el gobierno transfiere menos fondos, como ha sucedido en los últimos años, la situación del fondo podría empeorar y el déficit incrementarse.
Las etapas previstas para el IVM son consecuencia del acelerado envejecimiento de la población, lo que afectará la relación entre cotizantes y jubilados del régimen.
Para 2024, se prevé que habrá cinco trabajadores por cada pensionado. Sin embargo, esa relación disminuirá hasta alcanzar 1,5 cotizantes por jubilado en 2070. “Indiscutiblemente ese comportamiento ejerce una fuerte presión sobre el gasto del seguro de IVM”, apuntó el estudio.