Entre marzo y noviembre el Banco Central utilizó cerca de $1.719 millones de sus reservas monetarias para evitar un incremento mayor al 10,4% (unos ¢60) que ha tenido en ese periodo el precio del dólar en colones.
No obstante, si la entidad sigue a ese ritmo, que implicó una caída de 20% en dichos recursos en ese periodo, podría comenzar a rozar niveles poco adecuados de reservas que ponen al país en una situación peligrosa.
La razón es que las reservas monetarias son como los ahorros que tiene una familia para hacerle frente a las emergencias, como una pérdida de empleo o una enfermedad de un miembro. La familia no puede gastar todos los ahorros en una sola emergencia porque luego no podría atender otras.
En el caso de las reservas monetarias netas del Banco Central, que suman al 6 de noviembre $6.754 millones, se definen como los activos, o tenencias, que posee la entidad en el exterior, por ejemplo, depósitos en bancos internacionales menos los pasivos (o deudas) de corto plazo también con el exterior, por ejemplo préstamos menores a un año.
Cubero detalló que entre los activos hay $1.000 millones que son un préstamo del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) que hay que empezar a pagar el año entrante y $2.400 millones corresponden al encaje mínimo legal de los bancos comerciales en el Banco Central, que son un 15% de los depósitos del público en los bancos que las entidades deben depositar en el Banco Central, y que por lo tanto se debe tener cautela en utilizar.
Según explicó el presidente del Banco Central, Rodrigo Cubero, hay varias medidas de cuánto es el mínimo de reservas que el Banco debería tener. La más conocida es que el monto cubra al menos tres meses de importaciones, que son los productos que los costarricenses compran en el exterior.
Así, en un caso extremo de que el país no pudiera vender nada en el exterior tendría recursos para mantener el consumo interno por al menos tres meses.
Según el informe de coyuntura económica del Banco Central a octubre, al cierre de setiembre el monto de las reservas del Banco Central cubrían seis meses de importaciones del régimen definitivo (que no son de Zona Franca).
Otro criterio es que el monto de las reservas cubra el 100% de los pagos de deuda externa de corto plazo, porcentaje que el país sobrepasa, según Cubero y la otra medida es que las reservas representen entre un 30% y 50% de los billetes y monedas en circulación, los depósitos en cuenta corriente y a plazo, margen dentro del cual se ubica Costa Rica según Cubero.
“La idea de usar esa métrica es ¿qué pasa si de un momento a otro toda la plata que hay circulando en una economía, en colones, en el caso de Costa Rica, de pronto quisiera convertirse a dólares?”, explicó Cubero.
Si el país continúa gastando las reservas al ritmo actual, podría caer por debajo de esas métricas y eso, según Cubero, pone al país en una zona peligrosa.
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Para el economista Dennis Meléndez, el margen que le queda al Banco Central para seguir tratando de parar la devaluación con sus reservas pareciera que es poco.
Recordó que cuando se solicitó el préstamo al FLAR, en el 2017, se justificó que se necesitaba contar con recursos de apoyo de balanza de pagos para poder realizar una devaluación ordenada y controlar cualquier ataque especulativo.
“O sea, para ese entonces, según esto, y las cifras que presentaron al FLAR, ya casi no había margen.”, comentó Meléndez.
Para el economista Luis Mesalles, es difícil decir un criterio técnico de hasta dónde se pueden seguir usando las reservas para suavizar el alza en el precio del dólar; sin embargo, entre más bajo caigan las reservas, más difícil le será al Banco Central controlar las alzas del tipo de cambio.
¿Qué hacer para frenar la caída en las reservas?
Para Meléndez y el economista Norberto Zúñiga para frenar la caída en las reservas se requiere restituir la confianza para que el público frene el cambio de ahorros de colones a dólares.
Para Zúñiga, la intervención del Banco Central con sus reservas sería efectiva si va acompañada de un paquete de medidas comprensivas y de fuerte impacto que rompa las expectativas.
“Por ejemplo, debería haber anuncios mayor control o reducción del gasto, más altas tasas de interés, alguna certeza de la aprobación del proyecto fiscal, mayores colocaciones del Gobierno en dólares, etc. En caso contrario, se estarían dilapidando las reservas monetarias, las cuales han disminuido significativamente y alcanzando niveles preocupantes”, dijo Zúñiga.
Para Meléndez, no es fácil restaurar la confianza y se puede tratar de controlar la liquidez (recursos que circulan en colones) con instrumentos como elevar las tasas de interés, subir los encajes o operaciones de mercado abierto (venta de bonos), pero estas medidas tardan un poco.
“Lo más importante, necesita que el Gobierno le devuelva puntualmente las letras del tesoro, que crearon un exceso de liquidez (que son parte de los colones que buscan ahorros en dólares)”, dijo Meléndez.
Las letras del tesoro es un préstamo que le hizo el Banco Central al Ministerio de Hacienda por ¢498.000 millones y que se debe pagar el 26 de diciembre del 2018.