Las personas y empresas efectuaron un fuerte traslado de su dinero a instrumentos de ahorro a corto plazo para enfrentar el actual contexto de incertidumbre económica de la pandemia del coronavirus.
A junio pasado, el saldo de recursos en cuenta corriente, en poder del público, y ahorro a la vista, ascendió a ¢12,12 billones, lo cual significó un incremento del 37,2% comparado con los ¢8,83 billones al mismo periodo del 2019.
Los ahorrantes comenzaron, desde finales del año pasado, a incrementar el saldo de dinero en instrumentos de mayor liquidez.
Sin embargo, el fenómeno se disparó en los últimos cuatro meses a raíz del impacto económico del covid-19, según el Comentario de la Economía Nacional N° 7, publicado este 2 de julio, por el Banco Central de Costa Rica (BCCR).
“La mayor preferencia por activos altamente líquidos se estima responde a motivos precautorios, para atender gastos no previstos en el contexto de la pandemia, así como las limitaciones que introducen las medidas de contención sanitaria”, enfatizó la institución monetaria.
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La distribución del Bono Proteger y el retiro del Fondo de Capitalización Laboral (FCL), para los trabajadores golpeados por la crisis del coronavirus, también favorecieron que se elevara la cantidad de dinero en poder de las personas.
Hasta el 24 de junio pasado, las operadoras de pensiones complementarias habían depositado a sus clientes ¢43.500 millones por concepto de reducción de jornada laboral, cese de trabajo o suspensión del contrato, según la Superintendencia de Pensiones (Supén).
En tanto que, a comienzo de junio, el Gobierno había depositado casi ¢65.000 millones a 533.000 beneficiarios del Bono Proteger, según el Ministerio de Trabajo.
Para el economista José Luis Arce las empresas, familias e inversionistas institucionales mantienen sus recursos en instrumentos muy líquidos para enfrentar las demandas de efectivo de la coyuntura, en un contexto de caída de ventas, ingresos y potenciales retiros.
“Este tema introduce varias complejidades, por una parte constituye una barrera a la posibilidad de los bancos de extender crédito y mayores complicaciones para su gestión de liquidez”, aseguró este economista, director de FCS Capital.
Asimismo, el BCCR destacó que la baja en las tasas de interés, tanto en colones como dólares, también han provocado que los ahorrantes mantengan su dinero en activos más líquidos.
Los datos de la entidad emisora muestran que, el saldo invertido a plazo, a junio pasado, fue de ¢7,79 billones lo cual significó una caída del 9%, respecto al mismo periodo del 2019, cuando ascendió a ¢8,57 billones.
“Si bien el premio por ahorrar en colones tendió a reducirse este año, en línea con las menores tasas en colones, se mantiene en terreno positivo”, se destaca en el análisis del ente emisor.
El premio por ahorrar en colones estaba entre el 4% y el 6%, según el plazo, a inicios del año pasado. Mientras que actualmente apenas supera el 1%.
Pese a dicha situación, el BCCR consideró que aún hay estímulo para colocar recursos en moneda nacional.
La disminución de los intereses pasivos en colones se originan en las significativas reducción de la tasa de política monetaria (TPM) por parte de la Junta Directiva del ente emisor.
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La TPM actualmente se ubica en 0,75%, su nivel más bajo en toda la historia, mientras que en los primeros meses del año pasado estaba en 5,25%.
El Banco Central disminuyó dicho indicador como parte de su política expansiva de estímulo del crédito en colones.
Arce estimó que las tasas comenzarán a ajustarse al alza conforme los bancos demanden financiamiento de mayor plazo y cuando el Gobierno recurra al mercado local para cubrir su déficit fiscal.
El especialista comentó que la actual situación significa un reto para el BCCR, pues mantener recursos en corto plazo, podría genera un desplazamiento a otras monedas e incluso a otros países en caso de incertidumbre.
Aunque dicha situación no se genera actualmente, destacó Arce, sí genera que se duerma “con un ojo abierto”, desde la banca comercial y el Banco Central.