El envejecimiento de la población ha generado un reto al país, pues la demanda de servicios públicos, como pensiones y salud, ya supera los aportes de los contribuyentes, lo cual se conoce como el “antibono fiscal”.
No obstante, por otro lado, Costa Rica tiene la posibilidad de aprovechar lo que se denomina el “bono de género”, que es la oportunidad de incorporar a más mujeres en el mercado laboral, lo cual permitiría que aumenten los aportes a la seguridad social.
“Si logramos aumentar la participación laboral femenina podemos dar un respiro al antibono fiscal que ya estamos viviendo, porque son mujeres que si estarían trabajando, y lo ideal es que sea en el sector formal, estarían aportando a la seguridad social, consumiendo más y pagando impuestos”, explicó Pamela Jiménez, investigadora del Programa Estado de la Nación.
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Jiménez participó, el martes 26 de marzo, en la conferencia “Oportunidades y retos del cambio demográfico” que realizaron el Programa Estado de la Nación, el Centro Centroamericano de Población de la Universidad de Costa Rica, y el Centro Latinoamericano de Demografía de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
En la actividad se presentó la actualización de los principales resultados del estudio “Cuentas Nacionales de Transferencia en Costa Rica 2013”, llevado a cabo por investigadores del Centro Centroamericano de Población, en el cual se describen las transferencias de recursos entre generaciones en el país.
¿Cómo aprovechar el bono de género?
Jiménez explicó que aprovechar el bono de género no es tarea sencilla, pues las mujeres topan con barreras para ingresar al mercado laboral.
La economista señaló tres tipos de barreras: de inserción (se refiere al ingreso a la población económicamente activa), de selección (de acceso al empleo) y de valoración (brecha salarial respecto a los hombres).
Por ejemplo, para el segundo trimestre del 2018, la tasa de participación laboral femenina (el porcentaje de mujeres que laboran respecto a las que tienen edad para poder hacerlo) era de 42,7%; mientras que la de los hombres era de 72,6%; la tasa de desempleo de 13,1% contra 8,6% en los varones y el ingreso promedio de ¢441.505, por debajo de los ¢502.251 de los hombres.
La investigadora añadió que las mujeres dedican más tiempo a labores domésticas y al cuido infantil y eso limita que se puedan dedicar más tiempo al mercado laboral.
“A veces el costo de pagarle a alguien por el cuido de hijos es similar al salario que perciben, por lo tanto prefieren no trabajar, de ahí la importancia de fomentar las redes de cuido”, explicó Jiménez.
Otras políticas públicas que pueden contribuir son: los programas de corresponsabilidad de las labores del hogar y en ello señaló la licencia de paternidad, la cual podría reducir el desbalance de las tareas domésticas.
Según ha demostrado el Programa Estado de la Nación, la incorporación de las mujeres al mercado laboral también es un instrumento importante para reducir la pobreza.
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Según una estimación realizada por el Programa, darle empleo a todas las mujeres en edad de trabajar reduciría la pobreza en nuestro país casi a la mitad.
Este martes 26 de marzo, la Cámara Costarricense Norteamericana de Comercio AmCham también realizó el Foro “Gestión para la Equidad de Género en el Ámbito Laboral”, con el fin de promover la participación laboral de las mujeres.
La actividad se realizó en el marco de la recién aprobada Ley 20.389 de Promoción de Igualdad Social de la Mujer y para la Protección de la Igualdad Salarial entre Hombres y Mujeres.
Esta norma crea una comisión interinstitucional cuyo fin es asegurar que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) incorpore un indicador de igualdad salarial que permita evaluar, de forma periódica, las razones de desigualdad entre hombres y mujeres y las medidas respectivas.