El Banco Central de Costa Rica y el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif) urgieron a la banca a elegir una tasa sustitutiva a la Libor porque el 50% del saldo de crédito en dólares, es decir, $6.165 millones (equivalente a ¢3,88 billones), se mantiene ligado a este interés de referencia, que dejará de calcularse a partir de junio del 2023.
Por tal razón, ambas instituciones pidieron a las entidades financieras tomar decisiones pronto y evitar riesgos como la incertidumbre jurídica para los deudores, errores operativos derivados de ajustes abruptos cerca de la fecha de discontinuación y la afectación reputacional. Máximo, porque el 90% de las operaciones en moneda extranjera vinculadas a este tasa vencerán después de junio del 2023.
Rodrigo Cubero, presidente del Banco Central, dijo que la discontinuación de la Libor debe ser atendida con la máxima prioridad. “Deberán ejecutarse prontamente acciones claras y técnicamente sustentadas para asegurar la continuidad en las operaciones vinculadas a esa tasa de referencia y dar certeza jurídica a todas las partes involucradas”, manifestó el jerarca, en un comunicado de prensa, este martes 30 de noviembre.
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La London InterBank Offered Rate (Libor) es calculada por la Autoridad de Conducta Financiera de Reino Unido y su discontinuación se fundamenta en que tiene límites para reflejar fielmente información de transacciones financieras, y su susceptibilidad a ser manipulada.
La publicación de esta tasa cesará a partir del 31 de diciembre del 2021, con excepción de las referencias en dólares para los plazos a un día, uno, tres, seis y 12 meses, las cuales se publicarán hasta el 30 de junio del 2023. Precisamente, las operaciones en moneda extranjera en Costa Rica utilizan como principal referencia la tasa a seis meses.
“En las siguientes semanas y durante el 2022, las autoridades financieras intensificarán el seguimiento y la supervisión al proceso de finalización de la Libor, con el propósito de velar por la solidez, la estabilidad y el normal funcionamiento del sistema financiero”, se detalló en un comunicado.
Ni el Banco Central ni el Conassif especificaron en su informe el grado de avance que las distintas entidades financieras llevan en este proceso.
María Isabel Cortés, directora ejecutiva de la Asociación Bancaria Costarricense (ABC), dijo que los bancos siguen un proceso ordenado de migración hacia una nueva tasa para operaciones en dólares, cuyo horizonte máximo es junio del 2023.
“Cada entidad ha decidido cómo hacer la transición y cuál tasa adoptar, con el común denominador de que deben cuidar la transparencia y el debido proceso operativo y de información con sus clientes”, aseguró Cortés.
Por su parte, Annabelle Ortega, directora ejecutiva de la Cámara de Bancos, explicó que desde el 2018 se empezó a coordinar con las autoridades reguladoras el proceso para la sustitución de la Libor. Añadió que, en el 2019, las instituciones bancarias y financieras empezaron a contactar a los clientes con créditos vinculados a esta tasa para explicar el proceso de sustitución.
“Las entidades han estado analizando los distintos índices existentes, a efecto de brindar a sus clientes aquellas alternativas que sean más adecuadas y no causen cambios sustanciales en los pagos que han venido haciendo en sus operaciones crediticias”, destacó Ortega.
En febrero pasado, el Banco Central y el Conassif informaron de que no van a dictar una tasa de uso obligatorio y dieron la libertad a la banca de elegir entre las tasas de interés existentes en el mercado internacional así como en Costa Rica.
Ambas autoridades instaron a las entidades financieras a establecer un proceso de transición para proteger a sus clientes. Además de definir fecha meta para migrar a la tasa sustituta de la Libor, dar prioridad a los ajustes de contratos, evaluar el impacto del cambio y comunicarlo a sus deudores.
“Se intensificará la supervisión para que los riesgos asociados a la discontinuación de la Libor sean gestionados de manera prudente y oportuna por parte de las entidades reguladas”, advirtió Alberto Dent, presidente del Conassif.
Los cambios en materia crediticia son especialmente sensibles para los deudores de la cartera en dólares. Hasta junio pasado, el 97% de las 2.335.710 operaciones de crédito en moneda extranjera, es decir, 2.283.756, estaban otorgadas a clientes con ingresos en colones. Solo el 3%, o sea 51.954 préstamos, se suscribieron con personas o empresas generadores de dólares, según datos de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).