Moody’s anunció, este miércoles 8 de diciembre, una mejora en la perspectiva de la calificación de riesgo de Costa Rica al pasarla de “negativa” a nivel “estable”, y reafirmó la nota actual de largo plazo en B2, a raíz de una reducción del déficit fiscal del Gobierno Central y la recuperación de la economía del país.
Por medio de un comunicado publicado en la tarde, la agencia estadounidense manifestó, además, que el acuerdo pactado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) apoyará la consolidación fiscal de Costa Rica durante la siguiente administración.
“La afirmación de las calificaciones B2 de Costa Rica considera los niveles de riqueza relativa del soberano y una economía dinámica, compensada por el aumento, durante la última década, de las principales métricas de deuda del Gobierno”, detalló la agencia en el comunicado.
Con esta decisión, Moody’s revierte la acción tomada el 2 de junio del 2020, cuando pasó la calificación de riesgo de Costa Rica a perspectiva negativa (desde estable), pero también mantuvo la nota en B2.
En ese momento, la medida se tomó con el argumento de las mayores necesidades de financiamiento del país a raíz del incremento del déficit fiscal y el endeudamiento público provocado por la crisis sanitaria.
Una perspectiva de calificación es una opinión respecto a la dirección probable de la calificación de un emisor en el mediano plazo.
Elian Villegas, ministro de Hacienda, expresó que el cambio de la perspectiva de la nota de riesgo va en beneficio del esfuerzo del país, máximo porque el ajuste fiscal se ejecuta en medio de una pandemia sanitaria.
“Hemos hecho un esfuerzo muy importante por llevar adelante un ajuste que, hasta el día de hoy, se ha basado fundamentalmente en la reducción del gasto público; hemos realizado un recorte importante del gasto. A la par de una gestión de la deuda que nos ha permitido reducir tasas de interés prácticamente a la mitad de lo que estaban hace 12 meses”, aseguró Villegas.
Rodrigo Cubero, presidente del Banco Central, destacó que la decisión de la agencia estadounidense brindará tranquilidad a los mercados y bajará los costos financieros del Gobierno.
“Moody’s tomó en cuenta el buen desempeño fiscal, significativamente mejor al proyectado al inicio de año, que refleja el estricto control del gasto y el aumento de los ingresos. La mayor recaudación es fruto de la recuperación económica y el rendimiento de las medidas tributarias de la reforma fiscal del 2018″, dijo el jerarca.
Cubero añadió que la continuidad del programa pactado con el FMI es clave para el país, por lo cual es necesaria la aprobación en el Congreso de los proyectos de ley enviados para mejorar la sostenibilidad fiscal.
Según la metodología de la agencia, esta calificación de riesgo B2 significa que las emisiones de Costa Rica son clasificadas como especulativas, y que el país es de alto riesgo crediticio.
Fundamento de decisión
La agencia explicó en su comunicado que, para este año, pronostica un déficit fiscal de 5,8% del producto interno bruto (PIB), lo cual significa una disminución de 2,3 puntos porcentuales (p. p.) del resultado financiero del 2020, que fue del 8,1% de la producción. Además, implicó una baja en las previsiones dadas por Moody’s a principios del 2021, que esperaba un déficit fiscal del 7% del PIB.
“Los menores déficits son el resultado de un crecimiento económico más rápido y mayores ingresos. Estas tendencias han apoyado una reducción en las necesidades generales de financiamiento del gobierno, lo que alivia las presiones de refinanciamiento”, destacó la agencia.
Para Moody’s es clave el respaldo del Gobierno y la aprobación en el Congreso de los proyectos pactados con el FMI, en marzo pasado, que darán acceso a un financiamiento por $1.778 millones en condiciones favorables de tasas de interés.
“El convenio con el Fondo permitirá un ajuste fiscal programado en el tiempo y no uno desordenado. Ya tuvimos un ajuste desordenado en 1981-82 que estalló y se debió reconstruir de cero”.
— Luis Liberman, economista y exvicepresidente
“El objetivo principal del programa es la consolidación fiscal gradual, apuntando a un superávit primario (ingresos menos gastos, sin contar intereses) del 1% para 2023. Si bien es probable que se produzca un deslizamiento, y Moody’s pronostica un resultado primario más pequeño pero positivo del 0,7% del PIB”, destacó la calificadora.
Además, recordó que los desembolsos de recursos dependerán del cumplimiento de las metas acordadas con el Fondo. La agencia estadounidense prevé que el próximo Gobierno, que asumirá en mayo del 2022, mantenga el programa de Servicio de Fondo Extendido con el organismo internacional.
En el plano económico, la calificadora espera un incremento de la producción del 5%, para este año, cuando en marzo del 2020 proyectaba apenas un crecimiento del 3% para 2021. En el 2022, espera un 4%.
Además, proyecta que la evolución será sólida a medida que la economía continúa en transición de las exportaciones agrícolas simples al turismo, la manufactura ligera y, más recientemente, la subcontratación comercial y las exportaciones de tecnología médica.
“El PIB per cápita de Costa Rica a $20.268, en el 2020, es más de cuatro veces la mediana de países con calificaciones similares y su economía de $64.000 millones también es más grande que sus pares calificados”, indicó.
La calificadora recordó que los retos para el país son reducir el alto endeudamiento del Gobierno Central, que es del 70% del PIB, así como la carga de los intereses de la deuda que consumen una tercera parte de los ingresos tributarios.
Paso positivo
Para los economistas Luis Liberman, Ronulfo Jiménez y José Luis Arce la decisión de la calificadora estadounidense es positiva porque la economía y la situación fiscal del Gobierno se ve mejor respecto al 2020.
Liberman, exvicepresidente y socio de Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa), dijo que el cambio en la perspectiva de la calificación ayudará a reducir el margen de los eurobonos costarricenses frente al bono del Tesoro de los Estados Unidos, y permitirá al Gobierno financiarse más barato en el mercado local.
“El convenio con el Fondo permitirá un ajuste fiscal programado en el tiempo y no uno desordenado. Ya tuvimos un ajuste desordenado en 1981-82 que estalló y se debió reconstruir de cero. Creo que es una buena noticia y el próximo Gobierno deberá continuar con el programa de cambios”, subrayó.
La próxima Administración que llegue a Casa Presidencial tendrá la opción de reevaluar detalles del pacto con el FMI, pero no de modificar las metas de disminución del déficit fiscal y el endeudamiento público, consideró José Luis Arce, director de FCS Capital.
“La decisión de Moody’s es positivo, tal vez no para hacer una fiesta, pero indica que se reconoce que el riesgo del shock pandémico, del año pasado, se disipó un poco. Quedan los riesgos estructurales y los asociados con las finanzas públicas, los cuales se reflejan en la calificación de B2. Para mejorar la nota se requerirá un esfuerzo mayor en los próximos 24 meses”, explicó el economista.
Arce añadió que avanzar en la aprobación de iniciativas como el proyecto de Ley Empleo Público es muy importante y fuera del país se espera. La iniciativa fue aprobada en primera votación este martes 7 de diciembre, en la Asamblea Legislativa.
“El primer debate es positivo. Todo mundo espera que se iba a enviar a la Sala IV, por lo cual afuera dan por un hecho que se aprueba en febrero o marzo. Ese es el consenso”, destacó.
Para el economista Ronulfo Jiménez un aspecto a favor del país, que se refleja en los indicadores económicos, es que la reforma fiscal del 2018 genera réditos mayores a los esperados en recaudación tributaria y contención del gasto público.
“La mejora de resultados fiscales ha tenido dos componentes. Primero, una mayor recaudación tributaria, en comparación con lo planeado con los cambios aprobados en el 2018. Entonces, debe verse si los mayores ingresos tributarios no esperados se mantendrá, para evaluar si es necesario pedirle al país más impuestos”, destacó.
Jiménez agregó que crear nuevos tributos, en medio de un proceso de salida de recesión económica puede ser negativo.