La inminente apertura para que los llamados nómadas digitales o teletrabajadores puedan estar en Costa Rica hasta por un año, crea una enorme expectativa en el sector turismo, pero igualmente reta la calidad de los servicios para visitantes de larga estancia.
Después de aprobado por los diputados en primer debate, el lunes 28 de junio, el proyecto de ley para atraer a trabajadores y prestadores remotos de servicios causa esperanza tanto para hoteleros como para otras áreas del turismo. El segundo debate está previsto para el 14 de julio próximo.
El plan pide como requisito a los teletrabajadores demostrar que tienen un ingreso mensual superior a los $3.000 (un poco más de ¢1,8 millones) en caso de venir solo y, si viene con familia, el monto sería de $4.000 (¢2,5 millones). También solicita una póliza de servicios médicos.
Transportes (como los rentistas de carros), restaurantes, operadores de tours, comunidades costeras y rurales, centros de cultura y otros servicios se verían beneficiados con el derrame de este nuevo tipo de visitante, coincidieron las directoras ejecutivas de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), Shirley Calvo, y de la Cámara Costarricense de Hoteles (CCH), Flora Ayub.
No obstante, al ser visitantes de larga estancia, pues el proyecto autoriza su permanencia por un año prorrogable por otro (actualmente son tres meses), necesitarán servicios ágiles, de alta calidad y adecuados a su condición, advirtió Alexandra Sánchez Monge, gerente de Operaciones de Inmobiliaria El Rincón.
Esa firma ofrece desde hace algún tiempo apartamentos en Playa Bejuco, en Parrita, con condiciones para teletrabajo, incluido un coworking space con todas las condiciones de tamaño, seguridad, silencio y otras. Hasta ahora, las personas o familias generalmente se hospedan por un mes.
Sánchez mencionó entre los servicios críticos para atender con éxito a estos turistas el de Internet, el de seguros médicos locales a precios accesibles y abiertos a la competencia, la cercanía o acceso fácil a alimentos de todo tipo, pero especialmente naturales, así como la facilidad para rentar carros también con tarifas accesibles, y la seguridad.
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Pero además buscarán sitios para diversión, parques nacionales, tours, otros atractivos turísticos, parques infantiles, parques comunales con acceso a Internet y otros, de cuya calidad dependerá que disfruten su estadía de un año. A esto se agrega temas relacionados con el bienestar, como yoga, senderismo, masajes terapéuticos y otros.
“La idea de nosotros es que quieran volver y ojalá por larga estancia; incluso podríamos aspirar a que se queden aquí permanentemente, pero requieren servicios con conceptualización diferente a los actuales en un esfuerzo conjunto del sector privado, el Gobierno las Municipalidades y las comunidades”, consideró la empresaria.
La empresa Airbnb, por su lado, resalta la gran ventana de oportunidad que representa la atracción de este tipo de turista de larga estancia. En una respuesta, esta firma aseguró que el 89% de los alojamientos afiliados a la plataforma en Costa Rica cuentan con WI-FI.
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Previsiones
Según Shirley Calvo de Canatur, es de esperar que se repitan, para este caso, el origen de los visitantes y los sitios de preferencia en Costa Rica que tiene el turismo tradicional de corta estancia.
Por lo tanto, serían mayormente visitantes de Estados Unidos, de Canadá y quizá de Europa, aunque hay apertura a todos los orígenes, y llegarían, principalmente, a comunidades costeras y de montaña, pero se promoverán otras, como las de turismo rural.
De acuerdo con Ayub, el sector hotelero apenas inicia la preparación de programas especiales para recibir a este nuevo tipo de visitantes. Resaltó que en esa estrategia existe la posibilidad de que el visitante y su familia se puedan movilizar por el país y no quedarse seis meses o un año en un mismo sitio.
En ese sentido, las empresas de hospedaje que tengan hoteles en varias zonas pueden ofrecer paquetes especiales con la movilización a esos sitios.
De nuevo, el gran problema es encontrar sitios o comunidades costeras y rurales donde la velocidad y calidad de las conexiones de Internet sean excelentes. “El lugar puede ser bellísimo, con paz y tranquilidad, incluso con buena infraestructura, pero si la conexión a Internet falla todos los días esa comunidad y el país van a perder competitividad en ese segmento”, recordó Sánchez.
Tadeo Morales, vicepresidente de Arenal Cámara de Turismo y Comercio, consideró que la zona norte del país, con centro en La Fortuna, tiene un gran potencial por varias razones.
Mencionó el servicio de Internet con fibra óptica, tanto desde el Caribe como desde el Pacífico; la existencia de servicios de todo tipo, la cercanía a playas y otros atractivos y la facilidad de accesos a la región.
Agregó que esa cámara está transformando la estrategia de promoción de la zona, incluyendo con prioridad el tema de los nómadas digitales, por lo cual la campaña incluirá las facilidades digitales, adicionalmente al turismo de aventura, el termalismo y el bienestar.
Por eso, los hoteles de dicha zona están diseñando tarifas a largo plazo que no tenían, mientras que también se promoverá la existencia de hospedajes en apartamentos y casas.
En el Caribe, en tanto, los empresarios afirman estar listos para esta nueva corriente. Los hoteleros, por ejemplo, están reacomodando lugares para oficinas de coworking space, explicó Frank León, tesorero de la Cámara de Comercio y Turismo del Caribe Sur.
Entre esas empresas León mencionó a Aguas Claras, Villas del Caribe, Caribe Le Camaleón y Banana Azul.
“Los nómadas digitales es un nuevo segmento de trabajadores que aportan un alto consumo en los lugares donde se desplazan ya que disponen de ingresos elevados. Ayudan a la economía en escala ya que requieren, de nuevos, servicios de calidad (fibra óptica, etc.) aumentando el empleo y los negocios en las zonas donde se localizan. También, promocionan el destino con sus publicaciones en redes y la misma red de contactos que usan”, declaró el dirigente del Caribe.
Advirtió, empero, de que tenemos una disfuncionalidad entre expectativa frente a la realidad, pues somos un paraíso que ofrece todas las condiciones que parecen requerir estos nómadas, pero la realidad es que somos un paraíso sin conectividad real. Esa inquietud, añadió, es la que se repite entre los afiliados a la cámara caribeña.