Costa Rica pagó $100 millones como aporte para capitalizar a la Corporación Andina de Fomento (CAF) y firmó el convenio de accionista, con lo cual cumplió los requisitos ante el organismo para acceder a un crédito por $500 millones.
“Costa Rica ya pagó el capital ($100 millones) y firmó el convenio de accionista. Esto se completó en el 2019. Ahora lo que toca es ir al congreso para solicitarles a los señores y señoras diputadas que aprueben el contrato de empréstito por $500 millones para apoyo presupuestal”, explicó el ministro de Hacienda, Rodrigo Chaves.
El ministro añadió que esperan hacer la petición a los diputados antes de junio del 2020.
La CAF es un banco de desarrollo constituido en 1970 y conformado por 19 países (17 de América Latina y el Caribe, España y Portugal) y 13 bancos privados de la región, según describe en su página web.
Costa Rica había presentado en junio del 2019 un proyecto de ley a la Asamblea Legislativa para solicitar un préstamo al organismo por $500 millones; sin embargo, para ello se requería hacer un aporte de capitalización para ser accionista y así tener derecho al crédito.
Por cada $100 millones que aporte el país puede solicitar créditos hasta por $1.000 millones.
Chaves explicó que los recursos del préstamo se destinarán a pagar deuda más cara y de corto plazo, lo cual le sirve al país para bajar el gasto excesivo que tiene en intereses, que para este año tiene presupuestado un monto equivalente al 5,1% por ciento de la producción.
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Estos recursos se unen a los $1.500 millones en eurobonos que contrató el Gobierno en el 2019 con inversionistas privados y los $350 millones con el Banco Interamericano de Desarrollo.
El Ministerio de Hacienda trabaja también en otro crédito con el Banco Mundial que oscila entre $250 millones y $500 millones. La variación del monto se daría si se hace en conjunto con otra entidad y se suma otra operación con la Agencia Francesa para el Desarrollo junto con el Banco Interamericano de Desarrollo, por $240 millones.
El acceso a financiamiento externo permite al Ministerio de Hacienda pagar tasas menores por sus préstamos y no presionar las tasas de interés internas, como ha sucedido en el pasado; sin embargo, abre una dificultad para la política económica, pues genera una abundancia de divisas que puede presionar a la baja el precio del dólar y con ello encarecer los bienes y servicios nacionales a los extranjeros.