La partida del mexicano Grupo Lala de Costa Rica llevó a develar choques comerciales y de inversiones entre los dos países, algunos de ellos de larga data pero que todavía resienten a los empresarios.
Los problemas saltaron a la luz ante la decisión de Lala, pese a que el comercio entre los dos países se ha sostenido en los últimos años. La balanza comercial es muy favorable a México, según las cifras obtenidas del portal estadístico de la Promotora del Comercio Exterior (Procomer).
En el 2019, Costa Rica exportó bienes a ese país por un valor de $235 millones e importó $1.092 millones. La tendencia se mantuvo en los primeros nueve meses de este 2020, pues los envíos costarricenses sumaron $218 millones y las compras $709 millones.
Del lado azteca recuerdan el bloqueo sanitario al aguacate Hass, vigente desde mayo del 2015, así como la intención de imponer fuertes normas al uso del gas, con un reglamento el año pasado, según denunció la Cámara de Industria y Comercio Costa Rica México (Cicomex).
A eso se unen atrasos de hasta cuatro años en solicitudes de permisos sanitarios para certificar plantas de alimentos en México, cuya intención es exportar a Costa Rica, señaló Santiago Aguilar, director ejecutivo de Cicomex.
El trato diferenciado en el sector de seguros es otro de los temas en discusión. Aquí se estima por parte de Cicomex un favorecimiento al estatal Instituto Nacional de Seguros (INS).
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Pero del lado costarricense también hay resentimientos.
Costa Rica no ha logrado vender ni un litro de leche en territorio mexicano, pese a que en la primera renegociacón del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre las dos naciones, firmada en enero de 1999, se incluyó una cuota anual, recordó Juan Rafael Lizano, exministro de Agricultura y Ganadería (MAG) y actual presidente de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA).
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Tampoco se ha logrado concretar esfuerzos para colocar dentro del territorio mexicano piña y plantas ornamentales cosechados en Costa Rica, recordó Lizano.
Apetito por reglamentación
Aguilar consideró que en los últimos años surgió en Costa Rica un apetito por la excesiva reglamentación. El ejemplo es el caso del gas, pues en agosto del 2019 se quiso imponer un reglamento de países con altos ingresos per capita, con 133 normas que complir para el uso de ese combustible.
En el tema del gas, continuó Aguilar, se está rechazando la certificación de los cilindros emitida en México, para obligar a traerlos de otros orígenes.
La distribución del gas en Costa Rica está en manos de inversionistas mexicanos.
El representante de los empresarios mexicanos aeguró también que en el caso específico de Lala, la empresa pidió desde el 2016 la cerritifación de sus plantas en México, a fin de exportar a Costa Rica. Pasaron cuatro años, Lala se va y el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) nunca fue a México a realizar las inspecciones.
Otras tres empresas, aseguró, solicitaron inspecciones al Senasa desde hace más de dos años, sin ningún resultado.
Aguilar se extrañó también porque el mismo día en el cual se anunció la exigencia de un seguro con inclusión de tratamientos para la covid-19, para la apertura los turistas internacionales, el estatal Instituto Nacional de Seguros (INS) ya tenia el producto diseñado y registrado.
¿Habrá un tratamiento diferenciado para la empresa estatal?, se preguntó. En el mercado, una de las aseguradoras es de capital mexicano.
Trabas insuperables
Frente a ese panorama, Lizano respondió que en México la exportación de productos agrícolas se ha encontrado con trabas que no se han logrado superar.
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De acuerdo con el dirigente del sector agrícola costarricense, el principal problema son los análisis de riesgo país.
Cada vez que se presenta uno para intentar vender un producto es rechazado por las autoridades mexicanas y, conforme con la reglamentación interna, deben transcurrir seis años para poder presentarlo de nuevo, aseguró Lizano.
En el TLC original entre Costa Rica y México, el vigente desde 1995, la leche y sus derivados quedaron excluidos. En la primera renegociación de ese tratado, que se firmó el 15 de enero de enero de 1999, se incluyó una cuota de 10 millones de litros anuales del alimento.
Luego de varios intentos y de presentación de requisitos, Costa Rica no logró posicionaar su producto en ninguna ciudad mexicana y prácticamene abandonó la idea, recordó Lizano, quien era ministro del MAG cuando se firmó el TLC original.
Al igual que la leche, la piña y las plantas ornamentales se han topado con requisitos de carácter sanitario y regulatorio (como las etiquetas) que hasta ahora no se lograron superar.