Londres. La primera ministra británica conservadora, Liz Truss, admitió este domingo que debió “preparar mejor el terreno” ante su decisión la semana pasada de bajar masivamente impuestos, lo que causó una ola de pánico en los mercados y el hundimiento de la libra.
Menos de un mes después de haber llegado a Downing Street, Truss insistió, sin embargo, en que el plan anunciado permitirá el retorno del crecimiento económico del Reino Unido, que enfrenta inflación sin precedentes y la amenaza de una recesión.
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“Mantengo la necesidad del plan que hemos anunciado, y mantengo que lo anunciáramos rápidamente ya que debíamos actuar, pero reconozco que debimos preparar mejor el terreno” afirmó la primera ministra a la BBC, mientras su Partido conservador celebra su conferencia anual en Birmingham. “Tenemos un plan claro para hacer frente al mismo tiempo a la crisis energética y a la inflación, y también para que crezca la economía y nos situemos en la buena vía ante el largo plazo”, agregó.
No solo la oposición, sino también la opinión pública e incluso diputados conservadores —en especial los que apoyaron al derrotado líder rival Rishi Sunak— expresaron su espanto ante las propuestas de reducir impuestos, formuladas por el ministro de Finanzas Kwasi Kwarteng al presentar un “mini-presupuesto”.
Los operadores de mercados, temerosos de que ello dispare la deuda del país, se estremecieron hundiendo la libra a su más bajo nivel histórico y disparando el tipo de interés del bono británico. “Desde luego que vamos a reducir la deuda a un cierto porcentaje del PIB a medio plazo, y tengo un plan para ello. Pero, no actuar habría sido un error” agregó Truss, sin dar más detalles sobre la forma en que procederá.
Al cabo de solamente tres semanas en Downing Street, Liz Truss es impopular entre los británicos, pues 51% de ellos consideran que debería dimitir, según un sondeo de YouGov. Y está muy lejos de suscitar la unanimidad en el seno de Partido conservador, donde su política presupuestaria suscita numerosas críticas.
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