La abundancia de dólares en Costa Rica tiene entre sus principales fuentes las mayores exportaciones de bienes y servicios, el turismo, la inversión extranjera directa (IED) y el mayor endeudamiento externo del Gobierno Central.
La explicación del peso de cada uno de estos elementos, así como las consecuencias para los hogares, empresas y la producción, fueron discutidos por cinco economistas en el foro organizado por La Nación ¿Qué pasa con el tipo de cambio? Efectos económicos para Costa Rica, transmitido este viernes 23 de febrero.
En la actividad participaron Dennis Meléndez, exregulador de Servicios Públicos; Daniel Ortiz, director de Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa); Víctor Umaña, especialista en temas de competitividad; Alonso Alfaro, economista jefe del Banco Central de Costa Rica (BCCR) y Jorge Guardia, miembro de la Junta Directiva del ente emisor. El foro fue moderado por Armando González, director de La Nación.
Los expositores brindaron sus argumentos para explicar por qué el tipo de cambio pasó de alcanzar un precio de ¢700, a mediados del 2022, a un nivel similar al de hace 14 años. El valor de la moneda estadounidense cerró en ¢516,93 en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex), este viernes.
Meléndez explicó que los flujos tan relevantes de dólares para el apoyo presupuestario del Gobierno causan una presión en el mercado cambiario.
“Pareciera que el Ministerio de Hacienda y el Banco Central no hicieron una planificación adecuada de cuál sería el flujo de divisas que iba a estar llegando al país (por endeudamiento)”, subrayó el economista.
Para Daniel Ortiz, director de Cefsa, el único cambio en la dinámica de ingresos de divisas por turismo, exportaciones e inversión extranjera, es el fuerte endeudamiento del Gobierno.
Ortiz recordó que, en solo un año, el Ministerio de Hacienda tuvo la autorización para emitir $3.000 millones en el extranjero, además de recibir los recursos de los préstamos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Guardia recalcó que si el Ejecutivo se endeuda en dólares y gasta las divisas en el mercado, el ente emisor no puede hacer nada porque la política fiscal la rige el Gobierno.
El directivo del emisor reprochó que al BCCR se le atribuyeran todos los males que pasan en la economía y las deficiencias productivas del país.
“La política monetaria del Banco Central va en la orientación correcta, de ir bajando las tasas de interés, pero tiene que ser prudente”, sostuvo Guardia.
Sobre el ritmo que lleva la disminución de la tasa de política monetaria (TPM), Daniel Ortiz comentó que el temor del ente emisor es una recomposición desordenada de los portafolios de inversión, es decir, que las personas pasen sus ahorros de colones a dólares.
“Con esta acción termina escogiendo indirectamente un objetivo cambiario. Un banco central no puede controlar el tipo de cambio, las tasas e inflación”, recalcó.
Cambio estructural
Alonso Alfaro, economista jefe del Banco Central no hizo referencia a los dólares de financiamiento del Gobierno, pero sí enfatizó que hay razones estructurales en la economía que explican la abundancia de divisas.
Él subrayó que Costa Rica enfrenta el éxito de su decisión de transformación productiva hacia un modelo exportador de bienes y servicios, que afianzan la atracción de inversión extranjera.
El funcionario criticó que las comparaciones del nivel de tipo de cambio se hagan respecto a los ¢700 por $1, momento más elevado de la divisa, pues una vez dada la corrección en el mercado cambiario, la variación interanual del precio es de menos del 10%.
“Vemos otras razones de la apreciación (del tipo de cambio) como el desempeño exportador, el turismo y la dinámica exportadora, en especial los servicios”, comentó el funcionario.
Para el economista Víctor Umaña, el actual nivel de la divisa tiene un impacto en la competitividad de Costa Rica y en la productividad de las empresas locales y multinacionales.
La apreciación del tipo de cambio, recalcó, pone en aprietos a las empresas extranjeras que necesitan más dólares para pagar sus costos, así como a las agroexportadoras localizadas en zonas fronterizas y costas.
“El capital humano del país es determinante para la atracción de inversión, pero todo tiene un límite, los costos al alza pone a los inversionistas a pensar. El peligro más acentuado es en las empresas de servicios, moverse les resulta más fácil, solo requieren una oficina”, apuntó Umaña.
El especialista recordó que Costa Rica no está sola, sino que compite con Colombia y México en servicios, así como con Guatemala y Honduras en el sector agrícola.